Opinión
Ver día anteriorDomingo 22 de octubre de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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El despertar

Panorama antes de la batalla

Bajo la lupa

Desastre kurdo: la independencia que siempre no fue

José Agustín Ortiz Pinchetti
Alfredo Jalife-Rahme
Telescopio

El caso Maldonado

De nuestras Jornadas

Crímenes contra luchadores sociales, impunes

El Buscón
La Jornada Guerrero
Desde otras ciudades

Anhela París escuchar el silencio

Mar de Historias

Si alguien lo reconoce...

Cristina Pacheco
¿La Fiesta en Paz?

Egos, en lugar de truenos

Entre bobos anda la beneficencia

Pesos sí, euros no

Universidades sin recursos
L

a difusión de los apuros financieros por los que atraviesan numerosas universidades públicas estatales de México recuerda, una vez más, la necesidad de rexaminar un problema que viene de lejos y exhibe una preocupante tendencia al ascenso, aunque se manifiesta más crudamente cuando la economía presenta signos de inestabilidad. Se trata de las dificultades económicas que afligen a gran parte de esas casas de estudio, que a menudo las colocan al borde de la quiebra y obligan, de manera recurrente pero sin éxitos visibles hasta ahora, a considerar para ellas distintos modelos de sustentabilidad.

Leonardo Páez
El Correo Ilustrado

Ignorancia de los negociadores mexicanos del TLC

E

s de llamar la atención el desconcierto que muestran los negociadores mexicanos ante la actitud asumida por Estados Unidos en las actuales negociaciones del TLC por la ignorancia que muestran de la historia de nuestro país en esto evento donde los gobernantes estadunidenses siempre han sido prepotentes y groseros, desde los tratados de Guadalupe Hidalgo en 1848 donde a EU no le bastó con el territorio robado y quisieron adueñarse también de Baja California, Sonora y Chihuahua, pasando por los tratados de 1854, la venta de la Mesilla conocida como Gadsden Purchase, una región de 76.845 kilómetros cuadrados del actual sur de Arizona y el suroeste de Nuevo México, y los tratados de Bucareli de 1924 en el gobierno de Obregón donde EU solicitaba la no retroactividad del artículo 27 constitucional para que sus compañías petroleras mantuvieran el control del petróleo mexicano. En 1942 nuevamente abusan del sometimiento del gobierno mexicano y lo obligan a venderles todos los materiales estratégicos necesarios para la Segunda Guerra Mundial a cambio de los bienes necesarios para la industrialización mexicana, compromiso que nunca cumplieron. En 1994 con la firma del TLC, EU logró lo que no había logrado en 1924, el compromiso de reformar el artículo 27 y la penetración del capital estadunidense en la industria petrolera, dejando a México con las manos vacías para esta negociación.

Qué fue la Revolución Rusa
A

lgunas perogrulladas previas: 1) la historia sirve para estudiar los comportamientos humanos en diferentes sociedades, no para formular juicios morales; 2) los grandes acontecimientos no son hechos aislados sino la culminación de procesos (Lenin bailó de alegría bajo la nieve cuando la recién nacida República soviética superó la duración de la Comuna de París porque la hazaña de 1917, para él, era la continuación de 1871 parisino y apenas el segundo de otros asaltos al cielo que salvarían a la revolución de la derrota); 3) las palabras son engañosas y deben ser pensadas en su contexto histórico (un obrero de 1917 no es igual a un obrero actual ni tampoco son iguales su trabajo y su modo de vida); 4) las revoluciones que no se extienden degeneran y perecen (aunque el territorio que abarquen sea inmenso y riquísimo porque deben superar el nivel de cultura y de productividad de los países avanzados ) y 5) el camino de la victoria está sembrado de derrotas, (y el frente de batalla es planetario porque el capitalismo es un sistema mundial, no una suma de Estados no interrelacionados).

Guillermo Almeyra / I
Las intervenciones de Estados Unidos, ayer y hoy
E

l gobierno de Estados Unidos está impulsando intervenciones en diferentes países y continentes. Esto tiene mucha historia, y vamos a analizar solamente algunos casos importantes.

Una secuencia de peligros acosa a Brasil
N

unca como ahora la clase política brasileña ha sido tan rechazada por la opinión pública. Siquiera en la dictadura del pasado, al menos se entendían las limitaciones impuestas a los políticos.

Antonio Gershenson
Eric Nepomuceno
Nuestro renacimiento y con el mundo en contra
L

as conversiones y convulsiones del mundo, exacerbadas por la gran recesión de 2008, se apoderan de las ideas que sobre el globo cultivan algunos de sus dirigentes presentes y pasados. Pero no de manera lineal; más bien en sentido contrario al esperado.

