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TLCAN: Las Golondrinas// Necesario voltear al sur

A

l Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) sólo falta cantarle Las Golondrinas y, en consecuencia, el gobierno mexicano voltear al sur (como debió ser originalmente, en lugar de aferrarse al mítico norte) para negociar la creación de un bloque comercial latinoamericano.

Terminó en pesadilla el sueño de ingresar al primer mundo (así fuera por el simple discurso reiterado), porque para México el TLCAN (también yo estoy en la región perdida, ¡oh, cielo santo!, y sin poder volar) no generó crecimiento económico ni mucho menos desarrollo. Los beneficios de esta república maquiladora se concentraron en unas cuantas empresas, trasnacionales la mayoría de ellas, y lo demás siempre fue un cuento de hadas. Y la puntilla la puso el salvaje que se instaló en la Casa Blanca.

Ante tal panorama, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) subraya que el comercio intrarregional ofrece un gran potencial para las exportaciones de manufacturas y, en general, de productos de mayor elaboración. Esto pone de relieve la urgencia de profundizar la integración regional, más si se considera el giro de la política comercial de Estados Unidos; la suscripción de un acuerdo comercial de alcance regional traería aparejadas importantes ganancias.

Trump ha imprimido mayor incertidumbre a una gobernanza del comercio mundial que ya se encontraba en plena redefinición, subraya la Cepal, y la nueva política comercial que enarbola se caracteriza por una retórica abiertamente proteccionista, un giro del multilateralismo al bilateralismo, un enfoque en la reducción de los déficits comerciales y los esfuerzos por lograr una relocalización de industrias y empleos.

En el escenario de término del TLCAN, estima la Cepal, los efectos sobre las importaciones mexicanas desde Estados Unidos muestran la intensidad de la caída esperada para México por el lado de las importaciones. Tal escenario revela el enorme potencial que otorga al resto de la región un gran mercado como el mexicano, especialmente en los sectores agrícola, ganadero, agroindustrial y automotor.

Sólo en el sector agroindustrial, la cuota de mercado de Estados Unidos en las importaciones totales de México se reduciría de 70 a 49 por ciento, abriéndose un gran espacio a las ventas desde América del Sur, principalmente desde Brasil, Colombia y Argentina. Asimismo, las importaciones mexicanas desde la Unión Europea, China y el resto de Asia tendrían espacio para aumentar.

Las exportaciones totales de México a Estados Unidos caerían 8 por ciento en el escenariode término del TLCAN, mientras los envíos de automotores, textiles, confecciones, calzado y productos agroindustriales tendrían caídas de dos dígitos. En dicho escenario las exportaciones mexicanas a América Latina y el Caribe aumentarían 6.3 por ciento, principalmente en los sectores automotor, de maquinarias, equipos y agroindustrial.

En 2016 apenas 9 por ciento de las importaciones agropecuarias mexicanas provino de América Latina y el Caribe; en cambio, 70 por ciento llegaron de Estados Unidos. Esto se debe en gran medida a su proximidad geográfica, pero también incide el acceso libre de aranceles del que goza casi toda la oferta exportadora agropecuaria estadunidense en el marco del TLCAN. Por el contrario, dentro de la región, sólo los socios de México en la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia y el Perú) y en Centroamérica disponen de niveles elevados de acceso preferencial de su oferta agropecuaria al mercado mexicano.

En la incertidumbre por la decisión estadunidense de renegociar el TLCAN, resulta imperativo que México diversifique sus mercados de exportación y sus proveedores. Nuevos acuerdos comerciales contribuirían a reducir la elevada dependencia mexicana de Estados Unidos, al tiempo que generarían atractivas oportunidades de exportación para la región.

Las rebanadas del pastel

Tranquilos, que ya falta menos.