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Desclasifica informe que acusa a las dependencias de abusos en el caso de la trama rusa

Ataque frontal de Trump contra la FBI y el Departamento de Justicia

Según analistas, el conflicto podría ser usado por el presidente de EU para anular investigación

Dirigentes del Partido Republicano critican que el mandatario difundiera el documento

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Matthew Gaetz, congresista republicano, conversa con reporteros sobre la divulgación del textoFoto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 3 de febrero de 2018, p. 20

Nueva York.

Donald Trump atacó este viernes a los altos mandos de su Departamento de Justicia y de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), encabezados por directores que él instaló, maniobra para descarrilar las investigaciones que parecen generar cada vez más alarma en la Casa Blanca.

El presidente autorizó ayer la divulgación pública –en contra de los deseos explícitos de esa oficina, el Departamento de Justicia y legisladores demócratas– de un memorando secreto elaborado por el equipo del representante republicano Devin Nunes, quien encabeza el Comité de Inteligencia de la cámara baja y acusa a la FBI y el Departamento de Justicia de proceder de manera parcial y de abusar de sus poderes en las primeras etapas de la investigación sobre la mano rusa en las elecciones estadunidenses.

El documento, de cuatro páginas y divulgado públicamente hoy, revela, según Trump y sus aliados, que la pesquisa lanzada primero por la FBI y que ahora procede bajo el fiscal especial Robert Mueller –después de que Trump despidió al director de la FBI James Comey en mayo del año pasado– es un complot de lo que llaman el Estado profundo, o sea, la burocracia federal permanente, que supuestamente se opone al gobernante.

A pesar de que los dirigentes republicanos, entre ellos el propio presidente de la cámara baja, Paul Ryan, insistieron en que la divulgación pública del memorando no era un intento por atacar a la FBI y al Departamento de Justicia, sino para evaluar de manera transparente el proceso de la indagatoria, el propio Trump dejó hoy en claro, en un tuit que publicó por la mañana, cuál es su intención real.

“El alto liderazgo e investigadores de la FBI y del Departamento de Justicia han politizado el proceso sagrado de investigación en favor de los demócratas y contra los republicanos –algo que sería impensable hace poco tiempo. Las bases (de la FBI) son gente maravillosa.”

Poco después, al anunciar la desclasificacion, comentó que lo afirmado en el documento es terrible, y vergonzoso lo que esta sucediendo en nuestro país. Mucha gente debería estar avergonzada de sí misma, y mucho peor que eso.

Con ello, una vez más atacó directamente a los mismos que lo están investigando y aseveró que han abusado de la ley. Vale recordar que los directivos de Justicia y de la FBI fueron designados por él.

Posteriormente fue interrogado sobre si está contemplando despedir al subprocurador general, Rod Rosenstein, quien nombró a Mueller fiscal especial en la investigación sobre la trama rusa, a lo cual respondió: Imagínate cómo será eso, y poco después se negó a responder si aún tenía confianza en ese funcionario.

Poco antes, Trump había expresado a sus asesores que el memorando serviría para comprobar sus acusaciones, realizadas a principios del año pasado, de que la indagatoria a su campaña y ahora a la Casa Blanca sobre el asunto de la interferencia rusa en las elecciones fue una cacería de brujas y que también podría ayudarlo a justificar el despido de Rosenstein, reportó el Washington Post.

Nunes explicó que su comité había descubierto serias violaciones a la confianza pública, y el pueblo estadunidense tiene el derecho de saber cuando sus funcionarios en instituciones cruciales están abusando de su autoridad para propósitos meramente políticos.

El presidente y Nunes ignoraron repetidas advertencias de la FBI de que la revelación del memorando perjudicaría la seguridad nacional, al dar a conocer información delicada sobre procesos de investigación y que además era un resumen distorsionado e incompleto. En un acto inusual, dicha oficina federal emitió una declaración pública para expresar sus preocupaciones y oposición a la difusión pública del documento. Rosenstein y el director de la FBI, Christopher Wray, presentaron sus argumentos en la Casa Blanca con el jefe del gabinete, John Kelly, entre otros, suplicando que no se hiciera la revelación, tanto por el daño a la seguridad nacional como para no sentar precedente.

Trump y sus legisladores aliados ignoraron todo esto, detonaron lo que ahora algunos califican de conflicto que podría desembocar en una crisis constitucional, ya que, sospechan, Trump desea usar el memorando para anular la investigación y para ello despedir a Rosenstein y, tal vez, a Mueller.

De hecho, líderes demócratas advirtieron ayer a Trump que un intento por cesar a Rosenstein sería percibido como un acto de obstrucción de la justicia.

A la vez, todos están en espera de lo que hará el director de la FBI después de que el mandatario ignoró los consejos de la institución.

Algunos republicanos estaban preocupados por el daño institucional en esta disputa política. “Los ataques más recientes a la FBI y al Departamento de Justicia no sirven a ningún interés estadunidense –ni del partido o del presidente, sólo para Putin–. Vamos a continuar minando nuestro imperio de la ley, estamos haciendo el trabajo de Putin”, declaró el senador John McCain.

No pocos ex altos funcionarios de la Oficina Federal de Investigaciones expresaron sorpresa porque los republicanos –el partido que más se asocia con la defensa de la ley y orden, y sus instituciones, considerados los mejores aliados de las agencias policiacas y de inteligencia– estén encabezando el ataque contra agencias como la FBI.

Por su parte, los demócratas condenaron la difusión del documento y la ofensiva contra las pesquisas. El líder electo más alto del país ha acordado difundir información clasificada de manera selectiva y engañosa para atacar a la FBI, declaró el representante Adam Schiff, demócrata de mayor rango en el Comité de Inteligencia.

Algunos señalan que esto se parece a un versión, en cámara lenta, de la masacre del sábado por la noche, referencia a los últimos intentos de Richard Nixon por salvar su presidencia, cuando ordenó el despido del fiscal especial independiente, Archibald Cox, quien estaba indagando el escándalo conocido como Watergate. El procurador general, Elliot Richardson, rechazó la orden y renunció, seguido por su segundo, William Ruckelshaus, quien también se negó a ejecutar la orden. Nixon emitió la orden a quien quedó como procurador general en funciones, Robert Bork, quien despidió a Cox. Eso marcaría el inicio del final de esa presidencia.

Trump ya ha despedido a la procuradora general en funciones, Sally Yates; al director de la FBI, James Comey, y presionó por la renuncia del subdirector de esa oficina, Andrew McCabe, hace días.

Se supone que Rosenstein y, tal vez, otras cabezas podrían rodar –incluso la de Mueller–, pero todo ello tiene consecuencias con antecedentes inmediatos en la historia de Nixon.