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Pantalla Nómada

Estudios Churubusco y el rincón de su historia

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Las películas mexicanas influyen en la identidad y la cultura nacionalesFoto cortesía de los Estudios Churubusco
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odo aquello que engloba los discursos sonantes en radio y televisión, los que se multiplican en medios escritos y redes sociales en torno a las películas; los rituales de asistencia a las salas (como estos días con los devotos a la quasi doctrina Star Wars); o bien, la suntuosidad de los festivales y ceremonias de premiación o la disparada emergencia de plataformas online para apreciar filmes; todo lo que contribuye a insertar la película en las costumbres cotidianas (Pierre Sorlin), es lo que podemos llamar cultura cinematográfica.

México goza, por supuesto, de una cultura cinematográfica porque las películas han sido motivo de innegable influencia en nuestra identidad como nación y en nuestras costumbres, y un actor importante dentro de esta tarea han sido los Estudios Churubusco.

La Fábrica de Cine: Estudios Churubusco, 1945-2017 es un rincón que esta institución ha dispuesto en su edificio Luis Buñuel como vitrina para conocer su participación dentro de la historia fílmica nacional. La exposición se integra de equipo técnico y 150 objetos emblemáticos, entre vestuario, artefactos, mobiliario, documentos, archivos, etcétera.

El proyecto de estos estudios se gestó en 1943, entre Emilio Azcárraga Vidaurreta, la productora estadunidense RKO, Radio Pictures y un grupo de inversionistas. Visitar esta muestra significa conocer y comprender figuras y capítulos esenciales del cine nacional prácticamente a partir de aquella época.

Entre lo destacado se encuentra un set que permite conocer lo que se conoce como green screen, que consiste en la superposición digital de distintos planos e imágenes para crear todo tipo de efectos visuales. El visitante se puede ver en pantalla como actor de un filme y además saber más sobre este recurso hoy dinamizado por Hollywood.

Quien recuerde la cinta Amores perros no habrá olvidado la secuencia inicial del choque en el que Gael García maneja despavorido un Grand Marquis negro por las calles de la ciudad para terminar estrellándose fatalmente. El vehículo se exhibe para curiosidad de los fanáticos de esta ópera prima de Iñárritu y otros fieles a su cine.

El extraño artilugio de origen alquimista que encierra el misterio de la cinta Cronos (Guillermo de Toro, 1993), también se puede apreciar aquí. El escarabajo dorado se ve como testimonio de una entonces inusual película mexicana, que significó el despunte de un director que actualmente se perfila como merecedor de un premio Óscar en esa categoría.

Para algunos es motivo de nostalgia encontrarse con artículos o ropa que portaron luminarias como La Doña, Pedro Armendáriz o El Santo o escuchar los más de 400 fragmentos fílmicos y pistas sonoras inéditas provenientes de la Fonoteca Manuel Esperón.

El papel de estos estudios ha sido muy importante para la cultura y lo que hoy pudiéramos reconocer como mexicanos, en tanto que ahí se fraguaron símbolos que habitan nuestro imaginario nacional. Su papel ha sido similar al de otros estudios históricos en el mundo, como los Gaumont en Francia, los Cinecittà en Italia, los Mosfilm en la ex Unión Soviética, los UFA en Alemania, los Nordisk en Escandinavia y los Shaw Brothers en Hong Kong, entre otros ejemplos.

Laboratorio para nuestro melodrama, nuestra religiosa adoración a la madre o nuestra mitología popular repleta de comediantes, bellezas y héroes, los Estudios Churubusco hoy, con esta exposición, dejan ver una intención: abrir las puertas de un recinto para la imaginación y la fantasía. Un espacio fundamental de nuestra cultura cinematográfica.

Twitter: @kromafilm