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LIGO, una proeza científica
 
Periódico La Jornada
Miércoles 4 de octubre de 2017, p. 2

Con el desarrollo del Observatorio de Detección de Ondas Gravitatorias (LIGO, por sus siglas en inglés), los galardonados con el premio Nobel de Física 2017 lograron una proeza científica al captar ese fenómeno, considerado uno de los avances más importantes en la astronomía en los pasados 50 años.

Shahen Hacyan, investigador del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó que al desarrollar el LIGO, Rainer Weiss, Barry Barish y Kip Thorne lograron una proeza.

En un comunicado, el experto señaló que el hallazgo abre una nueva ventana al universo. Hasta ahora veíamos el cosmos a través de la luz, o de los neutrinos, pero ahora observaremos otra faceta, expuso Hacyan, en un mensaje difundido en Facebook.

Destacó que por medio de su teoría de la relatividad general, Albert Einstein predijo la existencia de ondas gravitacionales. Él se dio cuenta de que así como existen ondas electromagnéticas –luz, ondas de radio o rayos X– que transportan energía y permiten comunicarnos en el mundo, debía haber algo similar, pero relacionado con la gravedad.

La gran diferencia es que estas ondas son extremadamente débiles, tanto que para generarlas se necesita el movimiento de estrellas u hoyos negros, pues es imposible producirlas en laboratorio.

Aunque el mismo Einstein no consideraba posible detectarlas, varios físicos se plantearon el reto de encontrarlas y la propuesta de los ganadores del Nobel fue la construcción de interferómetros o equipos que lanzan luz en dos direcciones distintas.

La idea consiste en colocar espejos muy grandes, alejados entre sí por varios kilómetros, que al detectar una onda gravitacional vibran ligeramente, concepto que probó ser correcto en septiembre de 2015, cuando fue captada la primera.

En tanto, Alan Watson, investigador del Instituto de Astronomía, también de la UNAM, consideró que se trata de uno de los avances más importantes en la astronomía en los pasados 50 años. Es como presenciar el descubrimiento del primer telescopio, pero esta vez usando las ondas gravitacionales, precisó.