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Negocios y Empresas

Los seguros, un mal necesario

L

a cultura del seguro en México está en pañales. Mientras en Europa y Estados Unidos la mayoría de la población se protege, en nuestro país todo se lo dejamos al gobierno y a la diosa fortuna. Pensamos que no nos pasará nada en el futuro cercano y, por tanto, dejamos de lado la protección ante las contingencias de la vida.

En el caso del seguro médico y del retiro, creemos que es una responsabilidad del gobierno o de la familia. El único bien que aseguramos de manera masiva es el automóvil, porque es parte sustancial del patrimonio familiar promedio y está expuesto a robos y accidentes. Incluso protegemos más este bien que la vivienda, pues creemos que es poco probable que nuestra casa sufra daños, aunque vivimos en un país donde los huracanes y los temblores siempre están presentes.

Las estadísticas sobre las pérdidas que se generaron en 2017 por catástrofes naturales son contundentes sobre los riesgos que enfrentamos. De 710 catástrofes relevantes en el mundo durante el año, 83 por cieno se concentraron en América del Norte, incluyendo a México. Por supuesto, en Canadá y Estados Unidos la contratación de seguros ayudó a recuperar gran parte de la riqueza destruida; sin embargo, en nuestro caso la protección fue baja, por lo que tardaremos décadas para que se recupere lo perdido por el sismo de septiembre y los huracanes que afectaron a nuestro país.

Las pérdidas por este tipo de catástrofes a escala mundial en 2017 sumaron 330 mil millones de dólares y de dicho monto estaban asegurados bienes por 135 mil millones de dólares, de acuerdo con la reaseguradora Munich Re.

Sin embargo, en México los únicos que se protegen en forma sistemática por riesgos naturales son el gobierno, las grandes empresas y las instituciones financieras que ofrecen créditos hipotecarios, que estudian las consecuencias que se derivan de sismos o huracanes en sus finanzas, con lo que pueden perder miles de millones de pesos.

Por desgracia, más de 95 por ciento de mexicanos no contamos con un seguro contra desastres naturales, por lo que de la noche a la mañana podemos perder la mayoría de nuestro patrimonio y quedarnos en la calle.

Urge una mayor cultura sobre los beneficios de los seguros.