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FelYMarCo: trabajo sucio // Ayudar a Meade contra Anaya // Desbarrancar al panista // Diego, iracundia y orates

E

rnesto Javier Cordero Arroyo se hizo de la presidencia del senado el primero de septiembre del año pasado, merced a una infame alianza práctica del calderonismo (que aún se aferraba a la aventura, luego naufragante, de Margarita Zavala Gómez del Campo) con el priísmo peñista.

La imposición de Cordero no fue apoyada por 33 de los 38 senadores del partido de blanco y azul. En favor del golpe corderista estuvieron, desde luego, Javier Lozano Alarcón (quien luego brincaría a la vocería de José Antonio Meade), Roberto Gil Zuarth (quien después obtendría licencia para dejar la senaduría), Jorge Luis Lavalle y Salvador Vega (https://goo.gl/ZoiJpE ). El calderonismo, sin atenuantes.

Ayer siguió el juego de entendidos entre ese grupo sin futuro en Acción Nacional, cuando acudió a la Procuraduría General de la República el mismo Cordero a denunciar a su presunto compañero de partido Ricardo Anaya Cortés (a propósito de esas candidaturas, Felipe Calderón no pudo habilitar a Cordero para la sucesión presidencial, pues en las elecciones internas del PAN el delfín ovejuno, que había dejado la Secretaría de Hacienda, fue derrotado por Josefina Vázquez Mota).

Es una auténtica jugada sucia la maquinación de Enrique (Peña Nieto), Felipe y Margarita, ejecutada por Cordero, actuario del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), nacido 50 años atrás en Ciudad de México. A un día del debate, ya en la definitoria hora política del vulgar ladrón (como calificó a Anaya el abanderado del PRI, José Antonio Meade, clasificado a la vez por Anaya como mosquita muerta), Cordero (es decir, FelYMarCo) se presta para ser el instrumento de denuncia contra el panista al que pretenderán desbarrancar esta noche de martes en Mérida, acaso con algún tipo de citatorio o implicación judicial respecto al caso de la nave industrial queretana y las decenas de millones de lavados pesos que le significaron al entrampado Anaya.

En realidad, la alianza Peña-FelYMarCo ni siquiera presentó novedades en la PGR: Cordero reconoció que su excitación a la PGR para que actúe contra Anaya y conexos se sustenta en que hay evidencia periodística de que hay una discrepancia muy importante entre los ingresos reportados y el patrimonio de Ricardo Anaya y su familia. Creo que ya hay demasiada evidencia que no se puede soslayar.

A partir de esa denuncia aventurera, Meade y el PRI tendrán en la capital de Yucatán la oportunidad de restregar en la cara al robótico Anaya los señalamientos de uno de sus presuntos correligionarios en una red y en un esquema de lavado de dinero y de tráfico de influencias. En esta columna se ha sostenido que hay suficientes indicios de comportamiento delictivo en las andanzas inmobiliarias del empresario Manuel Barreiro y el ahora candidato Anaya, pero no son vocaciones quijotescas de justicia las que animan a Cordero y compañía, sino una estratagema de Estado que busca desbancar a Anaya del segundo lugar de la contienda presidencial, para aupar al tecnócrata cuasi priísta, Meade, en ese segundo escalón para desde ahí intentar el golpe final, fraudulento, contra López Obrador.

Y, rayando en la desesperación, el rey del tráfico de influencias judiciales, Diego Fernández de Cevallos, dijo ayer en entrevista de radio con Fernanda Familiar: Lo cierto es que, para nosotros, cualquier opción será mejor, o menos mala, que entregar el país a un orate, a un enfermo, a un sicópata, a un iluminado, a alguien que se le tiene que tratar como dios porque los demás son súbditos. Además, el colérico asociado político a Carlos Salinas de Gortari aceptó que no descarta ningún tipo de acuerdo (con otro candidato, que no podría ser sino Antonio Meade: acotación metiche de Astillero), para evitar que al multiadjetival López Obrador se le entregue el país. Así lo dijo: Si esto es pactar con el PRI, o con el gobierno, para que no llegue López Obrador, habrá que ver.

Twitter: @julioastillero

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