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En La Planta se maquillaron grietas, pero las casas están a punto de caer

En esta colonia de Iztapalapa urgía a las autoridades tapar estragos del sismo, dicen

Afectados temen más saqueos

El apoyo principal es el de la sociedad civil

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Damnificados de la colonia La Planta, delegación Iztapalapa, viven en pequeñas casas de campaña donadas por el gobierno chinoFoto Carlos Ramos Mamahua
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En las viviendas de los los andadores Unión, Revolución y Molino Arrocero quedaron las huellas del movimiento telúrico del 19 de septiembre, que levantó los adoquines, abrió boquetes y dejó las estructuras inclinadasFoto Carlos Ramos Mamahua
 
Periódico La Jornada
Jueves 16 de noviembre de 2017, p. 34

En la colonia La Planta, una de las más afectadas por el sismo en la delegación Iztapalapa, poco o nada se ha hecho por los damnificados, quienes tras desocupar sus viviendas –que registran grietas, hundimientos y socavones–, viven a lo largo de la calle Rosalita en pequeñas tiendas de campaña donadas por el gobierno de China.

Aquí lo único que hicieron fue medio reparar el drenaje y traer tepetate revuelto con cascajo, para que la misma gente rellenara los hoyos que se hicieron, pero nada más. Lo que les urgía era tapar, pero las casas están a punto de desplomarse, relató Edilberto Vázquez, uno de los voluntarios que permanece en la zona.

En los andadores Unión, Revolución y Molino Arrocero permanecen las huellas del movimiento telúrico, que levantó los adoquines, abrió boquetes y dejó las viviendas inclinadas. En una de ellas está Berenice Velázquez, quien a pesar del riesgo, ha comenzado a sacar sus pertenencias, antes de que terminen de saquear su casa.

En una de las tiendas de campaña vive con su mamá y sus dos hijas, una de ellas de año y medio, en espera de alguna resolución sobre el futuro del patrimonio que forjó aquí su familia durante 30 años. Las autoridades nos dicen que se tiene que demoler, que todo lleva un proceso, pero no nos dicen cuánto tiempo va a llevar, ni qué va a suceder después, expresó.

En esa misma incertidumbre se encuentra María de Jesús Maravillas, de Molino Arrocero. Tenemos que esperar, no hay de otra, pero ya empieza la desesperación. Queremos saber qué va a proceder, si toda la vida vamos a estar aquí. Estamos expuestos a todo tipo de peligros, y los que más nos preocupan son los niños, indicó.

Después del sismo, las autoridades delegacionales levantaron un censo de las viviendas afectadas, que las clasificaron según el nivel del daño, algunas incluso tienen un folio del Fondo Nacional de Desastres (Fonden), pero nadie sabe si habrán de llegar los recursos y cuándo.

No hay reuniones. En la plataforma de la ciudad ni siquiera aparece como zona afectada. Nadie te informa. El día del temblor vino la delegada, Dione Anguiano, como a las 11 y media de la noche, pero no ha regresado, apuntaron.

En el lugar, el principal apoyo que se mantiene es el de la sociedad civil. Las tiendas de campaña son de China, pero también ha llegado ayuda de Colombia, de organizaciones religiosas cristianas o directamente de la gente.

No han faltado quienes buscan aprovecharse de la tragedia. De todos los partidos políticos han desfilado con promesas de campaña y en el campamento no todos son damnificados, hay una organización promotora de vivienda que también decidió instalar en la calle a sus agremiados.