Opinión
Ver día anteriorLunes 26 de febrero de 2018Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Necesario, evaluar a funcionarios e instituciones
E

n mi colaboración del lunes pasado mencioné que especialistas que estudian los recursos naturales en las islas de México, denunciaban que las instancias oficiales responsables de cuidarlos entregaron parte fundamental de esa tarea al Grupo de Ecología y Conservación de Islas (GECI), dirigido por Alfonso Aguirre. Y cuestionaban la forma de realizar sus tareas, en la isla de Guadalupe como en Arrecife Alacranes.

En respuesta, Aguirre envió a La Jornada una carta que no se publicó por su extensión (alrededor de 5 mil caracteres. Mi columna no sobrepasa los 3 mil 500) y porque se ocupa básicamente de enumerar los muchos reconocimientos que ha recibido como dirigente del GECI de 2002 a 2017. Ahora es consejero. Además se queja, pues con mi texto afecté su honra, vida privada, imagen y entorno político y económico. Me disculpo por los daños que pude ocasionarle, aunque es necesario evaluar el quehacer de funcionarios e instituciones.

En la carta que del actual director del GECI, Federico Alfonso Méndez Sánchez, y el consejero Aguirre publicó La Jornada el pasado jueves, me acusan de denostar a una destacada organización mexicana que cuida del patrimonio y lucha por la soberanía, con lo cual causo daño a lo mejor de la conservación. Y me exigen informe quiénes son los especialistas que menciono en mi artículo.

No fue mi intención causar daño a lo mejor de la conservación. Sí lo hace su personal en Isla Guadalupe, como lo revela parte del mensaje que les envió uno de sus biólogos, Julio Montoya:

“Hola, muchachos, espero que se encuentren muy bien, les escribo para hacerles unas recomendaciones.

“1) Por ningún motivo, NINGUNO, tienen que meter los carros al camino que lleva a la casa de los albatros; sé, por las huellas que encontré en enero, que lo hicieron; esto es una GRAN falta de cuidado. Principalmente porque es sumamente perturbador para los albatros (en qué cabeza cabe), esto sumado a la llamada de atención que sufrí por este hecho por parte de la Conanp. Bien saben lo delicado que está el plan de MANEJO de la reserva y que restringe los caminos, esto puede terminar en una denuncia ante Profepa y quitarnos de trabajar con los albatros. Por esta razón es imperativo que no vuelva a ocurrir. Israel, te pido que pongas rocas que tapen este acceso y que limpies las huellas de los carros si aún se ven.

“2) Queda estrictamente prohibido introducir especies exóticas a la colonia de albatros. Cómo se les ocurre estar moviendo un gato, lo último que quiero es que los albatros: 1) se inquieten con la presencia del gato; 2) que se acostumbren a la presencia del depredador. Ariana, si ya tienes dueño para el gato, qué bueno. Aun así estas cosas las tienen que consultar conmigo, antes de tomar decisiones. Aquí tenemos una gatita esterilizada y buscando hogar.

3) Les pido que cualquier cosa que su creatividad los invite a realizar la comenten antes conmigo; es necesario que cualquier actividad fuera de la que les encomendé tenga conocimiento previo.

Retomando el incendio ocasionado por personal del GECI en 2008 en dicha isla, ni en la carta de Aguirre ni en la publicada aquí el jueves, el GECI niega mis afirmaciones. Ese incendio lo documentó la Comisión Nacional para el Conocimiento y Conservación de la Biodiversidad (Conabio), y se puede consultar en http://www.conabio.gob.mx/institucion/ proyectos/resultados/InfGR012.pdf.

Entre otras cosas, en él se afirma que “el incendio estaba en todos los rodales de bosque de ciprés… mismos que se encuentran en la zona núcleo de la Reserva”. Cualquier desacuerdo con dicho reporte, que el GECI lo trate con la Conabio.

Por ahora, no deseo ahondar más sobre lo ocurrido en Isla Guadalupe ni en otras más. Tampoco en los pros y contras de la Estrategia Nacional para la Conservación y Desarrollo Sustentable del Territorio Insular Mexicano, que publicó el GECI. O su comité asesor. Pero insisto en que garantizar el buen estado de las islas mexicanas es tarea que deben asumir, coordinada y críticamente, las instancias oficiales y los reconocidos especialistas que en diversas instituciones estudian y buscan proteger tan preciada riqueza natural.