17 de septiembre de 2017     Número 120

Directora General: CARMEN LIRA SAADE
Director Fundador: CARLOS PAYAN VELVER

Suplemento Informativo de La Jornada

La súbita agonía del medio rural,
o hasta que la inseguridad nos separe

Dra. Séverine Durin Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social  [email protected]

En diez años, los pueblos de Nuevo León perdieron hasta un tercio de sus habitantes. ¿Qué explica tal fenómeno? Entrevistado al respecto, el alcalde de Los Ramones explicó que “la cercanía con la frontera es un factor que provoca la salida de habitantes, porque la mayor parte migra a Estados Unidos a laborar” (El Norte, 25/06/2017).

Esto es sólo una parte de la explicación. Los pueblos del norte de Nuevo León, como Los Ramones o China, tienen una larga historia migratoria y una intensa vida transnacional, caracterizada por familias con miembros en ambos países. Por décadas, su vida giró en torno a la migración estacional de los varones, la visita de sus connacionales durante las vacaciones y fines de semana, tiempos durante los cuales se celebraban reuniones, fiestas y prosperaban los negocios. La respuesta del alcalde puede ser entendida en ese contexto, sin embargo, esta dinámica fue interrumpida no porque el mercado laboral estadounidense fuera más atractivo, o las facilidades migratorias mayores, sino porque la violencia armada acabó con su tranquilidad.

Carolina es nativa de Los Ramones y vive en el Valle de Texas desde hace décadas: “Cada fin de semana nos íbamos para allá. Teníamos cuatrimotos, cargábamos la troka con la traila, bien padre íbamos y veníamos como si nada, bien seguros, nos encantaba México. Así estuvimos bastante hasta que empezó todo esto de la delincuencia”. Las carreteras se volvieron inseguras y los pueblerinos avisaron a sus familiares que no las transitaran, los delincuentes robaban los autos, además, a Carolina su padre le advirtió que “definitivamente aquí se están poniendo muy feas las cosas, y se están mirando muchas cosas, se encuentran cuerpos, secuestran”, así que en 2010 “fue cuando nosotros dejamos de ir completamente”. Entonces, la economía rural mermó a efecto de la violencia criminal, con el aumento del delito de extorsión y secuestro, y por la pérdida de ingresos derivada de la ausencia de los paisanos.

Entre 2010 y 2012, los pueblos del noreste fueron el escenario de enfrentamientos armados que atemorizaron a la población, incluso de masacres, como aquellas de San Fernando, Tamaulipas, y Allende, Coahuila. En Nuevo León, ocurrieron enfrentamientos armados en Los Ramones, Cerralvo, China, Montemorelos, que fueron parcialmente reseñados en la prensa. Debido a las agresiones sufridas, los periodistas solían no investigar los datos y se atenían a los boletines de la Marina Armada de México. Entre 2007 y 2014, murieron asesinados 5 periodistas en Nuevo León y 2 desaparecieron.


“Ahora nosotros aquí –como dice mi niño- los weekends ya son boring porque ya no es lo mismo. Ahora los planes de vacaciones son de viajar a otra parte… podíamos ir para Zihuatanejo, Yucatán, Veracruz, Michoacán, ya eso se acabó, ya no se puede. Ahora los planes son aquí en Estados Unidos.


Los homicidios se dispararon en la región a partir del año 2008, de manera concomitante a los operativos de la Policía Federal, Ejército y Marina por la “Guerra contra el Narcotráfico” emprendida a finales del año 2006. El aumento de la criminalidad y de la violencia armada en espacios públicos acrecentó el sentimiento de inseguridad, contribuyó al cierre de los negocios y obligó un número indeterminado de personas a huir para resguardarse en las ciudades del noreste o en los Estados Unidos.

Pese a que se sintió una mejoría en 2013, muchos de los paisanos no han visitado sus pueblos. Ahí residen una proporción significativa de adultos mayores y pensionados, quienes añoran ver a sus familiares. Si bien los gobiernos municipales han organizado eventos especiales en Navidad o Semana Santa para atraerlos, nada es como antes. Una pareja de pensionados que retornó del estado de Washington comenta que sus hijos los visitaron en diciembre de 2015, después de años de ausencia por la inseguridad. Aceptaron venir porque habían organizado un motocross. Se reunieron unas 300 personas, nada comparable con las mil de otras épocas.


“Cada fin de semana nos íbamos para allá. Teníamos cuatrimotos, cargábamos la troka con la traila, bien padre íbamos y veníamos como si nada, bien seguros, nos encantaba México. Así estuvimos bastante hasta que empezó todo esto de la delincuencia”


Carolina, por su parte, vendió las tierras que había adquirido en el pueblo para sus hijos, y considera que no hay camino para atrás: “todos esos planes ya se acabaron. Ahora nosotros aquí –como dice mi niño- los weekends ya son boring porque ya no es lo mismo. Ahora los planes de vacaciones son de viajar a otra parte. De que podíamos ir para Zihuatanejo, Yucatán, Veracruz, Michoacán, ya eso se acabó, ya no se puede. Ahora los planes son aquí en Estados Unidos”. Si la población rural de Nuevo León disminuyó, es porque muchos huyeron, mientras otros que mantenían una casa en el pueblo, la vendieron o abandonaron, y no son más habitantes del estado.

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