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Enrique Florescano: historiador y fructífero promotor cultural
E

n 1969, cuando los transgénicos no aparecían y las instancias oficiales buscaban la autosuficiencia alimentaria del país, se publicó un libro que no pierde actualidad: Precios del maíz y crisis agrícolas en México (1708-1810). Su autor, Enrique Florescano, nacido en Cosomatepec, Veracruz. Doctorado en historia en la prestigiosa École Pratique des Hautes Études de Francia, nos ofrece en esa obra una visión de la importancia social y económica del maíz en el siglo XVIII. Era, como hoy, el principal producto agrícola y el alimento básico de la población. No cosecharlo en la cantidad que demandaba la gente fue origen de hambre generalizada, migración masiva de la población rural; violencia creciente, epidemias, mendicidad y desnutrición. Florescano hurga en los archivos de la época para mostrarnos la lucha entre los pequeños productores, arrendatarios de tierras y hacendados. Cómo el maíz abundaba o escaseaba según el precio que convenía a los hacendados y afectaba a los consumidores, a la ganadería y la minería, por ejemplo. Y cómo siempre, los ricos eran los que menos sufrían por la falta del preciado grano.

Otros muchos trabajos de Florescano sobre la historia mexicana han merecido elogios de los especialistas y el aprecio de sus lectores. De igual modo, su labor en proyectos editoriales, como la serie Sep-70 y 80, en la que se divulgaron trabajos desconocidos sobre el quehacer nacional. O su invaluable papel en la creación de la Fundación Nexos, en la que también participó activamente Alejandra Moreno Toscano, su esposa.

La familia y los amigos de Enrique estamos de plácemes por verlo cumplir 80 años lleno de vitalidad. Lo demuestra con los trabajos que alienta como director de Proyectos Históricos de la Secretaría de Cultura federal, plasmados especialmente en los 50 títulos de la colección Biblioteca Mexicana. Hay otros no menos importantes sobre los recursos naturales y el medio ambiente. De estos últimos, destaco los tres tomos dedicados a analizar la situación en que se encuentra el patrimonio natural, histórico y cultural de Veracruz, a los que se añade el Atlas de la flora de dicha entidad, el más completo publicado sobre el tema. Florescano y Juan Ortiz Escamilla coordinaron dicho trabajo, que contó con la colaboración de Griselda Benítez Badillo, Carlos Welsh Rodríguez y Rosío Córdova. En cuanto al Atlas de la flora (hay muchas especies en peligro de desaparecer), reúne los trabajos de más de 70 investigadores de diversas instituciones académicas.

En esos cuatro volúmenes se resume la importancia que tiene Veracruz en el campo de los recursos naturales y la necesidad urgente de resguardar un patrimonio que pertenece a México y el mundo. Pese a la severa destrucción de que han sido víctimas en dicha entidad, lo que aún queda es fundamental para el desarrollo económico y social de sus habitantes. Y es que, en unas cuantas décadas, fueron arrasadas cientos de miles de hectáreas de bosque y selvas, así como la rica vida animal y vegetal que contienen. Muchas veces con el apoyo oficial.

Ello origina alteraciones ambientales de enorme envergadura y la pobreza y marginación de numerosas comunidades. Igualmente inundaciones, sequía, aumento de temperatura, erosión de los suelos y azolve de sus presas y cuencas hidrográficas. Dos casos ejemplares son la destrucción de parte de la imponente selva de Uxpanapa, so pretexto de convertirla en emporio agropecuario. Terminó en fracaso monumental. Y la deforestación de los bosques de niebla, fábricas por excelencia del agua.

A lo anterior se agrega la contaminación de sus ríos y que la región urbano-industrial conformada por Minatitlán, Coatzacoalcos, Cosoleacaque y Cangrejeras (asiento del principal centro petrolero y petroquímico del país), sea la más contaminada de México. Y de remate, la afectación de la barrera coralina. De recuperar el dinero saqueado por algunos gobernantes veracruzanos, valdría la pena invertirlo en conservar y acrecentar la riqueza natural que aún tiene la entidad, y que Florescano y sus colaboradores documentan espléndidamente.