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Balance de la Jornada

La AMF, un montaje más de los dueños

C

on o sin Rafael Márquez, la Asociación Mexicana de Futbolistas (AMF) se echó a andar, tal como fueron los designios de los dueños de equipos y de la propia Federación Mexicana de Futbol (FMF). La idea de aparentar que todo surgió a iniciativa de los casi siempre apáticos jugadores es el meollo de la farsa.

En enero del presente año Sunil Gulati, titular de la federación estadunidense, tenía dudas para lanzar el proyecto de candidatura compartida con México y Canadá para el Mundial 2026. Una estribaba en la política racista y contra los migrantes del presidente Donald Trump; otra en el desaseo de las ligas Mx y de Ascenso.

A los federativos mexicanos, Sunil les leyó la cartilla: si querían ser socios antes que nada deberían limpiar el cochinero. El futbol estadunidense hasta entonces se había mantenido como mudo testigo del tianguis de piernas, del pacto de caballeros y de los retrasos constantes en el pago de salarios de los jugadores.

La llamada Comisión para el Desarrollo Deportivo de la FMF, que engloba a dueños y/o directivos de varios equipos –basta mencionar a los más influyentes: América, Morelia-Atlas, Chivas, Pachuca, Santos, Tigres y Monterrey–, se puso manos a la obra y en su asamblea del 13 de febrero ideó la asociación. Desde ese momento se precisó que no sería un sindicato, ¡ni que estuvieran locos!

Comenzaron a mover los hilos a través de las cenizas de la Comisión del Jugador (anterior invento de la FMF), a la que había renunciado Christian Chaco Giménez, cansado de la falta de interés de los futbolistas. El sobreviviente de ese gremio era Álvaro Ortiz, ex jugador opaco, sin características de líder, pero ni hablar, era lo que había.

Ortiz tuvo entrevistas con el Káiser Márquez, quien había dado visos sinceros de querer hacer algo por sus colegas cuando los Jaguares de Chiapas lanzaron un SOS por el impago de salarios. Total, que Rafita cayó redondito, lástima que el lío por tener roces con gente turbia le impidió el sábado ver cristalizados sus afanes.

Ortiz es el brazo ejecutor de la FMF y tuvo que volver a registrar la asociación tras los problemas de Márquez. La sede, obviamente, está junto al inmueble de la FMF, en Toluca. El grupo no tiene personalidad jurídica, pero promete ser un ameno club de té, donde se expongan buenas intenciones, proyectos que –con un poco de suerte– podrían coincidir con los de los dueños.

Y para que no haya dudas ni falsas ilusiones, al acto de presentación fueron enviados varios seleccionados: Andrés Guardado, Javier Chicharito Hernández, Oribe Peralta, Memo Ochoa y Chuy Corona; a ellos se sumaron Chaco y Carlos Salcido, quienes se encargaron de remarcar que de sindicato, nada; de choques con los dueños, nada. Puro diálogo amistoso.

Algo bueno puede surgir. Una especie de sociedad mutualista, en la que mediante cuotas los jugadores le entren a eso de las Afore y logren alguna jubilación en un futuro no tan lejano, dado lo corta que resulta su vida profesional. Quizá la mesada no sea tan sustanciosa como la que obtienen los de la liga estadunidense de futbol, pero peor es nada.

Porque para los dueños es muy desagradable andar subsidiando lesiones y enfermedades largas y costosas, como la de Carlos Charz Sánchez (América), Ezequiel Orozco (Murciélagos) o Yasser Corona (Xolos). Por fortuna, Lucero Álvarez (Lobos) la libró. Casi pierde un ojo tras un choque accidental en un partido.

El Tri está a punto de lograr un histórico pase al Mundial; sin embargo, la paradoja es que el juego del equipo de Juan Carlos Osorio es un enorme signo de interrogación. El partido ante Trinidad y Tobago en San Luis Potosí fue sufrido, la angustia duró casi hasta el final. La cara de Osorio lo decía todo; luego enloqueció de felicidad con el gol del Chucky Lozano.

El 3-1 es del todo engañoso. Al final cayeron los goles, fue como un telón de terciopelo que al bajar disimula todos los males. Todos excepto el grito de eh, puto que de nuevo se escuchó (¿otra multa?). Honduras, que había extendido un lirio blanco hacia México al armar una colecta para los damnificados por los sismos, volvió al enojo por el mal arbitraje de César Ramos.

Los equipos aprovecharon la fecha FIFA para ir a su habitual colecta de dólares a Estados Unidos. Pachuca, como siempre a la delantera, se fue a Europa, perdió con Real Oviedo y va con el PSV. Enrique Ojitos Meza ya entrena a todo vapor para sacar de la barranca al Puebla. David Patiño aspira a un milagro con los Pumas.