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Cauteloso, evita nombrar a la etnia minoritaria de los rohinya

El papa Francisco pide respeto para todos los grupos étnicos en Myanmar
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El papa Francisco se reunió ayer en Myanmar con la líder civil Aung San Suu Kyi, Nobel de la Paz, a quien hizo un llamado para solucionar los problemas étnicos en el país, pero sin mencionar a la minoría musulmana de los rohinya. La dirigente se comprometió a proteger los derechos de todos. La imagen fue proporcionada por el periódico del Vaticano, L’Osservatore RomanoFoto Afp
 
Periódico La Jornada
Miércoles 29 de noviembre de 2017, p. 27

Naypyitaw.

El papa Francisco pidió este martes en Myanmar respeto a todos los grupos étnicos y a su identidad, al abordar indirectamente la crisis de la minoría rohinya; tampoco se refirió a las acusaciones contra los militares de perpetrar una limpieza étnica contra esa minoría, ni habló del éxodo de esta población musulmana hacia Bangladesh.

El pueblo de Myanmar ha sufrido enormemente por un conflicto civil y hostilidades que han durado demasiado tiempo y han creado una profunda división, afirmó el Papa en un acto celebrado en esta capital administrativa, al que asistió Aung San Suu Kyi, líder civil de la antigua Birmania y premio Nobel de la Paz (1991).

El jerarca de la Iglesica católica precisó que el futuro de la nación asiática pasa por la paz, basada esencialmente en el respeto por cada grupo étnico y su identidad, y apremió a los líderes del país a cooperar con la comunidad internacional para solucionar los problemas étnicos.

Exhortó a hacer un compromiso por la justicia y el respeto de los derechos humanos, en un discurso pronunciado ante las autoridades civiles en la capital birmana.

Suu Kyi, en su turno, se comprometió a proteger los derechos de todos y promover la tolerancia. Nuestro gobierno tiene como objetivo realzar la belleza de nuestra diversidad, afirmó.

La iglesia birmana defiende a Aung San Suu Kyi ante las múltiples críticas por su falta de empatía hacia esta minoría, que vive mayoritariamente en el oeste del país. En cambio, la ciudad inglesa de Oxford, donde vivió Aung San Suu Kyi, le retiró el lunes el premio de la libertad que le había otorgado, debido a su inacción en esta crisis.

El Papa inició sus segundo día de actividades en la nación asiática con una reunión privada en Rangún a la que asistieron dirigentes religiosos budistas, hinduístas, cristianos, musulmanes y judíos, en la que habló sobre la unidad entre religiones a pesar de sus diferencias.

El discurso del pontífice era muy esperado por su posible apoyo y reconocimiento a los rohinya, pero aparentemente se apegó a los lineamientos de la Constitución de Myanmar, que no reconoce a esta comunidad musulmana de las 135 minorías étnicas existentes en el país y sólo los considera inmigrantes irregulares.

También el obispo de Rangún, Charles Bo, recomendó al papa Francisco no mencionar a la etnia rohinya por su nombre.

Pese a las acusaciones de la Organización de las Naciones Unidas, el jefe del ejercito de Birmania, Min Aung Hlaing, aseguró al Papa, durante una reunión de cortesía celebrada el lunes, que su país no ejerce ninguna discriminación religiosa y que el ejercito actúa por la paz y la estabilidad del país.

El ejército de Myanmar inició en agosto un operativo en el estado de Rakhine tras un ataque de insurgentes a puestos de la policía. La violencia, el saqueo y la quema de localidades por uniformados han obligado a más de 620 mil rohinyas a huir a Bangladesh, hecho que le generó fuertes críticas a Suu Kyi por el manejo de la crisis.