Opinión
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México SA

¿México bajo ataque?

¿Misiles para el narco?

Meade: ¿sólo Javidú?

¿S

erá que México a punto está de ser atacado por una superpotencia y por lo mismo su gobierno se vio obligado a comprar misiles y torpedos a Estados Unidos en aras de la seguridad nacional? ¿O tal vez la estrategia contra el crimen organizado incluye la posibilidad de acabar con el narco a punta de misilazos?

Quién sabe, pero el hecho es que por primera vez en la historia el gobierno mexicano decidió adquirir armas de primer mundo y no tuvo mejor idea que comprárselas al vecino del norte, cuyo inquilino de la Casa Blanca tiene entre sus objetivos acabar con su vecino del sur, es decir, con el cliente de dicho armamento (casi 100 millones de dólares de por medio, o si se prefiere alrededor de 2 mil millones de pesos).

La información respectiva dice así: “El Departamento estadunidense de Estado anunció que está decidido a aprobar una nueva venta militar a México. La venta incluye misiles de superficie RGM-84L Harpoon Block II, misiles tácticos Block II RAM y torpedos ligeros MK 54 Mod 0, entre otros, así como elementos relacionados de apoyo logístico y de programa, con un valor estimado de 98.4 millones de dólares.

Esta venta propuesta respaldará la política exterior y la seguridad nacional de Estados Unidos ayudando a mejorar la seguridad de un socio estratégico, señaló el Departamento de Estado, agregando que México ha sido un socio firme en la lucha contra el crimen organizado y las organizaciones del narcotráfico. La venta de estos sistemas aumentarán y fortalecerán significativamente las capacidades marítimas mexicanas, ya que México pretende utilizar estos artículos y servicios de defensa para modernizar sus fuerzas armadas y expandir su apoyo naval y marítimo a la seguridad nacional y los esfuerzos para combatir las organizaciones delictivas (La Jornada).

A lo largo de poco más de una década –que involucra a los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto– la estrategia de combate al crimen organizado ha sido un rotundo fracaso y ninguno de los planes puestos en marcha ha sido efectivo, porque el crimen organizado, especialmente el narcotráfico, goza de cabal salud. Tal estrategia ha sido por demás costosísima, en especial en lo que a pérdidas humanas se refiere (alrededor de 240 mil en el periodo), aunque no se puede obviar el creciente costo económico.

Pero al gobierno peñanietista se le ocurrió una maravillosa idea: si algunos creen positivo matar moscas a escopetazos, entonces sería brillante acabar con el narcotráfico a golpe de misilazos y torpedazos, armas vendidos por los gringos, es decir, por el país con el mayor mercado de drogas y número de adictos.

La información referida advierte que la venta (del citado armamento) no alterará el equilibrio militar básico en la región, dijo el Departamento de Estado. De acuerdo con la historia y antecedentes de la relación bilateral, y entre la Secretaría de la Defensa Nacional y el Pentágono, es la primera ocasión en que el gobierno de México pide al de Estados Unidos la venta de misiles.

Entonces, en un país con las crecientes carencias que registra México, ¿el gobierno peñanietista de plano no encontró mejor destino de 2 mil millones de pesos que la compra de armamento como el citado?

Parece que no, porque lo anterior resulta peccata minuta si se compara con lo ayer denunciado por Andrés Manuel López Obrador, de que los gobiernos de Felipe Calderón y de Enrique Peña Nieto conjuntamente gastaron alrededor de 100 mil millones de pesos en la adquisición de aeronaves. Específicamente, dijo el precandidato, dos aviones adicionales al que regularmente usa el inquilino de Los Pinos (este último con un costo cercano a 7 mil 500 millones de pesos, ordenado casi al concluir el sexenio calderonista y facturado al actual), una flotilla de 58 jets de lujo y 102 helicópteros.

Con esos recursos fácilmente se construiría una refinería de buen tamaño y capacidad, que redujera la creciente importación de gasolina, o en su defecto serían útiles para apuntalar las finanzas de Petróleos Mexicanos (Pemex) y, por ende, fortalecer las áreas de producción de la ex paraestatal, que a lo largo del gobierno peñanietista han sido verdaderamente diezmadas.

Pero no, porque a Pemex de manera vil le han recortado su presupuesto, mientras en la cúpula del poder gastan un río de dinero para que el inquilino de Los Pinos y su séquito viajen a cuerpo de rey. ¿Y la factura? Directamente a los bolsillos de los mexicanos, como todo lo demás.

Por cierto, la Secretaría de Hacienda niega la existencia de otro gasolinazo en el arranque de 2018, toda vez que los precios de los combustibles han seguido la misma tendencia desde que se liberalizó el costo, es decir, ha habido variaciones de unos centavos a la alza o la baja, y la mayor de ellas fue de tres centavos.

Esa es la historia oficial. Sin embargo, la experiencia personal documenta que desde la liberalización de tales precios (30 de noviembre de 2017) a la fecha, el precio de la gasolina Premium –en la estación de servicio en la que regularmente se abastece este tecleador– aumentó 33 centavos por litro, y en ningún momento se registró baja alguna, así fuera de tres centavos. Igual esta situación sólo se registra en dicha gasolinera para maltratar las finanzas de este consumidor, pero sería una versión más risible que creíble.

Algo similar sucede en prácticamente todos los comercios y todos los productos. El arranque de 2018 ha sido drástico en materia de precios, y por mucho que lo nieguen las autoridades lo cierto es que los incrementos son veneno para los consumidores (¿serán para ellos los misiles y los torpedos?).

Las rebanadas del pastel

José Antonio Meade se queja amargamente, porque nos duele que Javier Duarte nos haya traicionado con la corrupción; nos duele que Javier Duarte haya lastimado nuestro prestigio; nos duele, porque (ese personaje) no nos define y no nos describe (La Jornada Veracruz). Bien por el precandidato, pero se mostró en extremo austero, pues olvidó mencionar a otros personajes tricolores con las uñas igual de largas que el citado veracruzano. Además de Javidú, debió contabilizar a cuando menos César Duarte, Roberto Borge, Eugenio Hernández, Rodrigo Medina, Tomás Yarrington, Humberto y Rubén Moreira, Egidio Torre Cantú, Andrés Granier, Fausto Vallejo, Miguel Alonso Reyes (premiado con Fonatur) y los que se acumulen esta semana. Y si eso no define y describe al tricolor, entonces qué. Ello, sin olvidar la herencia calderonista: Guillermo Padrés y Luis Armando Reynoso Femat.

Twitter: @cafevega