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Gloria Díaz exige le devuelvan a sus hijos, recluidos en ese albergue de Salamanca

ONG: el gobierno de Guanajuato obstruye la justicia en el caso de La Ciudad de los Niños

Ahí, mis cinco pequeños estaban sucios, llenos de piojos, mal vestidos y tristes, muy tristes

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Diversas organizaciones exigen que no queden impunes los abusos cometidos en La Ciudad de los NiñosFoto La Jornada
Especial para La Jornada
Periódico La Jornada
Domingo 10 de septiembre de 2017, p. 17

No nos dejes, le gritaban sus cinco niños a Gloria Zarat Díaz Guerrero, cuando el DIF de Uruapan, Michoacán, se los arrebató con engaños y los entregó a La Ciudad de los Niños, de Salamanca, Guanajuato, dirigida por el sacerdote Pedro Gutiérrez Farías, denunciado hace dos meses por abusos físicos, sicológicos y sexuales y quien permanece en libertad operando algunos albergues.

Cuando finalmente pudo ver a sus hijos, de 10, ocho, seis, cinco y cuatro años, después de tres meses de separación, la sorpresa de Gloria Zarat fue terrible: Mis cuatro pequeños, Abdiel, Santiago, Aahron y Ariel, estaban rapados, y mi niña, Sofia, llena de piojos. Los cinco dormían en colchones con chinches. Estaban sucios, mal vestidos y tristes, muy tristes, dice sin poder contener el llanto, en entrevista con La Jornada.

La Ciudad de los Niños, de Salamanca, fue intervenida por las autoridades y hace un mes la Procuraduría General de la República (PGR) inició una carpeta de investigación sobre los actos de violencia física, sicológica y sexual contra niños y adolescentes.

Sin embargo, el procurador general de la República, Raúl Cervantes Andrade, a través de la Subprocuraduría de Derechos Humanos, Prevención del Delito y Servicios a la Comunidad, se negó a atraer el caso, dejando libre al sacerdote Gutiérrez Farías, a las monjas y al personal que laboraba en el albergue, a quienes ni siquiera se les ha tomado declaración a pesar de las graves denuncias consignadas por la titular del juzgado noveno de distrito, Karla Marcia Macías Lovera, quien ordenó la reubicación de los 134 niños y 80 jóvenes.

Desde entonces, las decenas de niños y adolescentes que aún se encuentran en el albergue están bajo la supervisión del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de Guanajuato, coordinado con la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), que atrajo el caso el pasado 19 de julio.

“Es un albergue bajo investigación, con evidencia jurídica de la autoridad de Guanajuato y de la PGR, y aun así el DIF se atreve a llevar y dejar niños ahí.

Todo lo que está sucediendo con los menores, sobre malos tratos y violencia, es responsabilidad del DIF, dice en entrevista Juan Martín Pérez García, director de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), que atiende a las víctimas.

Denuncia anónima

Desde hace tres meses, la vida de Gloria Zarat ha sido un tormento. Dice que no duerme, está enferma y no deja de llorar. Todo empezó cuando su esposo, Raúl Hernández Ramírez, los abandonó para formar otro hogar, sin entregarle la pensión acordada en un convenio judicial, por lo que ella se quedó en una situación económica precaria.

Cuenta que buscó trabajo doméstico de dos turnos e incluso cuidando enfermos en la noche. Los 100 pesos diarios que le pagaban por lavar platos durante ocho horas no alcanzaban para darle de comer a sus hijos ni mucho menos para pagar la renta. Pero iba consiguiendo sacarlos adelante, gracias al apoyo de amigos y familiares, que los cuidaban en su ausencia.

Hasta que decidió pedir ayuda a sus suegros. Dice que seguramente fueron ellos los que la denunciaron al DIF: “El papá de mis hijos se fue en diciembre pasado a vivir con otra mujer y nos dejó. Me daba 100 o 120 pesos, cuando mucho, para desayuno, comida y cena, y obviamente no me alcanzaba. Empecé a trabajar haciendo aseo en casas, luego en una tienda, con horario de 8 de la mañana a 4 de la tarde, y las vecinas me ayudaban. Pero después de dejarlos con mis suegros, vinieron los del DIF, que por una denuncia ‘anónima’, aunque yo creo que fueron ellos”.

El personal del DIF de Uruapan visitó su casa y la citó para cuestionarla. Eres una puerca, le dijo de entrada la abogada de esa dependencia de asistencia familiar. Ella le explicó su compleja situación, pero la funcionaria la conminó a entregar por las buenas a los niños, de lo contrario el DIF de Michoacán se los llevaría a la fuerza y no sabría dónde serían finalmente internados por separado.

