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Natalia Beristáin dirige la cinta, proyectada en el festival internacional de Morelia

Los adioses pretende interesar a la gente en la obra de Rosario Castellanos

Cuando me eché un clavado en su literatura descubrí una pluma poderosa, vigente y necesaria, afirma la cineasta

Todo en la película es ficción; es lo que intuí y encontré en su poesía

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Karina Gidi en dos fotogramas del filme. Abajo, acompañada de Daniel Giménez CachoFoto Cinépolis Distribución
Enviado
Periódico La Jornada
Viernes 27 de octubre de 2017, p. 9

Morelia, Mich.

En la recta final de la competencia oficial, en la categoría de ficción del 15 Festival Internacional de Cine de Morelia, se proyectó Los adioses, versión libre y personal de Natalia Beristáin sobre la poeta Rosario Castellanos.

En entrevista con La Jornada la cineasta consideró que se le debe dar luz a la poeta: Cuando me eché un clavado en su obra descubrí una pluma poderosa, vigente y necesaria; que alguien se interese en ella a partir de que vea la película, será un logro gigantesco.

La directora de No quiero dormir sola señaló: El impulso inicial fue explorar inquietudes personales y temas como la feminidad, cómo ser mujer está determinado por un contexto histórico, cultural, social, la maternidad, la vida en pareja... eso era lo que tenía en la cabeza y reflexionaba en darle forma. En eso me topé con las cartas de la escritora a Ricardo Guerra a lo largo de su relación amorosa; entonces descubrí a esta mujer que rompió la imagen de una monografía que yo tenía de ella. Me pareció sorprendente.

Agregó: “Conocemos a Rosario Castellanos por su pluma, pero también es un ser humano que se equivoca, contradictoria, insegura y que ama profundamente. Estos elementos me llevaron de la mano a conocerla, porque únicamente había leído dos libros. Entonces descubrí sus ensayos y el resto de su obra poética; descubrí a una mujer que rompe con los paradigmas de su época. Entonces se volvió un puente fácil de entretejer con inquietudes personales para terminar en Los adioses”.

La realizadora, egresada del Centro de Capacitación Cinematográfica, afirmó: “Lo más fácil fue filmarla, pues ya estaba el financiamiento y, junto al proceso de rodaje, fue muy gozoso; lo más difícil fue editarla, porque rompí muchísmo el guion. La esencia está, pero teníamos una estructura más lineal de la vida de Rosario y en la edición entendí que esa no era la película que quería hacer. Sin embargo, a la vez me confrontó con el impulso original. De alguna manera sentí que mi parte personal se alejaba y entonces la cinta se volvió más personal que la primera, No quiero dormir sola, en la que narro la relación con mi abuela”.

Respecto de su sentir en torno a que las nuevas generaciones no leen a Rosario Castellanos, expresó: No es una sorpresa... por qué tendrían que conocerla si nadie les ha hablado de ella.

Natalia Beristáin agregó: Me duele reconocer que en 2017 temas de hace 50 o 60 años siguen vigentes y son importantes. Si bien Castellanos y otras mujeres comenzaron a pavimentar el camino que hoy me permite hablar de ella, aún falta mucho para terminar el sendero.

Aclaró que todo en la película es ficción. Castellanos nunca escribió una autobiografía; se trata de lo que intuyo y descubro en sus cartas y poesía; no hay nada que esté sustentado o alguien que me haya contado algo referente a la vida de la poeta. Todo es una ficción a partir de ciertos hechos verídicos, como que conoció a Guerra en la Universidad Nacional Autónoma de México, las cartas y que fue embajadora, pero lo demás lo inventamos de acuerdo con las necesidades dramáticas de lo que me interesaba contar.

A la pregunta de que si le hizo justicia a la escritora en Los adioses, respondió: No lo sé. No sé si le hice justicia. Quiero pensar que platiqué con una mujer con la que me puedo relacionar y que no es ni víctima ni victimaria, lo que hace que yo, como espectadora, pueda conectar con esta mujer a la que admiro profundamente.