Opinión
Ver día anteriorMiércoles 19 de julio de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Unas de cal ...
H

ubo algunas noticias buenas. Al sentarme a escribir, se me ocurrió que valía la pena invocarlas: buscar el calor de algunos rayitos de sol, en medio de tanta oscuridad.

Primera: el futuro próximo del auto eléctrico. La semana pasada se resquebrajó un pedazote de la Antártida. Un pedazo de una superficie bastante mayor a la del estado de Morelos porque las temperaturas del mundo este año serán, de nueva cuenta, las más altas que se hayan registrado. Como para echarle limón a la herida, Trump anunció que Estados Unidos no firmará el acuerdo climatológico de París. Y sin embargo, no se ha detenido el movimiento en pro del cuidado de nuestro planeta. La semana pasada, la marca Volvo anunció que para 2019 todos sus automóviles nuevos serán o bien eléctricos o híbridos. General Motors, por su parte, anunció que va a introducir 10 modelos híbridos o eléctricos para 2020. La producción de Tesla, marca pionera en la producción comercial de autos eléctricos, crece exponencialmente. Por último, según proyecciones de Bloomberg, para 2025 los precios de los autos eléctricos serán competitivos, y quizá incluso más baratos, con los de gasolina. Es una importante noticia.

Segunda: el Senado de Estados Unidos no consiguió pasar la iniciativa de una nueva ley de seguro médico conocida como Trump-Care, porque cuatro senadores republicanos se negaron a suscribirla. Es una muy buena noticia por varias razones: dejará con cobertura médica a más de 20 millones de estadunidenses que la hubieran perdido, atrasa toda la agenda legislativa de Trump, y desinfla en algo la burbuja especulativa que en la bolsa se creó con la elección de Trump. Habrá que estar atentos a esto último, porque la relección de Trump en 2020 dependerá en buena medida de que ese candidato consiga convencer a su base de que le dio un empuje efectivo a la economía, muy especialmente en el rubro de las manufacturas, la minería del carbón y la agroindustria. Los conatos de conflicto comercial que Trump ha montado con Europa, China y México no ayudarán a la economía estadunidense a mediano plazo, eso ya se sabe, pero la especulación a corto plazo, alimentada por ganancias generadas por el recorte en el gasto en salud, y a los impuestos a los ricos podrían generar efectos económicos positivos a corto plazo, que levantarían la popularidad del embaucador Trump.

La noticia del revés de la iniciativa de ley de salud en el Senado le resta ímpetu a la burbuja especulativa en Wall Street. Además, la noticia coincide con un descenso de la popularidad de Trump, que cuenta con sólo 36 por ciento de aprobación en el electorado, cifra más baja que haya alcanzado presidente estadunidense alguno en su primer año de mandato. Si la oposición consigue mantener la presión en el Congreso, la burbuja especulativa se irá desinflando y, con ella, se cerrará cualquier posibilidad de que Trump se relija. Es esta, entonces, otra buena noticia.

La tercera: el plebiscito en Venezuela contra el madurismo consiguió más de 7 millones de votos de ciudadanos, pese a que se organizó en apenas tres semanas. La población de Venezuela es de 31 millones, y su electorado de 19 millones, de modo que más de una tercera parte del total del electorado votó en esta expresión masiva de repudio. Es una cifra parecida en porcentaje al total de ciudadanos que suele votar en elecciones mexicanas, que subraya la inefectividad del madurismo en el plano económico, y de la inseguridad, así como el repudio popular a los ataques a la arquitectura democrática existente, creada apenas en 1999, en la Constitución promovida por Hugo Chávez. Como bien apunta una editorial del periódico chavista Aporrea: No hay duda que el simulacro mal habido del gobierno queda muy mal parado ante la evidente superación de movilización de la consulta opositora...* La noticia es buena, en medio de una situación no podría ser más delicada.

Y la cuarta: en México, la falta de seguimiento de los proyectos públicos se va convirtiendo por fin en un genuino tema de repudio colectivo, más allá de las listas interminables de proyectos de ley, y de proyectos terminados. La problematización seguimiento como foco de atención colectivo se está dando en torno tanto a las reformas al sistema penal acusatorio como al Sistema Nacional Anticorrupción. En ambos casos se pasaron leyes que sonaban (o son) muy buenas, pero que para funcionar requerían de un compromiso sostenido en formación de personal, aumento en la capacidad instalada de procesar casos, mejoría de condiciones laborales, etc.

La política mexicana ha favorecido el relumbrón reformista por encima del seguimiento en el campo, paso a paso, de la obra pública. Los esfuerzos de implementación no han sido tema de escrutinio cuidadoso. En esto, lo de México no es tan distinto del madurismo: hay una propensión a creer en la magia de la ley, y a confundir el informe ejecutivo con la realidad.

Ahora tenemos un nuevo símbolo que resume este problema: el socavón. Una obra magna, pero hueca, que devora a la familia mexicana en el sumidero de la corrupción. En cuanto tragedia, lo del socavón fue una nota relativamente menor en el panorama de violencia e ineficacia, pero como símbolo es perfecto. Apunta a un factor que el gobierno, con su obsesión enfermizamente burocratizada por la transparencia, no ha querido poner en práctica: darle seguimiento real al cumplimiento de los compromisos adquiridos.

*Nicmer Evans, ¿Por qué fueron 7.2 millones de participantes en la consulta popular? Aporrea 18/7/17.