Sociedad y Justicia
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Hay 536 secuencias aparentemente relacionadas, según estudio

Investiga el Inmegen la relación de suicidio con factores genéticos

El consumo de drogas potencia sentimientos de desesperanza, señalan

 
Periódico La Jornada
Jueves 2 de noviembre de 2017, p. 31

El abuso en el consumo de alcohol y otras drogas puede aumentar notablemente el riesgo de suicidio, sobre todo si dicho factor interactúa con ciertos genes en la corteza prefrontal del cerebro o si existen evidencias previas de enfermedades mentales.

Así lo afirmó el doctor Humberto Nicolini Sánchez, subdirector de investigación básica del Instituto Nacional de Medicina Genómica (Inmegen), de la Secretaría de Salud, quien señaló que el estudio de dichos aspectos podría ayudar en el futuro a definir quiénes son los sujetos con mayor probabilidad de tener estas conductas de riesgo.

En conferencia de prensa, el especialista explicó que aunque la conducta suicida es una combinación de diferentes elementos, entre ellos el entorno social del individuo y sus problemas personales, también existen aspectos muy relevantes en cuanto a la vulnerabilidad biológica, como los factores genéticos.

Para determinar el peso de los genes en el suicidio, el equipo encabezado por Nicolini desarrolló un enfoque teórico bautizado como gestaltómica, en el cual se utilizaron nuevas tecnologías de análisis médicos para estudiar los cerebros de 44 personas que se quitaron la vida y compararlos con los de otras 30 que murieron en circunstancias violentas, pero no se suicidaron.

Tras realizar exámenes toxicológicos en los sujetos de estudio y analizar sus cerebros a nivel estructural, los especialistas descubrieron que hay 536 genes aparentemente relacionados con la tendencia al suicidio, los cuales se reflejan en la corteza prefrontal, que es la zona del cerebro encargada de la toma de decisiones.

Dichos genes se manifiestan de forma más clara con la ingesta de algunas sustancias, a grado tal que el consumo excesivo de alcohol hace que aumenten 10 veces los sentimientos de desesperanza e impulsividad que llevan a un intento de suicidio, mientras otras drogas los incrementan hasta 14 veces.

Nicolini y su equipo también lograron determinar que existe una relación muy estrecha entre el padecimiento de algún transtorno de salud mental –como la depresión– y los intentos de quitarse la vida. En 10 por ciento de los casos de suicidios analizados no hubo datos de comorbilidad con abuso de sustancias o de padecimientos mentales.

Otro hallazgo de la posible relación entre la carga genética de una persona y ciertos transtornos siquiátricos, indicó, es que los pensamientos suicidas y la bipolaridad parecen estar más presentes en personas con más herencia genética europea, mientras la esquizofrenia parece tener mayor prevalencia entre quienes tienen una herencia más indígena o mestiza.

Aunque subrayó que todavía falta mucho por avanzar en este proyecto, el especialista consideró que las tecnologías genómicas sí podrían ayudar a identificar a las personas con mayor tendencia a intentar un suicidio.

En ese contexto, detalló que en México hay un promedio de 5 mil suicidios al año –500 de ellos en la capital del país–, de los cuales la gran mayoría se concretan mediante el ahorcamiento. De igual forma, detalló que esta práctica es más común en hombres que en mujeres, y que hay dos grupos de edad con mayor prevalencia: entre 15 y 24 años, y mayores de 60.