Editorial
Ver día anteriorJueves 13 de julio de 2017Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Paso Exprés, Cuernavaca. Responsabilidad ineludible
L

as dos muertes ocurridas ayer en el Paso Exprés de Cuernavaca, debido a la caída del automóvil en el que viajaban en un profundo socavón que se abrió en medio de la cinta asfáltica de esa vialidad, hacen impostergable y obligada una investigación ejemplar de la cadena de fallas y omisiones que confluyeron en esa tragedia.

Fueron muchas y muy graves. Desde su inicio, esa vía rápida, concebida para confinar y aislar de Cuernavaca el tránsito entre la Ciudad de México y el sur de Morelos y Guerrero fue objeto de críticas por las malas condiciones de seguridad en las que se llevó a cabo –las cuales provocaron un alto número de accidentes mortales, según lo señalaron organizaciones sociales y vecinos en diciembre del año pasado en un documento dirigido al presidente Enrique Peña Nieto, al secretario de Comunicaciones y Transportes Gerardo Ruiz Esparza, al gobernador morelense Graco Ramírez y al mandatario municipal de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco–, ante los perjuicios que causó a los habitantes debido al incremento en el costo total inicialmente pactado y por el retraso de su puesta en servicio.

Inaugurado en abril pasado a pesar de que no había sido concluido –en varios de sus tramos faltaban los puentes peatonales, por ejemplo– el Paso Exprés causó problemas desde el comienzo. Así, en el mes siguiente, las deficiencias de la obra causaron la inundación de varias casas en la contigua colonia Las Águilas. El pasado 3 de julio, habitantes del poblado de Chipitlán presentaron un oficio al delegado de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) en Morelos para exponer el problema de las anegaciones causadas por los defectos de la vía rápida, el deterioro experimentado por ésta y los riesgos de que la mala infraestructura hidráulica de la obra produjeran una desgracia mayor. Pero las autoridades no hicieron nada.

Tras el desastre ocurrido ayer, las declaraciones de la SCT en el sentido de que el socavón se produjo como consecuencia de la basura y de las lluvias inusuales resultan pueriles y ofensivas.

Por si no bastara con semejantes omisiones, que recaen en el ámbito federal, las autoridades de Morelos exhibieron una asombrosa indolencia en las tareas de rescate de los dos hombres que quedaron atrapados en el interior de su vehículo. Según testigos, el accidente ocurrió alrededor de las 5:30 de la mañana; a las siete, el auto aún era visible, pero las labores para auxiliar a las víctimas no empezaron sino a las 11 horas.

A raíz del trágico episodio es inevitable suponer diversas y graves responsabilidades administrativas y penales, tanto por la empresa constructora, como de las autoridades de la SCT y del gobierno estatal. Resulta obligado esclarecerlas, deslindarlas y aplicar las sanciones que correspondan conforme a derecho.