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West Elm, Eileen Fischer y Anthropologie procuran un mercado con conciencia social

Grandes almacenes apoyan a los artesanos más pobres del planeta

Al comercializar se agregan etiquetas como hecho a mano o la historia del fabricante

Organizaciones certifican que los productores en países de desarrollo reciban un pago justo

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Lámparas hechas a mano en Filipinas, jarrones de papel maché elaborados en Haití y cojines y canastas de India son parte de los productos artesanales ofrecidos por West Elm, en Nueva YorkFoto Ap
 
Periódico La Jornada
Viernes 26 de enero de 2018, p. 7

Nueva York.

Mujeres guatemaltecas expertas en técnicas tradicionales producen almohadones y fundas para West Elm. Artesanos indios usan pétalos de arreglos florales de los templos hindúes que han sido descartados para hacer bufandas que comercializan Eileen Fischer y Anthropologie. Canastos tejidos a mano en Ruanda son parte de la colección de artículos hogareños decorativos de Macy’s.

Artesanos de algunos de los rincones más pobres del planeta están penetrando mercados más allá de las tiendas de los museos y de las ferias artesanales. Una tendencia que comenzó hace varias décadas está ganando popularidad a medida que el creciente turismo internacional genera demanda de productos de todo el mundo. Las exportaciones de artesanías de países en desarrollo aumentaron de 9 mil millones de dólares en 2002 a 23 mil millones en 2011, según las cifras más recientes de un informe de la Unesco sobre economías creativas en todo el mundo.

La era digital, por su parte, facilitó el surgimiento de numerosas iniciativas pensadas para vender artesanías online. Productos exóticos han despertado el interés de tiendas grandes que buscan nuevas formas de competir con Amazon. Muchas apuestan a que artesanías tradicionales y los relatos del impacto social que tienen esas ventas atraerán a compradores con conciencia social, interesados en el origen de los artículos y la forma en que son hechos.

Creemos que es uno de los elementos que nos distingue de los demás y que tiene buena demanda, expresó Doug Guileuy, vicepresidente de West Elm, tienda en la que 20 por ciento de sus productos son hechos a mano.

No siempre es fácil saber si un artículo está hecho realmente a mano ni qué porcentaje del dinero va a parar a los bolsillos de los artesanos. En una era de producción masiva y compras online, aquí van algunos consejos sobre cómo adquirir productos artesanales extranjeros:

No hay certificados de comercio justo –expresión usada para garantizar que los productores de países en desarrollo reciben un pago justo y promover el cultivo sustentable– para los productos hechos a mano porque los procesos de producción son muy variados. Organizaciones como Fair Trade USA ofrecen esos certificados a algunos artículos, como ropa y alfombras, pero las normas de seguridad y las prácticas laborales pueden ser irrelevantes para el artesano que hace canastas en una zona rural.

Algunas tiendas dan la categoría de fair trade a artículos hechos a mano que son distribuidos por organizaciones afiliadas a grupos como la Fair Trade Federation.

Macy's hace negocios con Global Goods Partners, miembro de la Fair Trade Federation. Target ofreció el año pasado artesanías exclusivas de Kenia, Ecuador y Guatemala a través de una sociedad con Accompany, empresa que vende productos online y no pertenece a ninguna organización que garantice un comercio justo, pero trabaja con varias que sí lo hacen.

Cada vez más grupos se especializan en maximizar las ganancias de los artesanos. Busque detalles de cómo se compensa a los artesanos y qué hace una organización civil para vigilar las prácticas laborales y la seguridad de los trabajadores.

¿Cómo hace uno para saber si algo es realmente hecho a mano?

Algunas tiendas usan la categoría hecho a mano siguiendo la definición de la Unesco, que dice que la contribución manual del artesano debe ser el componente más importante del producto acabado. Si no hay una etiqueta que diga hecho a mano, trate de ver si el producto va acompañado de la historia del artesano que lo hizo. Las ventas online hacen que esto resulte más fácil que nunca.

Novica se precia de incluir historias muy personales como la de una mujer de Ghana que produce joyas para un artesano de Bali, que comenzó vendiendo de puerta en puerta y terminó abriendo un taller con 28 empleados.

Algunas marcas grandes hacen del relato sobre los fabricantes un aspecto central de la comercialización de un producto.

Eileen Fisher ofrece relatos de tejedoras etíopes y de artesanos de la aldea japonesa de Narumi que tiñen telas a mano. West Elm invita a sus clientes a ver videos sobre filipinos que hacen canastos de plantas marinas y talladores peruanos que fabrican espejos usando técnicas de la era colonial.

En las tiendas, pregunte al vendedor sobre el fabricante.

No hay nada mejor que preguntarle a una persona a la que le está comprando algo: ¿Cuánto recibe el artista? ¿De dónde viene esto? ¿Han estado en ese sitio?, señaló Keith Recker, integrante de la junta de directores de la International Folk Art Alliance, cuya feria anual en Santa Fe, Nuevo México, atrae a los diseñadores de casas como Donna Karan para explorar las ofertas artesanales de más de 50 países.

Las historias de la fabricación de un producto no siempre involucran un fabricante, ni un solo país, pues los artesanos se esfuerzan por adaptarse a los gustos modernos y a las expectativas del comprador en cuanto a la producción y la entrega.

Uno de los principales productos de West Elm son almohadones de seda tejidos a mano en la India. El proceso empieza en una localidad de la región de Bihar donde se transforman capullos en hilos y termina con la fabricación propiamente dicha en un taller de Nueva Delhi.