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19/S: el dolor y la esperanza

Elías y voluntarios exigen a militares buscar supuesto sótano en edificio de Chimalpopoca

Espera hasta el retiro del último escombro para confirmar que su hija no está atrapada

Estudiantes y mujeres rompen con marros y picos la base del inmueble, que sólo esconde tierra

 
Periódico La Jornada
Sábado 23 de septiembre de 2017, p. 16

Elías Cohen Gómez, un mecánico de Ecatepec, estado de México, lleva muchas horas sin comer. El martes, a las ocho de la mañana, dejó a su hija Luz del Carmen en su trabajo de limpieza en el edificio de Chimalpopoca, que cinco horas y 14 minutos después se colapsó.

El viernes, él afirma que había un sótano en el inmueble, pero la búsqueda se da oficialmente por concluida una vez que retirados los escombros se descubre el piso de la planta baja.

Un grupo de vecinos, voluntarios y feministas irrumpen la valla policiaca, en el cruce de Bolívar y Lucas Alamán, y aseguran que sí podría existir un basamento y posiblemente más personas atrapadas. ¡Cinco mujeres chinas están desaparecidas!, claman.

El agente S. Jácome V. –así está escrito en su placa– pide instrucciones con un lenguaje que debe ser requisito para llevar el uniforme: Jefecita. Que quieren rascar no sé qué tanta mamada. Hay una vieja mariguana que dice que hay otro cuarto.

Durante el forcejeo con los uniformados, las personas advierten que una señora se presentó a buscar a su marido. Un hombre grita: ¡Ella comentó que cinco minutos antes del terremoto, su esposo le dijo que iba a bajar al sótano a comer!

Y entonces, a las 3 y media de la tarde –poquito después de que ha entrado el otoño– se reanuda la excavación en busca del supuesto sótano. Los militares que habían ayudado temprano se retiran y observan desde la escuela vecina, la Simón Bolívar, cómo estudiantes, feministas y demás voluntarios rompen la loseta y después el piso firme de concreto.

Pablo de León, quien ha trabajado en la construcción y ahora se dedica al comercio, observa cómo se estrellan los marros, barretas y picos contra lo que fue la base del edificio.

Ahí no hay sótano. Con el peso también se habría colapsado. No hay un sótano sin parrilla dentro del concreto, anota. Y en efecto, 15 minutos después, debajo sólo se encuentra tierra.

Elías Cohen ha esperado en el centro de mando frente a la escuela todas las horas que transcurrieron desde el terremoto hasta que, a las 13:40 horas, Urbano Torres, el operador de la grúa con capacidad para 500 toneladas, levanta la última trabe para depositarla, con la precisión que le dan 30 años de experiencia, sobre un camión que se lleva el resto de los escombros.

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Con maquinaria pesada, militares concluyen el retiro de escombros de la fábrica de textiles ubicada en ChimalpopocaFoto Carlos Ramos Mamahua

Un fragmento de la última columna es roto con mazos por militares. Los compañeros que los rodean comienzan a cantar el Himno Nacional y cuando terminan las dos primeras estrofas, desde el segundo piso del plantel, junto al salón 11, el trompeta Juan Jiménez Villasana, soldado de infantería, da el toque de silencio.

No sólo es la señal de duelo, también de que ha finalizado el retiro de escombros. Pero Cohen se aferra y exige una búsqueda con perros y el equipo que lleva el Escuadrón de Rescate y Urgencias Médicas (Erum).

Los militares del puesto lo llevan al otro lado de la calle a corroborar con su mirada que en el predio ya no hay nada.

Y mientras se decide si habrá o no revisión, los soldados lo conducen hasta un puesto improvisado que el Centro de Atención a Personas Extraviadas y Ausentes instaló bajo las escaleras de la escuela de dos plantas. La encargada trata de animarlo: Debe comer algo. Le traigo aunque sea una naranjita, recomienda.

Una vez que se decide un último intento de búsqueda, Dean, la labrador chocolate de los rescatistas de Campeche, vuelve a ser requerida.

Mariana Pérez Romero le pide: Dean, ¡busca! Nueve minutos después, la labrador no ha encontrado nada, como tampoco los rescatistas del Erum.

Sin noticias de su hija se fue el señor Cohen. Se retiraron las feministas que exigían la lista de empleados con el fin de cotejarla con la que dijeron tener de las empleadas chinas, quienes trabajaban para la maquiladora de ropa Seo Young International. De la señora Irma Sánchez, que supuestamente habría sido encontrada el jueves, tampoco se confirmó nada.

La cifra oficial de víctimas, sin nombres, en las ruinas del edificio fue de 22 muertos y dos personas rescatadas con vida, del centenar que se dijo habrían estado en el inmueble a la hora del sismo. Además, 14 automóviles sacados de los escombros.

Martín Cruz Santillán, que se vino “de raite” desde Tamaulipas, donde vende letreros para taxi, no se ha agotado después de trabajar dos días y medio continuos. Y pregunta: ¿Sabe dónde más se nos necesita?