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Libro de Ángel Gilberto Adame López que se presentó ayer en el Palacio de Bellas Artes

Celebra Elena Poniatowska el rescate de 12 mujeres revolucionarias en De armas tomar
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César Arístides Ramos, el autor y la periodista Karla Iberia Sánchez, en la presentación del ejemplar. En la imagen siguiente, Poniatowska en videoconferenciaFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Lunes 12 de junio de 2017, p. 7

La periodista y autora Elena Poniatowska expresó su beneplácito de que el abogado y escritor Ángel Gilberto Adame haya rescatado la vida de las 12 mujeres incluidas en De armas tomar: feministas y luchadoras sociales de la Revolución Mexicana (Editorial Aguilar), libro presentado ayer en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes.

En un mensaje videograbado, Poniatowska afirmó que las mujeres son las grandes olvidadas en México: “A las soldaderas las llamaban galletas de capitán, colchón de tripas de soldados. No se hablaba de ellas de modo elogioso. Sin embargo, sin soldaderas no hay Revolución Mexicana, porque todos los soldados hubieran desertado.

Las mujeres cargaban el Mauser cuando moría su Juan; disparaban, se subían al caballo, incluso tenían a los hijos en la trinchera, hacían casa y comida al soldado que seguían. Poniatowska hizo hincapié en la necesidad de que las mujeres crean en sí mismas, que crean que son como éstas que vinieron antes.

Pelearon por ser ellas mismas

Soy feminista desde hace muchísimos años. Todas las mujeres deberían ir a la escuela, se deben repartir las tareas en el hogar; hay padres que cuidan a sus hijos en una forma maravillosa. Aunque no se puede decir que las 12 tenían como decisión o característica pelear en la Revolución, sí lucharon muchísimo por ser ellas mismas, apuntó la autora de Tinísima.

Las protagonistas del libro son: Palma Guillén, Clementina Batalla, María Arias Bernal, Hermila Galindo, Tina Modotti, Adelaida Argüelles, Matilde Montoya, Juana B. Gutiérrez, María del Pilar Moreno Díaz, Mimí Derba, Eulalia Guzmán y Concepción Mendizábal.

Para Mariana Pedroza, autora del prólogo, el valor del volumen está en que trata de retomar el lugar que han tenido las mujeres en la historia, porque en las clases de esta materia de la primaria y secundaria se normaliza que la historia estuvo a mano de hombres.

La periodista Karla Iberia Sánchez anotó que tienen similar valor quienes desentierran las historias de estas mujeres que lograron trascender a pesar de cargar con una sociedad completa. Adame, continuó, nos regala el aire fresco de estas pensadoras que fueron ridículamente silenciadas por cada década que pasaba. Con responsabilidad histórica, el investigador escuchó y leyó lo que estaba guardado, lo que nadie había hojeado, para destilar con delicadeza y enorme respeto la vida de 12 mujeres del mundo que necesitamos conocer.

El libro surgió de otras líneas de investigación como una biografía intelectual de Jesús Moreno Valle, los llamados siete sabios de México, la repetición del nombre de Clementina Batalla, la participación femenil en ámbitos académicos, la aparición del de Adelaida Argüelles, dirigente del primer congreso de estudiantes en el país, hasta que la búsqueda de Adame se extendió a otras esferas. Por ejemplo, como se puso en duda el aporte de Eulalia Guzmán como descubridora de los restos de Cuauhtémoc por el hecho de ser mujer.

El autor de De armas tomar lamentó que en los festejos por el centenario de la Constitución se hayan olvidado de Hermila Galindo, veterana de la Revolución, adherida a la causa constitucionalista y secretaria particular de Venustiano Carranza, con quien viajó a Veracruz a finales de 1914 y participó en la elaboración de la Ley del Divorcio, que permitía por primera vez la disolución del vínculo matrimonial. El 12 de diciembre de 1916 Galindo envió un documento al Congreso Constituyente en el que proponía el derecho al voto de la mujer, no como una concesión, sino como un acto de estricta justicia.

Agregó que la primera estancia de Tina Modotti en México demostró que la sociedad no estaba preparada para acoger a una mujer que expresaba tan abiertamente su ideología política y ejercía su libertad sexual. El acto fue moderado por César Arístides Ramos.