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[Otros] vecinos distantes
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a última semana de abril la atención internacional se concentró en un grado rara vez visto en la reunión de los jefes de Estado de las dos Coreas en Panmunjón. Se trató de un acontecimiento al que ningún analista regateó el calificativo de histórico –como en realidad lo fue. Alejó de los reflectores otra reunión cimera, celebrada de manera simultánea, que pasó poco menos que inadvertida: la cumbre de Wuhan, entre Xi Jinping, presidente de China –quien ejercita, en forma indisputada, al menos por ahora, la primacía política que en meses recientes le confirieron el Congreso Nacional del Partido y la Asamblea Popular Nacional– y Narendra Mori, el primer ministro de India –quien enfrenta dentro del año una perspectiva electoral que se ha tornado difícil y busca allegarse el mayor número posible de apoyos internos y simpatías foráneas, en especial la del poderoso vecino –distante o, por lo menos, distanciado.

La referencia más amplia en la prensa occidental fue la aparecida en el Financial Times (FT) el 28 de abril. Se trata de una bien documentada crónica de Ami Kazim, corresponsal en Nueva Delhi del diario londinense. Actualiza algunos elementos distintivos de la relación sino-india en los pasados 12 meses, periodo en que se vivió un tenso impasse político-militar bilateral en la zona fronteriza del Himalaya que llegó al filo del choque armado. Como se recuerda, las tropas indias habían ocupado, a mediados de 2017, un territorio en el área de Doklam, reclamado también por Bután y por China. La cuestión se resolvió sin choques armados por el retiro militar, pero el riesgo se mantuvo presente. Para la relación bilateral, fue quizá el peor año en varios decenios, punteados por momentos tensos y difíciles.

El año anterior se manifestaron también las preocupaciones que en la India despierta la iniciativa china de cooperación y desarrollo regional “One belt–one road” (B&RI) a la que se atribuyen propósitos hegemónicos apenas disimulados. Del lado de China se ha resentido el acercamiento del gobierno de Mori con dos potencias rivales, Estados Unidos y Japón, no desconectado de la intención compartida de tender un cerco a las cada vez más notorias presencia e influencia de la República Popular, a escalas regional y global.

Días antes de la reunión de Wuhan, especialistas de los dos países –citados en una nota anterior del FT– la habían caracterizado como una oportunidad para restablecer un ambiente de normalidad tranquila entre ambos. Wang Dehua, del Instituto de Relaciones Internacionales de Shanghai, había subrayado que el más importante objetivo del encuentro era despejar los nubarrones que en el año anterior habían opacado las relaciones sino-indias. Por su parte, Abhit Singh, de la Observer Research Foundation de Nueva Delhi, había hecho notar que coincidía con el mejor interés de la India evitar confrontaciones con China, en especial en la situación política prelectoral: “India advierte que no puede mantener tantos frentes abiertos en la relación China –consideró Singh– y necesita encontrar un modus vivendi”. Por el momento, es la India la que aparece en una posición de debilidad relativa derivada de la coyuntura electoral, contrastada con la solidez política conquistada por el líder chino.

Varios otros expertos han reconocido que es inevitable que surjan tensiones en una relación marcada por la competencia, tanto en la región asiática, donde se traslapan las respectivas esferas de influencia de una y otra nación, como en un panorama global incierto y agitado por diversos factores a los que se añadió, en los pasados 15 meses, la constante impredictibilidad que constituye el único factor predecible del gobierno de Trump.

Los mensajes que el gobierno de India transmitió al término de la cumbre, por conducto de su secretario de Exteriores, se centraron en las nociones de normalización, manejo pacífico de las diferencias y mejoramiento de la comunicación estratégica, entre otras. El propio presidente Xi, citado por la agencia de noticias Xinhua, manifestó –sin temor alguno a las frases hechas– su esperanza que se abriese un nuevo capítulo en la relación bilateral. Las imágenes mismas que se difundieron intentaron mostrar un ambiente amistoso y tranquilo.

Dado el carácter informal de la reunión, no se emitieron documentos conjuntos. El gobierno de la India, sin embargo, dio a conocer una suerte de aide-memoire de las conversaciones, publicado entre otros por The Indian Times, el 29 de abril, en el que destacan los siguientes puntos:

• Ambos líderes coinciden en que el surgimiento simultáneo de India y China entre las economías mayores reviste trascendencia regional y global.

• Un manejo adecuado de las relaciones bilaterales sino-indias facilitará que se torne realidad la noción del actual como el siglo de Asia.

• Expresaron la convicción de que una relación estable, pacífica y equilibrada entre la India y China se constituirá en un factor positivo ante las incertidumbres globales.

• El diálogo bilateral debe convertirse en una comunicación estratégica sobre las perspectivas, prioridades y objetivos que guían las políticas de una y otra parte; fomentar una mejor comprensión de los propósitos de cada una, y promover el respeto mutuo de las prioridades nacionales y el manejo prudente de las diferencias.

• Los dos países tienen voluntad y capacidad de manejar sus diferencias mediante el diálogo pacífico, respetando las preocupaciones, sensibilidades y aspiraciones de uno y otro.

• Ambos líderes reconocen la importancia de mantener la paz y la tranquilidad en toda la extensión de la frontera sino-india.

• En los dos países se emitirán instrucciones estratégicas a las fuerzas armadas para que fortalezcan su comunicación, mejoren la comprensión entre ellas y manejen de manera más predecible y efectiva las cuestiones fronterizas.

• Los dos líderes instruirán también a sus fuerzas armadas para que lleven a la práctica las acciones de construcción de confianza que ya se han convenido, incluyendo el principio de seguridad mutua y equitativa, el fortalecimiento de los acuerdos institucionales y los mecanismos de intercambio de información existentes para prevenir incidentes en las áreas fronterizas.

• Cuando se trate de fronteras triangulares, se consultará al tercer país concernido, para afinar y llevar a la práctica las acciones de mejoramiento de la confianza y la prevención de incidentes.

A la luz de los últimos puntos del documento de la India sobre la cumbre de Wuhan resulta claro que, más allá de la informalidad y generalidad del encuentro, ambas partes se preocuparon en trabajar para asegurarse que los incidentes fronterizos no se repitan. Sin duda, la tranquilidad en las relaciones entre China e India contribuye de manera importante a la estabilidad global.