Sociedad y Justicia
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El Issste sostiene que carece de personal y recursos, explican

Pésima atención de salud a profesores
 
Periódico La Jornada
Domingo 11 de junio de 2017, p. 29

Con más de medio siglo de servicio docente, profesores de prescolar, primaria y telesecundaria señalaron que la atención para la salud que se ofrece a los trabajadores de la educación no sólo es pésima, sino que pone en riesgo la calidad de vida de los años que nos queden.

José González Figueroa destacó que tras cotizar 52 años en el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste) y sufrir dos infartos y padecer diabetes, me dieron una cita para ser atendido por un especialista dentro de un año, pero tras insistir me programaron para una consulta en un plazo de tres meses. Acudí al hospital en la fecha establecida, pero el cardiólogo no llegó, y ahora me piden que espere otro mes y medio.

La única explicación que se da, afirmó, es que no tienen suficiente personal médico para atender a todos los pacientes que requieren un especialista, pero hasta la fecha no me han realizado ningún estudio médico porque tampoco tienen recursos.

En entrevista, José Manuel Cisneros, con 48 años de servicio en telesecundaria, señaló que sólo con la ayuda de un familiar y un buen médico de enorme generosidad logré ser operado de una vieja lesión, pero incluso para hacerme los análisis de sangre y una placa de tórax debí recorrer tres clínicas del Issste, porque no servían los aparatos para realizar los estudios o no tenían los insumos básicos.

Lourdes González, maestra de prescolar, con 35 años de servicio, relató que debió ser operada en dos ocasiones de las rodillas, sin que lograra la atención adecuada en los sistemas públicos de salud.

Acudí a mi hospital de zona del Issste, pero programaron mi primer contacto con el ortopedista seis meses después. Tenía dolores intensos, así que mi familia decidió pagar la operación en un hospital privado. Dos años después, me caí en la escuela, y nuevamente me llevaron a emergencias del Issste, me dieron un calmante y me pidieron hacer una cita por Internet para que revisara el médico familiar y ver si me canalizaba con el especialista. Al final ocurrió lo mismo y nuevamente pagué, pese a nunca fallar en mis cotizaciones, a un hospital privado para que me atendieran.

Guadalupe Torres, maestra de primaria con 27 años de servicio, resaltó que muchos compañeros se jubilan cuando ya han desarrollado enfermedades crónico-degenerativas. La docencia es una tarea exigente que acaba con nuestra garganta, piernas, pies y, en muchos casos, hasta con la mente, porque la depresión y la ansiedad nerviosa es muy común en el magisterio.

Destacó que existe preocupación, porque cuando vamos a buscar alguna atención a los sistemas públicos de salud constatamos que hay muchas carencias. Para muchas se acerca nuestra fecha de jubilación, y la duda es si tendremos recursos y condiciones para atender todos los padecimientos que ya estamos enfrentando.