Me dijeron que la opción que me quedaba era que los metiera a La Ciudad de los Niños, de Salamanca, y que así los iba a poder ver todas las veces que quisiera y al final, cuando mejorara mi situación económica, los podía recuperar en dos o tres meses. Yo, por miedo a perder a mis hijos y a que estuvieran separados, les creí, dice.

Con engaños, finalmente Gloria Zarat fue forzada a entregar a sus cinco hijos: Me hicieron firmar una acta de entrega y no me querían dejar despedirme de ellos, hasta que accedieron. Les dije que yo no los estaba abandonado, que los dejaba por poco tiempo, porque no tenía para darles de comer, que no tenía para pagar la renta y nos habían corrido, que comprendieran que tenía que trabajar.

Aquello se convirtió en una dolorosa despedida. Las trabajadoras del DIF le dijeron que no se preocupara, que los iba a poder ver cuando quisiera: Esa fue la primer mentira. Ya cuando estaban internos me dijeron que los podría ver sólo cada seis meses.

Cuando se enteró de las denuncias contra Gutiérrez Farías, Jorge Santos le llamó para decirle que necesitaba que fuera para comprobar que sus cinco hijos eran de ella. Me dijo que el sacerdote no había dejado nada de archivos, que no sabían de quién eran los niños, que todo estaba lleno de basura, que había un cuarto con ropa sucia y cubierto de chinches, que todo era una porquería.

Añade: “Cuando fui a verlos no los conocía, estaban rapados. Les dije: ‘¿por qué están así?’ Es que había piojos y chinches, ayer vinieron a fumigar las camas. Santiago tiene cinco años y me dijo que estaba lavando su ropa. Sofía, de cuatro años, con su pelo corto, lavaba la ropa a una niña de ocho años. Mi hijo el chino estaba todo sucio, con la ropa al revés”.

Los niños la abrazaban y le preguntaban: Mamá, ¿cuándo nos vamos a ir contigo? Gloria Zarat llora: Es horrible, tengo que sacar a mis hijos de allí ¿Cómo los voy a recuperar? Es terrible lo que están viviendo. No hay día que no piense en ellos, cuando estoy comiendo, cuando me acuesto. Me siento vacía.

Obstrucción a la justicia

El caso de La Ciudad de los Niños, de Salamanca, permanece en la impunidad. Redim ha trabajado con las autoridades, pero las investigaciones están estancadas, bloqueadas:

“El gobierno de Guanajuato se está negando a entregar a la PGR las siete carpetas de investigación. Por lo que entre más tiempo pase, más evidencias borrarán. El equipo de investigación de la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia contra las Mujeres y Trata de Personas (Fevimtra) tiene claro que con el anuncio del gobernador de Guanajuato, Miguel Márquez Márquez, de ‘vamos a cerrar el albergue”, se corre el riesgo es dispersar a las víctimas y en consecuencia afectar las pesquisas”, dice Pérez García.

“La PGR se ha negado a atraer el caso. La atracción es una decisión del procurador Cervantes Andrade, pero como es el fiscal carnal, anda en otra cosa, menos en hacer su chamba, y dicen que necesitan más evidencia”.

Mientras tanto, el sacerdote sigue libre: Nos dicen que lo tienen localizable, pero señalan que no tiene sentido detenerlo porque no cuentan con evidencias porque supuestamente ahorita no tienen víctimas directas, aunque hay 67 niños rescatados que no han entrevistado porque hay un bloqueo de la autoridad de Guanajuato. Existe una clara obstrucción a la justicia por parte del gobernador.

Lamentablemente el retraso en la investigación y la impunidad afectan a los niños: El tiempo de retraso que tiene el gobierno de Guanajuato y el que está operando la PGR van en detrimento de la integridad de los niños. El tiempo de los adultos no es el tiempo de la vida de un niño, indica.

Gloria Zarat exige que el sacerdote y sus cómplices sean encarcelados. Dice que tres de sus cinco hijos cumplen años en este mes, aunque sabe que no estará junto a ellos para celebrar, aunque confía en que la familia pueda estar reunida para Navidad.

Sueño con un arbolito de Navidad para ellos. Mis hijos nunca tuvieron Navidad, porque estudiábamos la Biblia y su papá es testigo de Jehová. Los cinco me duelen mucho, pero me duelen de diferente manera: Abdiel, por ser el mayor (10 años) y porque llevó una carga que no le tocaba y quizá fui más dura con él y lo quise hacer madurar; Aarhon, quien siempre ha estado pegado a mí; Ariel, porque es noble y asmático; Santiago, por travieso y porque se orina, y Sofia porque es mi única niña. Sueño que podamos estar otra vez juntos y que por primera vez tengan sus regalos de Reyes Magos.