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Patricio Martínez explica debacle

Enemigos internos hundieron al PRI

Lo más penoso es el rechazo a lo que huela a priísmo, dice

 
Periódico La Jornada
Domingo 8 de julio de 2018, p. 6

Al Partido Revolucionario Institucional (PRI) no lo mandó al tercer lugar Andrés Manuel López Obrador, lo destruyeron los malos gobiernos que encabezó, la corrupción, el estar sometido a los caprichos de una camarilla que se apoderó del partido y los egresados de grandes universidades extranjeras que jamás pisaron una banqueta, jamás tocaron una puerta para hablar con el elector y, con humildad, pedirle su voto.

El diagnóstico es del senador priísta Patricio Martínez, para quien el PRI fue totalmente hundido por sus enemigos internos, quienes convocaron a la asamblea en que se reformaron los estatutos para aceptar candidatos externos. Fue el inicio de la derrota y una clara muestra de un partido sometido a las ocurrencias de un grupo de intelectuales que no sabía ni remotamente lo que era el Revolucionario Institucional.

La debacle priísta se explica, en parte, dijo, con sólo señalar que el candidato a la Presidencia de la República, su vocero y el dirigente del Comité Ejecutivo Nacional partidista no son del PRI.

Martínez, quien ha sido gobernador de Chihuahua, presidente municipal y legislador federal, insistió en que los buenos gobiernos dan buenos resultados electorales y que los malos no son sólo los que incurren en una mala calificación en una área o en otra, sino los que son descalificados por el pueblo.

Y el gobierno de Enrique Peña Nieto de forma sistemática obtuvo bajas evaluaciones y a pesar de eso no se hizo ningún cambio.

Perdió la tropa y la mística

Se pretendió que el problema electoral se podría resolver con una operación política final, lo cual fue imposible porque para entonces el partido ya no tenía tropa ni mística. No había forma de enfrentar el alud de votos que finalmente sepultó al partido por su equivocada forma de hacer política.

El PRI, recalcó, nunca tuvo independencia, su capacidad de manejo estuvo sometida a la designios que provenían de algunas áreas del Ejecutivo, puso como ejemplo el aumento a la gasolina, donde apenas media hora después del anuncio, el entonces dirigente del PRI, Enrique Ochoa Reza, salió a avalar la decisión y señalar que era correcta, pese a que representaba un perjuicio para la ciudadanía.

El senador por Chihuahua recordó que él se pronunció contra ese aumento, pero nunca fue escuchado, tampoco sus iniciativas para aumentar el salario o sus señalamientos sobre las irregularidades cometidas en salud, educación y en comunicaciones y transportes.

La corrupción envió al PRI a la lona, recalcó. En el sexenio se vio llegar oleadas de políticos y de burócratas, que en su mayoría entraron al sector público para asaltar las arcas públicas y enriquecerse sin límite, de manera insaciable.

Claro que la corrupción, claro que la inseguridad y el mal manejo partidista fueron una mezcla destructiva para el PRI, como lo habrían sido para cualquier partido.

Por ello, señaló, no le sorprendió el triunfo de López Obrador, que se veía llegar desde hace meses. El PRI es un triste espectáculo de derrota, pero lo más penoso es el rechazo de la población a todo a lo que huela a priísmo.