Opinión
Ver día anteriorLunes 18 de junio de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Cosas de futbol

Milagro en Rusia

E

n una actuación futbolera digna de Ripley, el Tri se disfrazó de Alemania y dejó a la vigente campeona del Mundo pasmada y planchada sobre un terreno de juego tan verde como las playeras de la Selección dirigida por el discutido Juan Carlos Osorio. Jugadores y entrenador serán ensalzados y colocados en las nubes, por lo menos hasta el próximo partido. Todo dependerá del resultado. En estos casos de la gloria al infierno hay un pasito.

Hirving Lozano, el demonio que triunfó esta temporada en Holanda, puso la primera piedra en el minuto 34 del primer tiempo. La jugó como los grandes y remató como un killer. Todos los jugadores salieron a la cancha para cumplir a rajatabla con la pizarra de Osorio, convencidos de que eran, por lo menos, iguales a sus rivales. La victoria sabe a gloria en un México atribulado por la violencia y también por una campaña electoral sobrada de mentiras y mentadas de madre y huérfana de propuestas reales y creíbles. Una contienda electoral marcada también por las borrosas figuras y actitudes de las autoridades electorales.

Lo bueno hay que gozarlo mientras dure. No faltarán los especialistas que copan pantallas y micrófonos que venderán ahora la quimera de que, jugando así, el Tri puede llegar a la final de Rusia 2018. Ayer quemaban en leña verde al colombiano Osorio y a los jugadores que tuvieron la ocurrencia de participar en una pachanga donde, ¡oh! qué horror, participaron mujeres de dudosa reputación. Todo eso no tiene hoy la menor importancia.

Durante el primer tiempo nadie desentonó en un Tri convertido en una suerte de filarmónica de Ber lín dirigida por Von Karajan. Fue un equipo acordeón que lo mismo atacaba que se replegaba con una armonía envidiable. Tuvieron el balón menos que Alemania durante todo el partido pero aún así generaron más peligro que los germanos, a quienes se veía incrédulos ante lo que pasaba en la cancha.

El trabajo de Herrera y Layún fue de matrícula de honor, pero realmente todos los jugadores se transformaron para, durante 93 minutos, dejar de ser ratones verdes para convertirse en leones hambrientos de victoria.

Así es el futbol, como la vida misma que te da y te quita.