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Iris 100, Tambuco
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Integrantes del ensamble de percusiones TambucoFoto Juan Arturo Brennan
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l pasado fin de semana, el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris conmemoró sus primeros cien años de vida con una trilogía de conciertos diversos, el último de los cuales tuvo como celebrantes a los miembros del excelente cuarteto de percusiones Tambuco, la mezzosoprano húngara Katalin Károlyi y el compositor y pianista mexicano Héctor Infanzón. El repertorio, de la amplitud y variedad a las que Tambuco nos tiene acostumbrados, incluyó algunas obras de altísimo nivel, otras menos destacadas, todas interesantes.

El potente Estudio geométrico No. 1 de José Luis Castillo propone un círculo de parches y cajas a través del cual el compositor/director logra un austero y eficaz juego de timbres análogos, con una inteligente circulación (valga la redundancia) de materiales y motivos y algunos apuntes estructurales que pudieran remitir al oyente a la espléndida Toccata para percusiones de Carlos Chávez. Una pieza de lúcida claridad, cargada de energía inexorable, que invita a escucharla en una presentación con el instrumental más espaciado y espacializado. Después, la transcripción para cuatro marimbas del segundo movimiento del Cuarteto de cuerdas de Maurice Ravel, rica en el uso de las resonancias y marcada por un inteligente manejo de los trémolos para habitar las notas largas de la versión original de la pieza. ¿Quizá el timbre de las marimbas hizo surgir un poco más de lo usual las pinceladas de lo español que corría por las venas del compositor vasco-francés? La ejecución, rica en matices y fluidez.

Más adelante, el estreno absoluto de Iris, obra conmemorativa de encargo, de Héctor Infanzón, con él mismo al piano y la voz de Katalin Károlyi complementando al cuarteto percusivo. Sí, jazz desde el primer acorde del piano, y jazz a lo largo de la obra entera, faltaba más que Infanzón negara la cruz de su parroquia. En la parte vocal, un poco de texto cantado a medio camino entre la mélodie y la chanson, y mucha vocalise, sin llegar a los terrenos del scat. La obra de Infanzón se caracteriza por una clara nostalgia por la música teatral de antaño, y la interpretación plantea un poco de acción escénica.

Mucho más abiertamente teatral fue la otra obra de estreno mundial, Ekzilio II de Felipe Pérez Santiago. Se trata de una acción escénica para cuatro migrantes, cuatro maletas y sus contenidos diversos, en cuyo desarrollo el compositor alude con claridad a diversos temas políticos y sociales de actualidad, con elocuencia escénico/musical suficiente como para pensar que los letreros exhibidos por los percusionistas-maleteros bien pudieron haber sido omitidos. El espectador memorioso podrá hallar en esta singular obra de Pérez Santiago, caracterizada por su variopinta escritura para toda clase de objetos sonoros, diversos referentes que van desde John Cage hasta Maguy Marin, pasando por Stomp.

Obra crucial en este programa, el Mallet Quartet (Cuarteto de baquetas) de Steve Reich, una más de sus asombrosas construcciones musicales de raíz repetitiva, en la que la progresión y el ensamble de las ideas y los materiales musicales son de una lógica impecable, con un resultado sonoro que requiere más atención y trabajo de asimilación por parte del oyente que el minimalismo al estilo de, por ejemplo, Philip Glass.

Para concluir, la tardía obra del gran György Ligeti titulada Sippal, dobbal, nadihegedüvel (Con pífanos, tambores y violines), compacto ciclo de canciones sobre textos de Sándor Weöres, en el que el compositor toca numerosas bases, incluyendo lo ritual, lo salvaje, lo expresionista, lo popular, lo hipnótico, lo arrullador, lo lúdico y hasta lo tropical, todo ello con numerosas y perceptibles referencias a la tradición musical húngara. De atractivo particular, el hecho de que Ligeti escribió el ciclo precisamente para Katalin Károlyi, quien evidentemente conoce y desentraña la partitura mejor que nadie. Como es usual en el caso de Tambuco, la preparación de este complejo programa y las ejecuciones de las obras, del muy alto nivel que es usual en el grupo, con cimas destacadas en las partituras de Castillo, Ravel y Reich. Indispensable, seguirle la pista a Tambuco en este 2018 en que este ejemplar ensamble cumple 25 años de trayectoria.