Opinión
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México SA

Debate sin respuestas

¿Candidatos invictos?

De logros y ausencias

T

odos los candidatos se atribuyen la victoria en el segundo debate presidencial. ¿Quién sabe? Pero lo cierto es que cada uno obtuvo algo: José Antonio Meade se ganó una demanda por daño moral, tras calificar de secuestradora a Nestora Salgado; Andrés Manuel felizmente conservó su cartera; Ricardo Anaya se quedó con el premio al embustero del año, y Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, le dio proyección nacional a su mamá.

Pero más allá de esos logros, ¿qué tanto abordaron los temas agendados y respondieron las preguntas en dicho debate? Los primeros fueron comercio exterior e inversión, seguridad fronteriza y combate al crimen trasnacional, y derechos de los migrantes. Las segundas fueron leídas por el público participante.

No mucho, y el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC) ofrece su versión temática (Un debate sin respuestas), de la que se toman los siguientes pasajes.

Del crecimiento económico y el papel del sector privado poco se mencionó. Comercio exterior e inversión, sin planteamientos claros. En teoría, el tema de la inversión fue ubicado como uno de los pilares sobre los cuales se sustentaría el debate. A partir de ahí se podrían contrastar las posturas y modelo de política económica que tiene cada aspirante a la Presidencia de México.

Sin embargo, el resultado fue poco afortunado. Cuando se hizo referencia al tema de inversión extranjera directa, no fue para proponer nuevos mecanismos de atracción, sino para confrontar. Tampoco se abordó el problema estructural que enfrenta la inversión pública: el retroceso provocado por los diversos ajustes fiscales aplicados durante la década pasada, que la ha colocado en un nivel similar al contabilizado a principios del milenio.

Una situación aconteció con la inversión privada nacional: nada se dijo de la misma ni de la contribución del sector privado al crecimiento económico: las empresas generan 86 por ciento del valor agregado y nada se mencionó sobre cómo acelerar los flujos de inversión privada que hacen los mexicanos.

En materia de comercio exterior faltó profundidad cuando se debatió sobre el TLCAN. Las posturas giraron respecto del presidente estadunidense y sus afirmaciones sobre México, antes que ser precisos sobre cómo enfrentarían la negociación.

Para México, el flujo económico asociado con el TLCAN es equivalente a 50 por ciento de su PIB y representa el mecanismo legal que da certidumbre a las inversiones que han colocado a entidades federativas como Chihuahua, Querétaro, Guanajuato, Aguascalientes y Nuevo León en un lugar privilegiado en materia de exportaciones manufactureras. Una parte relevante del crecimiento económico de dichos estados se encuentra asociado con el comercio que mantienen con la economía de Estados Unidos.

La renegociación del TLCAN ha sido más compleja que lo estimado por las autoridades mexicanas. El Congreso de Estados Unidos amplió 15 días el periodo para recibir el texto completo, con el fin de que pueda revisarse en ese lapso. De otra manera, el proceso de renegociación tendrá que irse hasta 2019. En ese contexto, los moderadores se olvidaron de las presiones concretas que pueden dañar a la economía mexicana y que se han colocado sobre la mesa: por ejemplo, la imposición de aranceles al acero y al aluminio.

Al mismo tiempo, nada se dijo de la competencia desleal y de cómo se enfrentará la competencia de China y el CPTPP. Sólo hubo una postura que ve el CPTPP como ventana de oportunidad. El resto no lo mencionó. El problema es que con ello se hizo a un lado la necesidad que tiene México de mejorar su infraestructura y logística del comercio internacional: ¿cómo enfrentar la competencia de los países asiáticos, si puertos, carreteras, ferrocarriles y aeropuertos en México son de bajacompetitividad a escala global?

Tampoco fue presentado un programa, o por lo menos una postura, para incrementar la capacidad exportadora del sur y sureste de la República mexicana. Con ello quedó fuera un aspecto estratégico asociado: la política industrial e infraestructura moderna. Sin éstas, no se podrá lograr que el sur y sureste de México puedan incrementar su potencial exportador.

En una situación similar se tiene el hecho de que la firma de acuerdos comerciales tiene poca incidencia en la diversificación comercial. También quedó sin tocarse el tema del bajo contenido nacional de las exportaciones y que más de 45 por ciento sea maquila de bajo valor agregado. La Unión Europea, la Alianza del Pacífico, Japón, Rusia, India, Corea del Sur y Brasil, por citar algunos países, regiones y tratados más relevantes, quedaron fuera del debate.

El tema de la migración probablemente fue uno de los aspectos sobre los que se abundó con mayor profundidad en cuanto a causas y consecuencias. El problema es cuando se llegó a los planteamientos para resolverlo. Si bien se señaló que es creando oportunidades en México, lo que no se planteó es cómo.

Por ello se cometió una omisión importante cuando no se abordó el tema de la inversión y el crecimiento económico que la misma propicia: representa la única forma de crear oportunidades laborales formales bien remuneradas para evitar que los mexicanos deban buscar una oportunidad más allá de nuestra frontera.

Algo similar se puede indicar ante la falta de un planteamiento más detallado sobre cómo se aumentaría la eficacia de los tratados comerciales para impulsar mayor crecimiento económico.

El formato del segundo debate permitió un intercambio de posturas más dinámico; sin embargo, ello no se tradujo en la presentación de mayor contenido en aspectos estratégicos para México en el actual entorno global.

El resultado de la renegociación del TLCAN definirá el rumbo de la economía mexicana en los años por venir. Ante la falta de resultados concretos, habría sido trascendental conocer con mayor claridad las propuestas de los aspirantes a la Presidencia de la nación.

La política de comercio exterior no genera crecimiento económico si no es acompañada por una política de desarrollo industrial que eleve el crecimiento económico y genere empleo formal bien remunerado, requerido para abatir la emigración.

Las rebanadas del pastel

La calificadora Moody’s asegura que el cambio de gobierno en México coloca a Pemex ante un futuro incierto. Qué bueno que lo aclara, porque existe la creencia de que, desde ya, la madriza se la puso la reforma energética.

Twitter: @cafevega