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Autodefensas: ni legalidad ni diálogo

M

ucho se ha dicho ya, si no es que todo, respecto a las autodefensas; dicho está que muchas de ellas operan al margen de la ley; comprobado está que algunas han asesinado inocentes y otras se salen del territorio que les corresponde y portan armas de uso exclusivamente militar.

Mucho se ha dicho, pero nadie de los que deben hacer algo mueve una mano para corregir el problema, para lo cual sobran argumentos, algunos de los cuales resultan conmovedores.

El comandante de la novena Región Militar, Germán Javier Jiménez Mendoza, se unió a la catarata de opiniones. Están mal fundamentados (los grupos de autodefensa) porque están queriendo ampararse en una ley que se circunscribe a usos y costumbres de las comunidades indígenas; por eso ya es un tema de observancia permanente en todas las autoridades estatales y federales, expresó.

No está en manos del Ejército solucionar este punto.

El Poder Ejecutivo conoce bien el caso; tiene ubicados a los grupos legales y a los ilegales; a los que defienden al pueblo que los designó y a los que resguardan territorios en vez de proteger a la población, pero no actúa; anuncia su desarme, pero no se atreve a desarmarlos, aduciendo que ya hay muchas confrontaciones como para sumar otras.

El Poder Legislativo nada de a muertito; comodinamente se encarga de asuntos irrelevantes en vez de adaptar la norma local a la federal para que, mediante una reforma a la Ley 701, que rige la operación de las policías comunitarias, determine la normatividad en apego a la cual deben crearse y funcionar.

En cuestiones de legalidad podría esgrimirse ese pendiente como un obstáculo para poner orden; no obstante, si no ha habido reformas es de entender que sigue siendo válida la Ley 701 en su estado actual, la cual define con claridad los términos del funcionamiento de autodefensas o policías comunitarias.

Se habla, haciendo a un lado la ley, de corregir el problema recurriendo al diálogo, pero finalmente la autoridad ni se apega a la legalidad ni se ven resultados del convencimiento que supuestamente llevan a cabo.