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Negocios y Empresas

Las empresas de la globalización

C

on la globalización, el concepto de desarrollo y subdesarrollo se ha transformado radicalmente. Hasta mediados del siglo pasado, el subdesarrollo implicaba carecer de tecnología avanzada y no contar con empresas que compitieran de igual a igual con las del exterior. Por esta razón muchos países, incluyendo México, optaron por proteger sus empresas contra las foráneas, que eran más competitivas.

A la larga ese modelo de desarrollo, basado en el proteccionismo, generó rendimientos decrecientes, mala calidad y altos costos para los consumidores. Todavía en los años 70 del siglo pasado los turistas que viajaban al extranjero se traían todo tipo de bienes, desde ropa hasta electrodomésticos y aparatos de sonido, ya que la producción alemana, estadunidense o japonesa era mejor que la nacional.

Con la incorporación de México al Gatt y posteriormente al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, la eficiencia y competitividad de las empresas mexicanas cambió radicalmente. Al enfrentarse los productores locales con los extranjeros en el propio mercado mexicano, quienes no lograban precios competitivos y una buena calidad estaban destinados a desaparecer.

Pero gracias a la competencia las cosas han cambiado y ahora la producción de muchas mercancías es mejor en México que en naciones más ricas. El sector automotriz es típico de este fenómeno, ya que los automóviles producidos en México son de igual o superior calidad a los producidos en Estados Unidos y, lo más importante, se generan a un menor costo.

Ahora quien busca la protección de sus industrias es Estados Unidos, mediante aranceles a las importaciones e incluso castigos a las empresas estadunidenses que tengan la osadía de realizar nuevas inversiones en México.

Un fenómeno paralelo que se presenta es el de las inversiones de firmas mexicanas en el extranjero. El caso más reciente es el de Mexichem, de Antonio Carrillo, quien adquirió a la empresa Netafim y otra compra reciente es la East Balt Bakeries que realizó hace unas semanas Grupo Bimbo, dirigido por Daniel Servitje.

Los esquemas de análisis del pasado, en los que se dividía al mundo en países desarrollados y subdesarrollados, ya son obsoletos y ahora hay que pensar más bien en empresas globales que controlan la economía mundial, las cuales pueden ser tanto de naciones ricas como de menos desarrolladas.