Opinión
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México SA

Paraísos: más de los mismos

Hacienda-SAT: una vez más

¿Quiénes pagan impuestos?

E

n el cuento de nunca acabar, van y vienen escándalos por evasión y no pasa absolutamente nada. La historia se repite una y otra vez: paraísos fiscales por aquí, paraísos fiscales por allá, la declaración cajonera del Servicio de Administración Tributaria (SAT) de que investigaremos, la advertencia de la Secretaría de Hacienda sobre sus sabuesos de la Unidad de Inteligencia Financiera, y ¡listo! A otra cosa.

¿Dónde está el dinero que, se supone, pertenece, vía fiscal, a la nación? ¿Dónde aquellos empresarios que pagarían más, porque ganan más? (Videgaray dixit) ¿Dónde la autoridad que no deja respirar a los causantes de a pie, pero es fiel servidora de los de arriba? Pues en los paraísos tributarios, práctica que se suma a dos evasiones legalizadas: la de los gastos fiscales (multimillonarias cantidades que principalmente exentan a los grandes corporativos y la devolución de impuestos, por medio de la cual los grandes empresarios hacen como que pagan sus impuestos y, raudo, el SAT les devuelve hasta el último centavo, mientras la presunta autoridad es la que opera el paquete).

No son los únicos, desde luego, pero entre febrero de 2015 y noviembre de 2017 son tres los escándalos en esta materia. En la primera de las fechas citadas se conoció el denominado Swissleak, mediante el cual los de siempre cómodamente evadían al fisco mexicano. Se trató de más de lo mismo: acaudalados mexicanos (integrantes de las famiglias asociadas al régimen) aparecieron como propietarios de jugosas cuentas bancarias en Suiza para evadir a Lolita. En ese entonces, el SAT no supo reaccionar ni cómo justificar que miles de millones de pesos durmieran la mona en las bóvedas de los bancos suizos y no formaran parte de los recursos presupuestales de nuestro país. Y por esos ayeres la reforma fiscal de Videgaray ya estaba en vigor. ¿Qué sucedió? Nada, porque el SAT sólo dijo que investigaría. Casi tres años después, nada por aquí, nada por allá, salvo que los involucrados permanecen intactos.

En abril de 2016 se divulgó el contenido de los denominados Panama Papers, es decir, lo mismo que el Swissleak, pero en versión tropical, aunque con idénticos fines y resultados. Por cierto, en este enjuague apareció el empresario favorito del sexenio, es decir, Juan Armando Hinojosa (recuérdese la casa blanca de EPN-Gaviota y la de Videgaray en Malinalco, es decir, el mismo del “pagarán más… etcétera). A diferencia del escándalo suizo, en esta ocasión el entonces jefe del SAT, Aristóteles Núñez, veloz como saeta, salió a decir que el organismo a su cargo inició una investigación para dejar en claro quién sí y quién no evadió al fisco.

Contrario a lo sucedido con el Swissleak, rápidamente salió a explicar que tres son las razones que llevan a los felices propietarios de cuantiosos recursos (bien o mal habidos, que es lo de menos) a depositarlos en paraísos fiscales: a) proteger sus activos; b) proteger su confidencialidad y c) evadir al fisco. Hasta allí todo más o menos bien, pero el jefe del SAT se fue de largo al decir que es común que los mexicanos tengan sus inversiones en el extranjero (¿en serio? ¿Los mexicanos, así nada más, incluidos los 63 millones de pobres y los millones de asalariados?) Y se quedó tan tranquilo. Un año y medio después, nadie sabe, nadie supo, los resultados de la supuesta investigación.

No es novedad, pero en los Panama Papers (el periódico alemán Süddeutsche Zeitung y los integrantes del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, ICIJ) aparecieron relacionados apellidos muy queridos y respetados por los mexicanos que –les guste o no– sí pagan impuestos: Salinas Pliego, Angoitia, Hinojosa, Lozoya, Yáñez Osuna, Díaz Álvarez, Rodríguez Borgio y más.

También honorables empresas: Altos Hornos de México, de Alonso Ancira; Guillermo Cañedo White, ex ejecutivo de Televisa, vicepresidente de la Concacaf y ahora muy activo en el negocio petrolero mexicano (Oro Negro se llama la empresa, en la que participan ex directivos de Pemex). Celebridades vinculadas con la política tampoco se quedaron fuera, pues la actriz Edith González Fuentes (ex de Santiago Creel), casada con Lorenzo Lazo Margain, director jurídico del despacho Alemán Velasco y Asociados, de Miguel Alemán Velasco, ex gobernador de Veracruz. Ninguno aceptó responsabilidad alguna, y la investigación del SAT se mantiene prófuga.

Aquí vale un recordatorio de la Cepal: Un sistema tributario internacional arcaico y disfuncional también proporciona a las empresas y a los ricos amplias oportunidades para que eviten pagar los impuestos que les corresponden en justicia. La evasión de impuestos sobre la renta personal, corporativa y del IVA cuesta a América Latina y el Caribe más de 320 mil millones de dólares al año, es decir, 6.3 por ciento del PIB regional. Esto significa que los países latinoamericanos pierden más de 50 por ciento de sus ingresos por impuestos sobre la renta a individuos. Muchos de esos recursos van a paraísos fiscales, escondiendo grandes cantidades de capital que deberían invertirse en mejorar la calidad de vida de la ciudadanía. Pero en el SAT y en Hacienda afirman que no todos depositan sus recursos en los paraísos con fines de evasión. ¿En serio?

Ahora, en el arranque de noviembre de 2017, se divulgan los Papeles del Paraíso, en los que resulta más fácil detectar quiénes son los poderosos que no aparecen relacionados (políticos, empresarios, consorcios, etcétera, etcétera), porque son escasos, por no decir inexistentes. En el caso mexicano aparecen los de siempre y de pilón un pederasta (Marcial Maciel) y un líder obrero (Joaquín Gamboa Pascoe).

¿Y qué dijeron el SAT y la Secretaría de Hacienda? “Investigaremos… revisaremos, en los casos que sea procedente, a los contribuyentes que se refieran (en los Papeles del Paraíso), tratándose de individuos o empresas con obligaciones fiscales en México… las acciones que realice la autoridad serán informadas oportunamente a la ciudadanía” (La Jornada, Israel Rodríguez). El chiste se cuenta solo.

¿Y Hacienda? La subsecretaria Vanessa Rubio fue contundente: Estamos analizando la información para sacar alguna conclusión al respecto. Todo, claro está, en espera del siguiente escándalo.

Las rebanadas del pastel

Mientras la autoridad se prepara para el próximo escándalo, el billete verde se vendió ayer a 19.46 bilimbiques.

Twitter: @cafevega