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A dos años de su muerte, expertos comentan sobre la importancia de su obra musical

Melón reúne los méritos para recibir la medalla de Bellas Artes: Iván Restrepo

Fue el único sonero mexicano que grabó con la disquera neoyorquina Fania All Stars

Foto
A la izquierda, Melón con el trompetista Manolo Osorno Buendía, en un partido de futbol a finales de los años 50 o principios de los 60; a la derecha, imagen tomada en el bar Manolo, de la calle de López, en el Centro Histórico, en 1961Foto del archivo de Merry MacMasters
 
Periódico La Jornada
Miércoles 7 de febrero de 2018, p. 8

A dos años de su muerte (7 de febrero) aún falta valorar y darle su verdadero lugar al cantante sonero Luis Ángel Silva Nava, Melón (1930-2016), quien fue colaborador de este diario.

Al respecto, algunos expertos comentaron sobre la importancia de la obra musical del único sonero mexicano que grabó con la reconocida disquera neoyorquina Fania All Stars.

Iván Restrepo, ambientalista y periodista, opinó: “Con Luis Ángel siempre estaremos agradecidos. Por su inigualable voz. Por rescatar del olvido y homenajear en sus escritos a los grandes solistas de las más grandes orquestas tropicales: de Pérez Prado a Chucho Rodríguez, Memo Salamanca o Rafael de Paz. Por rebelarse contra los caciques corruptos que han manejado el sindicato de músicos. Todos del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Uno de ellos: Venus Rey, quien le hizo la vida imposible y lo obligó a migrar a Estados Unidos. Allí, por fortuna, consolidó su fama. Por su conocimiento de la música afrocaribeña y poner en su lugar a ese invento comercial que es la salsa.

‘“La única que conozco es la que le pongo a mis tacos’, sentenciaba. Luis Ángel reúne méritos suficientes para recibir la medalla de Bellas Artes por sus aportes a la cultura popular. Aunque ya no esté presente para recibirla.”

Aurora Flores, directora de la orquesta neoyorquina Zon del Barrio, autora y activista, afirmó que “Llegó Melón gritó la foto con Johnny Pacheco vestido de bodeguero, con mantel y gorro de pava aguantando un melón agarrado a su amigo, igualmente vestido, cuando lo conocí ese verano en Nueva York. El sonero mexicano con el nombre y la labia deliciosa pasó el año estrenando su voz y maña con todos los grupos de salsa en esa época provocativa de 1976, hasta que llegó a grabar con su amigo y la famosísima agrupación Fania All Stars. Mucho pasó el siguiente año de 1977, cuando se estrenó su disco por los rascacielos de la metrópolis”.

Agregó: “Pero lo más que estremeció a los hijos de Borinquen, que hasta esa fecha sólo conocían de México sus mariachis y cantores de películas, fue la llegada de Melón y su rumbón. Qué vacilón. Un señor humilde, de voz sutil y genial manera de ser. Hasta que tomaba el micrófono y soltaba su alma. El sabor del Melón. Haciendo de bocas lapacheros de ganas. Luis Ángel Silva, Melón: no te olvidaremos”.

Israel Sánchez Coll, editor puertorriqueño de la revista interactiva Herencia Latina y autor del texto Llegó Melón: El nombre de Luis Ángel Silva fue prácticamente disuelto desde el comienzo de su vida musical por el mítico apelativo de Melón. Con este apelativo identificativo y el correr de los años lo conocimos. Melón es una referencia muy clara de ese personaje histórico que adaptó y/o atemperó el son cubano a la vida nocturna de aquel México de comienzos de los años 40 del siglo pasado, recibió influencias de ritmos seminales, como el be bop y el chúa chúa. Su sinergismo con Lobo (Carlos Daniel Navarro) reforzó un dúo que hoy es venerado en los países de habla hispana; ambos compartieron escenarios con las grandes luminarias del mambo, la guaracha y el son –el cual conocía en toda la extensión de la palabra respetando siempre la clave.

“Esos escenarios son hoy nombres de referencia en cuanto a la elaboración de la historia de la música latina se refiere; en efecto: el Palladium, de Nueva York; el Southern Boulevard Theatre, del Bronx; el Hollywood Palladium, en Los Ángeles, entre otros. Un gran legado musical recibimos de Melón y puede concluirse que fue un sonero con muy buena dicción, con un fraseo elegante, recursivo, con innegable sabor caribeño y no era temeroso cuando se enfrentaba con otros soneros en un duelo a porfía. Cantó con los mejores durante todas las etapas de su vida y estaba seguro de lo que hacía. Él es el verdadero Son de México.”