El presunto misterio de los salarios congelados
S

egún la teoría económica neoclásica, la relación entre los salarios y los empleos es una relación simple. Cuando no hay mucha demanda de trabajo, los salarios sufren. Los obreros compiten unos contra otros por conseguir el empleo. Pero cuando existe gran demanda de trabajo, los salarios suben. Los empleadores compiten entre ellos para conseguir la ahora escasa fuerza laboral. Este ciclo cambiante se dice que mantiene el fluido funcionamiento del sistema de libre mercado, garantizando un vaivén constante en el equilibrio en movimiento.

Rolando Cordera Campos
Immanuel Wallerstein
Los cronistas en la Casa de la Bola
L

os integrantes de la Asociación de Cronistas de la Ciudad de México celebrarán su 13 Encuentro en el esplendoroso marco de la Casa de la Bola en Tacubaya.

Los latinoamericanos no sabemos devolverle nada a nuestros países, según el Nobel Miguel Ángel Asturias
Foto
Elena Poniatowska durante la entrevista con el autor guatemalteco Miguel Ángel Asturias, Premio Nobel de Literatura 1967 Foto cortesía de la escritora
Ángeles González Gamio
Elena Poniatowska
Identidad dispersa
E

l hecho de que en octubre de 2016 la embajada de Estados Unidos no hubiera renovado mi visa (por razones demasiado absurdas para registrar aquí), me ha dado tiempo para reflexionar y finalmente llegar a la conclusión de que no haré nada más de cuanto ya he hecho para que me la renueven pues, en realidad, en este octubre de 2017, cuando cumplo 70 años de edad, más bien lo que quiero más que nunca no es ya la renovación de mi visa sino la recuperación de la nacionalidad estadunidense, misma que por derecho recibí al nacer (como hija de padre estadunidense por nacimiento), y a la que (por razones demasiado absurdas para registrar aquí) me vi orillada a renunciar ante Relaciones Exteriores para, de este modo, poder titularme en la Universidad Nacional Autónoma de México, ya que, en aquel momento, México no admitía la doble nacionalidad de un mexicano que la tuviera y que, al mismo tiempo, quisiera cumplir con un trámite semejante al de una titulación, lo que era mi caso, pues soy mexicana de nacimiento (aunque la ley haga constar que lo soy por naturalización; hija de madre mexicana de nacimiento) y, en aquel entonces, consideré que era mi deber, si no como ciudadana de ningún país en particular, sí como estudiante universitaria, cumplir con absolutamente todos los requisitos necesarios (por más absurdos que fueran) con tal de obtener mi título, aun cuando no se tratara sino de una licenciatura.

Todo Melville
E

l lugar común es tenaz, pero irrebatible: al cineasta francés Jean Pierre Melville (1917-1973) se le considera el padre espiritual de la Nueva Ola francesa, una figura tan tutelar de los directores Jean-Luc Godard, François Truffaut, Alain Resnais, Jacques Rivette y Claude Chabrol, entre otros, como lo habrán sido también el crítico de cine André Bazin o el gran cinéfilo y director de la Cinemateca francesa, Henri Langlois. Una de las pasiones compartidas por todos ellos fue siempre el culto al cine estadunidense de los años 40 y 50, y de modo muy especial, a un género policiaco que pronto quedaría etiquetado como cine negro. Cuando los jóvenes cineastas franceses de finales de aquellos años 50 criticaban con dureza el llamado cine de calidad –académico y acartonado– que venía realizando la generación anterior, se coincidía en sustraer de aquel juicio malévolo (a la postre, precipitado) al extravagante realizador Melville, quien inició su carrera con un filme poético y minimalista sobre la ocupación alemana, El silencio del mar (Le silence de la mer, 1949), para luego adaptar, con barroquismo visual y ampulosidad verbal Los niños terribles (Les enfants terribles, 1950), la obra teatral de Jean Cocteau, y proponer más tarde las densas y rigurosas tramas policiacas de lo que hasta la fecha sigue siendo el mejor cine negro francés: Bob, el jugador (Bob, le flambeur, 1956), Morir matando (Le doulos, 1963), Hasta el último aliento (Le deuxième souffle, 1966) y El círculo rojo (Le cercle rouge, 1970). A esta lista se añaden dos obras singulares: El samurái (Le samouraï, 1967) y la formidable recreación del mundo clandestino de la resistencia francesa bajo la ocupación nazi, El ejército de las sombras (L’armée des ombres, 1969).

Bárbara Jacobs
Carlos Bonfil