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El cineasta Spike Lee regresa a Cannes con BlacKkKlansman, tras 29 años de ausencia

Perdonen, pero ante la mierda, sólo me queda maldecir

La cinta, que aborda el tema del Ku Klux Klan y compite por la Palma de Oro, es un llamamiento para que despertemos, afirma el estadunidense, quien arremetió contra Trump

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La modelo canadiense Winnie Harlow durante su arribo a la proyección de Han Solo: una historia de Star Wars, en el Festival Internacional de Cine de Cannes.Foto Afp
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El realizador estadunidense Spike Lee en una reunión con los representantes de los medios de comunicaciónFoto Afp
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Miércoles 16 de mayo de 2018, p. 7

Cannes.

Estados Unidos se edificó sobre la sangre de genocidios de los nativos y la esclavitud ¿La cuna de la democracia contemporánea? Estupideces. Y (Donald) Trump, aquel HDP, investigado y, contemporáneamente votado, pero ¿qué diablos tienen en la cabeza los estadunidenses?

Bienvenido de retorno a la Croisette, Spike Lee, a sus 61 años, sigue siempre talentoso y provocador, porque en esta emergencia mundial de las derechas extremistas –que no sólo es un hecho estadunidense–, el director afroestadunidense, radicado en Atlanta, tenía que poner su grano de arena para sacudir al público con su nueva película, BlacKkKlansman, recibida ayer con ovación en Cannes, en competencia.

Lee despierta del letargo y resurge luego de 29 años de ausencia en el festival de cine después de Do The Right Thing”.

Su nueva entrega está ambientada en Colorado Springs, en los años 70. Aunque provocó muchas risas durante la proyección, no se puede definir como comedia, ya que cuenta la historia de un policía negro (Ron Stallworth, quien realmente existió y es el autor del libro homónimo en el que basa el filme), quien para combatir desde las entrañas al creciente Ku Klux Klan decide infiltrarse con una estrategia, tanto ingeniosa cuanto demencial, para obviar su color de piel, naturalmente negra. Lo encarna John David Washington (hijo de Denzel y quien fue Malcolm X de Lee, en 1992), mientras su alter ego blanco, pero también hebreo, es Adam Driver, compañero de oficio.

La trama permite también al cineasta afianzar sus ideas sobre el poder negro, por medio de Patricia (Laura Harrier), líder de los estudiantes negros y de quien Ron se enamora, y burlarse de los blancos del Klan, cuyos miembros son una tropa de exaltados y mentecatos.

Se trata de una obra explosiva, desbordante de ideas y de símbolos icónicos, muy entretenida y hábilmente realizada, que reitera su empeño político y militante en la causa antirracista, pero abierta también a apoyar todos los grupos humanos hostigados.

Lee comenzó una rueda de prensa con una diatriba plagada de insultos contra Trump, de quien se negó a pronunciar su nombre.

Ese hijo de puta tiene el código nuclear, reiteró Lee, autor de un cine militante y abanderado de la defensa de los negros en Estados Unidos.

Como era de esperar, BlacKkKlansman, en competencia por la Palma de Oro, es un mensaje de resistencia: Un llamamiento para que despertemos, precisó.

Agregó: Esperamos que nuestros líderes nos den instrucciones para tomar decisiones morales. Esta mierda está sucediendo en todo el mundo, esta mierda de derecha.

Un lugar para la esperanza

Ganador de un Óscar honorífico en 2015, Lee agregó: “El Ku Klux Klan no es sólo un asunto entre blancos y negros. Los hebreos, por ejemplo, son los segundos en la lista.

¿Queda lugar para la esperanza? Yo creo en ella y quisiera que este filme sea visto así. Pero no soy sordo ni ciego, así que creo que se puede tener esperanza y a la vez preocuparse por lo que sucede, afirmó.

Lee ya tenía su final rodado, pero al ver en la CNN las impactantes imágenes de lo sucedido en Charlottesville, Virginia, donde Heather Heyer, una mujer de 32 años murió atropellada junto a manifestantes contrarios a los supremacistas blancos que protestaban en la ciudad, decidió incluirlas. Para ello, obtuvo el permiso de la madre de la víctima, y eso sirvió como escena de arranque y de cierre del filme, el prólogo perfecto. Se cometió homicidio; sí que fue homicidio, subrayó.

Lee habló de los acontecimientos de los días posteriores: Tenemos a un tipo en la Casa Blanca, no voy a decir su maldito nombre, que definió ese momento, no sólo para los estadunidenses, sino para el mundo. Ese tipo tuvo la oportunidad de decir que nos referimos al amor, no al odio. No denunció ni al maldito Ku Kux Klan, ni a esos malditos derechistas radicales ni a los nazis. Fue un momento decisivo y podría haberle dicho al mundo, no sólo a los Estados Unidos, que éramos mejores que eso.

Destacó: Perdonen mis insultos y mi lenguaje, pero ante la mierda que estamos padeciendo, no me queda más que maldecir.

Como broche de oro de una masiva rueda de prensa, Lee se acercó al micrófono, miró fijamente a los ojos a los representantes de la prensa y con parsimonia afirmó: Háganme un favor. No piensen que lo que acaban de ver le pasa sólo a los estadunidenses. No es un problema de negros y blancos, o marrones, sino universal. Todos vivimos en este planeta, y este tipo en la Casa Blanca tiene el código nuclear. Me voy a la cama pensando en eso. Y ustedes europeos también tienen mucha mierda que manejar aquí. Analicen como algunos de sus líderes tratan a los emigrantes... reflexionen al respecto y actúen en consecuencia.