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Bajo la lupa

Bolton, asesor de seguridad de Trump: el diplomático más peligroso del mundo

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Protesta de estudiantes en Estados Unidos en contra de las armasFoto Afp
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stados Unidos, en franco declive, exhibe una fractura conceptual/generacional/ demográfica/geográfica donde las fuerzas centrífugas han acelerado su vertiginosa dinámica.

Los maravillosos jóvenes de high school realizaron una histórica marcha en Washington, con alrededor de un millón de manifestantes, exigiendo con justificada razón la abolición de las armas que han cobrado tantas vidas inocentes, mientras la esquizofrenia política de sus padres y abuelos arrecian la carrera armamentista con un bipartidista presupuesto bélico.

Muchos de los padres y abuelos de los jóvenes pacifistas pertenecen al trumpismo militarista, a los sectores fascistoides del Partido Republicano, y a la Asociación Nacional del Rifle –estancada en el siglo XVIII bajo el manto anacrónico de la Segunda Enmienda, cuando la Primera Enmienda de la libertad de comunicación ha sido pisoteada por Facebook, del israelí estadunidense Mark Zuckerberg.

Las derrotas multidimensionales de EU provienen de los desastres militares y financieros de Baby Bush, agudizados por Obama en su fuga hacia delante contra Rusia y China, que han encajonado a Trump, de 70 años, a adoptar posturas intransigentes con el fin de detener la abrupta caída de la otrora superpotencia unipolar rezagada frente a la resurrección militar de Rusia y al ascenso geoeconómico irresistible de China.

Baste señalar el histórico lanzamiento el 26 de marzo en Shanghai del petroyuan, respaldado por oro, que pone a la defensiva al otrora inexpugnable bastión financierista de la dupla Washington/Londres (https://goo.gl/jwC4Ys), lo cual, a mi juicio, explicaría los artefactos del inmundo Rusiagate –montado por el espía británico Christopher Steele, hoy a salto de mata–, y el extraño envenenamiento del desertor doble espía ruso Sergei Skripal–hasta hoy sin evidencias y con alegatos de altamente probable que hasta un juez penal y venal de rancho desecharía –endosado por la primer británica Theresa May a Rusia y que ha valido la aparatosa expulsión masiva de una centena de diplomáticos rusos de la anglósfera y la Unión Europea, a unos meses de la Copa Mundial de Futbol.

Los nacionalismos económicos del Brexit y el trumpismo huyen hacia delante cuando sus respectivos mandatarios adoptan estrafalarias medidas al borde de una pre-guerra, lo cual exhibe más sus debilidades que sus fortalezas y los lleva hasta desechar a su anterior socio: la británica Cambridge Analytica (https://goo.gl/iyqCrg).

El contexto y el timing son parte sustancial del todo en geoestrategia.

No se pueden soslayar la serie de eventos azorantes a partir del primero de marzo cuando el zar Vlady Putin posicionó a Rusia como la máxima potencia militar del planeta capaz de horadar cualquier defensa en cualquier parte del mundo de quien sea con sus invencibles nuevas armas nucleares (https://goo.gl/ueBFAp) –que The New York Times y The Washington Post consideran bluff.

Días mas tarde, el zar Vlady Putin fue elegido en forma apabullante con 77 por ciento de los sufragios en una nutrida votación, mientras en China, el mandarín Xi Jinping era ungido por la asamblea como mandatario de por vida (https://goo.gl/yfXczt).

Ante los fulgurantes avances de Rusia –que incluye su triunfo en la guerra de Siria– y China –con su asombroso lanzamiento del petroyuan/oro–, la dupla anglosajona del Brexit/trumpismo, hoy en franca declinación electoral, ha respondido con su alucinante propaganda negra –que goza del casi monopolio de los multimedia globales donde el grupo del israelí-húngaro-británico-estadunidense George Soros juega un papel primordial debido a su vinculación con el Mossad, la CIA y el MI6– y su pueril coreografía simultánea del Rusiagate/envenenamiento de SS/expulsión masiva de diplomáticos rusos/Facebook y Cambridge Analytica/la guerra comercial contra China.

Como hubiera acotado el inmortal bardo británico Shakespeare: mucho ruido, pocas nueces.

La masiva expulsión de diplomáticos soviéticos ya había sido experimentada en forma infructuosa por México en la década de los años 70.

¿Por qué Gran Bretaña, hoy en irrelevancia imperial, aparece en todo este esquema? ¿Será porque se le cayó su modelo financierista instalado hace 203 años en Waterloo?

Curiosamente, Netanyahu no siguió a Londres y se puso del lado del zar Vlady Putin (https://goo.gl/DFYJpz).

Las defenestraciones de Rex Tillerson y del teniente general H. R. McMaster endurecen al gabinete de Trump con el arribo de los megahalcones Mike Pompeo, de 54 años, John Bolton, de 69 años, y la torturadora Gina Haspel, de 61 años, en la CIA.

La salida del teniente general H. R. McMaster era más que cantada después de que fue atrapado filtrando secretos de la Casa Blanca nada menos que a George Soros, lo cual fue delatado por el espionaje del primer ministro Netanyahu.

Dejo en el tintero la guerra civil entre globalistas encabezados por Soros y nacionalistas jefaturados por Netanyahu: pecuniaria guerra fratricida sionista (https://goo.gl/tbYhZ7).

Los megahalcones rebasan la realpolitik de los militares cuando el trumpismo pasa de la militarización a la israelización.

En Israel no ocultan su júbilo por la llegada de dos íntimos aliados de Netanyahu: Mike Pompeo, anterior ex director de la CIA y hoy a cargo de la Secretaría de Estado ya muy desvalida, y, sobre todo, con el tóxico ex embajador bushiano John Bolton cuyo nombramiento como asesor de seguridad nacional son malas noticias para Irán, en buen tiempo para Netanyahu (https://goo.gl/Ep3L1T).

Alguien podrá aducir, no sin razón, que Trump no necesita de consejeros que le calienten su volcánica cabeza siempre en erupción.

Sin Bolton de asesor de seguridad nacional, Baby Bush libró dos guerras cataclísmicas: Iraq y Afganistán; en esta última EU prosigue su guerra después de 17 años.

Con Bolton, ¿Cuántas guerras emprenderá Trump?

Una tesis fascinante, quizá utópica, del británico Alastair Crooke, anterior analista del MI6 y hoy uno de los mejores hermeneutas del Medio Oriente, quien juzga que con la llegada de los megahalcones, Trump hará subir la escalada sicológica hasta el paroxismo en las principales crisis desde Corea del Norte hasta Irán, evitando importunar a Rusia, salvo en la coreográfica de los anatemas propagandísticos, para promover al borde del precipicio acuerdos que beneficien a EU (https://goo.gl/W2eeGJ).

¿Será Bolton el espantapájaros de Trump para negociar mejor desde una posición de cacofónica fuerza retórica?

Enarbolo dos hipótesis: 1. A nivel doméstico, Trump levanta la puja para impedir su inminente impeachment por el fiscal especial Robert Mueller cuando han arreciado sus escándalos pornográficos y, 2. A nivel externo, muy al estilo de su Arte para negociar (https://goo.gl/wuzmnm), Trump maximaliza su puja de apostador para encontrar una solución en las mejores condiciones posibles con cuatro agendas simultáneas aparentemente incoercibles de Norcorea/Irán/China/Rusia.

Juan Cole, connotado académico y experto del Medio Oriente, no mastica sus palabras y califica a Bolton de lo que realmente es: un criminal de guerra con vínculos terroristas, mucho más que un halcón (https://goo.gl/zYhyQz).

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