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Que Floyd denigre el deporte que le dio fama y dinero, inconcebible: Ignacio Beristáin

La pelea Mayweather-McGregor será un espectáculo bochornoso

Al boxeo hay que amarlo y tratarlo con respeto, afirma el mánager

Cuando entrenaba a Jorge el Maromero Páez y subió vestido de novia sentí vergüenza de mí mismo, recuerda

 
Periódico La Jornada
Jueves 27 de julio de 2017, p. 9

Sólo tocar el tema le produce malestar al mánager Ignacio Beristáin. Que un peleador de artes marciales mixtas sin experiencia en el boxeo como, el irlandés Conor McGregor, enfrente al invicto Floyd Mayweather el 26 de agosto en Las Vegas, le genera repulsión.

Para el veterano manejador de campeones mundiales y miembro del Salón de la Fama, el boxeo es un deporte que no debe perder su aura de honorabilidad.

Antes, Beristáin anticipa que será un espectáculo bochornoso. Una de esas exhibiciones que considera lamentables y por las que cada vez siente menos deseos de ver boxeo. Beristáin es un purista que no deja de exigir la ceremonia tradicional.

Esa pelea será una burla, espeta; por eso casi no lo veo; al boxeo hay que amarlo y res- petarlo, no concibo que Floyd Mayweather denigre un deporte que lo convirtió en una estrella y lo hizo millonario.

Beristáin recuerda que tuvo a su cargo a Jorge el Maromero Páez, boxeador que provenía del ambiente circense y que ganó fama en los años 80 y 90. Páez asombraba con sus piruetas sobre el cuadrilátero antes y después de cada combate, vestido con calzoncillos que semejaban los que usan los payasos y que solía hacerse cortes de pelo extravagantes.

“Pero el día que el Maromero subió vestido de novia sentí vergüenza de mí mismo”, cuenta Beristáin; “me di cuenta que no podía seguir exhibiéndome de esa manera, que era una falta de respeto a mi profesión y le dije: ‘hasta aquí llegamos’. Lo había aceptado así, pues un poco porque sabía que venía del ambiente del circo, pero cuando vi eso me di cuenta de que eso no era para mí”.

Hace poco –dice Beristáin– volvió a tener un peleador que quiso llamar la atención por su personalidad estrafalaria. Empezó a bailar durante sus combates y portarse poco serio. El veracruzano dice que decidió hablar al respecto.

Empezó a hacer mucha faramalla, así que hablé con el muchacho, le dije que si eso era lo que quería hacer, pues que mejor buscara alguien de acuerdo a lo que le gustaba y le pedí que se marchara.

Por eso no acepta espectáculos como el que protagonizarán McGregor y Mayweather, porque asume su oficio con toda la gravedad que lleva implícito un deporte de contacto en el que en cada exhibición se vive en riesgo.

No se puede tratar así un deporte como el boxeo, que es violento y, a veces, hasta cruel, vuelve a la carga; todos los que estamos metidos en este oficio tenemos la obligación moral de respetar el boxeo. Por eso me enfada todos los que han encontrado la manera de ganar billete de forma muy tosca, con peleas desiguales, porque una cosa es formar peleadores y enfrentarlos, y otra desenterrar cadáveres para que se luzcan algunos.

Pero la desventaja de McGregor, sin embargo, al no tener peleas como boxeador y obligado a respetar las reglas que domina Mayweather, tampoco le pare- ce que representen un peligro. No como el que anticipa Mike Tyson, quien dijo que el irlandés será asesinado por el estadunidense cuando se enfrenten.

McGregor no peligra nada, asesta sin titubeos; “es un atleta y Mayweather es un peleador elusivo, que siempre se defiende; eso sí, tratará de humillarlo, como hizo con el Canelo Álvarez, porque además tiene las reglas en su favor y las domina a la perfección”.

No faltará el que desee ver esta exhibición –previene–, pero cree que los aficionados al boxeo serio no pagarán por un combate de esta naturaleza.

Mayweather gana como negociante, hay que reconocerlo, pero pierde como deportista, resume Beristáin.