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Sin necesidad de musas, desarrolla el proyecto Manifest

Robot escritor revoluciona la Feria del Libro de Fráncfort
 
Periódico La Jornada
Sábado 14 de octubre de 2017, p. 3

Fráncfort.

La inteligencia artificial ha logrado este año competir de igual a igual con la nómina de autores destacados que han desembarcado en la Feria del Libro de Fráncfort, la principal cita del sector editorial en el mundo.

Ni afamadas plumas internacionales como Dan Brown o Salman Rushdie han logrado hacerle sombra al robot escritor que firma uno de los proyectos estrella de esta edición, bautizado como Manifest.

Antes era un robot industrial que hacía un trabajo duro y se movía en un mundo competitivo, pero lo liberamos, explica el alemán Jan Zappe, quien junto con sus compatriotas Martina Haitz y Matthias Gommel, forma el grupo artístico Robotlab que está detrás de este autor mecanizado.

Sin necesidad de musas que lo inspiren, ese robot escribe manifiestos de forma ininterrumpida. Cada uno se compone de ocho enunciados generados de forma autónoma basados en la información interna de la que dispone en una especie de base de datos. El arte, la filosofía o la tecnología son materias que integran su archivo privado. Tras elegir términos concretos, los asocia y construye oraciones.

La combinación resultante produce manifiestos únicos, cada uno sellado con un número de serie. Concebimos el robot como una instalación artística, no nos centramos en el plano de la investigación. Este robot no responde a órdenes humanas, sino que es libre de elegir y compilar palabras, aclara Gommel ante una audiencia que toma notas y escucha con atención.

Tres idiomas y tipografía clásica

Robotlab mostrará hoy cómo su criatura, mediante diferentes algoritmos, es capaz de generar nuevas tesis para a continuación apuntarlas manualmente en tres idiomas. Escribe con la tipografía clásica de las máquinas de escribir, pero a un ritmo mucho más pausado.

El trío de artistas, lejos de ser unos novatos en el estudio de la relación hombre-máquina, atesoran gran experiencia que desde principios del siglo XXI han ido plasmando en diferentes proyectos. Comenzaron desarrollando un robot diyéi que llegó a pinchar en 2002 en el famoso festival de música electrónica y experimental Sónar, que se celebra en Barcelona.

Luego se convirtió en pintor, realizando retratos con base en una fotografía tomada inicialmente con una cámara lateral. Metido de lleno en el ámbito artístico, se pasó a la literatura y comenzó a escribir.

Sus primeras prácticas las hizo copiando la biblia durante nueve meses ininterrumpidos, con sus noches y sus días. Una vez entrenado el hábito de la escritura, con Manifest llegó su gran momento.

El robot escritor que ha revolucionado Fráncfort trabaja de forma incansable. Terminada una página, empieza con férrea disciplina la siguiente. Sabe que tiene que aprovechar el tiempo, porque la vida útil de un autómata industrial convertido en artista no supera los tres años.