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En 30 mil años la Tierra se recuperó del impacto del meteoro en Chicxulub
 
Periódico La Jornada
Miércoles 13 de junio de 2018, p. 7

Como se ha difundido, hace 66 millones de años un meteoro cambió la historia del planeta: extinguió 76 por ciento de la vida en la Tierra, incluidos los dinosaurios.

Pero según 32 científicos de 17 países, encabezado por Jaime Urrutia Fucugauchi, del Instituto de Geofísica (IGf), de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), tras el impacto del meteorito en Chicxulub, Yucatán, la vida se recuperó en alrededor de 30 mil años, más rápido de lo previsto, en tiempos geológicos. El hallazgo será publicado por la revista Nature.

Urrutia, también miembro de la Junta de Gobierno de la UNAM y de El Colegio Nacional, explicó ayer en una conferencia que el cráter Chicxulub se formó en un tiempo muy corto: en tres segundos el agujero tenía más de 10 kilómetros de profundidad, y en cinco segundos perforó la corteza terrestre 25 kilómetros. En ese lapso se eyectaron grandes volúmenes de material y se formó una cavidad transitoria, que duró pocos instantes.

En la etapa final, se crearon las estructuras centrales y las cadenas montañosas, es decir, el anillo de picos, como los que hay en los cráteres de la Luna, detalló.

En el auditorio Tlayolotl del IGf, Urrutia expuso que el impacto provocó muy altas temperaturas, mucho polvo, que bloqueó la radiación solar, y la eyección de grandes cantidades de dióxido de carbono y de vapor de agua.

Ligia Pérez Cruz, también del IGf y parte del equipo, dijo que se usaron tres indicadores biológicos para investigar cómo se recuperó la vida: foraminíferos planctónicos, nanoplancton calcáreo e icnofósiles.

La también titular de la Coordinación de Plataformas Oceanográficas de la UNAM, señaló que los foraminíferos son microorganismos que viven en los primeros 100 metros de la columna de agua y son del tamaño de un granito de arena; el nanoplancton está formado por nanoalgas marinas de dos a 20 micras, y los icnofósiles son estructuras animales fósiles que reflejan la forma de un organismo.

Durante la extinción masiva del Cretácico Paleógeno, precisó, se perdió 76 por ciento de las especies terrestres, y más de 90 de las marinas, así que encontrar evidencias de ellas en las rocas es muy importante para hacer reconstrucciones.

La recuperación de la vida 30 mil años después de la caída del meteorito era algo que no se esperaba, porque en el sitio de impacto, y hasta 2 mil metros a la redonda, la vida prácticamente se esfumó.