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Interpretarán Leoncio y Lena, de Federico Ibarra, en el Centro Nacional de las Artes

La ópera mexicana necesita reflejar la musicalidad de nuestro idioma y geografía

Pocos autores del país han erigido una escuela en el bel canto, opina el titular de Solistas Ensamble

 
Periódico La Jornada
Jueves 1º de junio de 2017, p. 6

Para Christian Gohmer, director de Solistas Ensamble del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), son pocos los compositores que han logrado erigir una escuela de ópera en la que el español que hablamos en México se desarrolle.

Menciona a Carlos Jiménez Mabarak (1916-1994) y Federico Ibarra (1946), quien ha experimentado mucho sobre la prosodia mexicana.

De Ibarra, Solistas Ensamble del INBA interpretará Leoncio y Lena, ópera escrita en 1980/81, con libreto de José Ramón Enríquez, en tres funciones en el Teatro de las Artes, del Centro Nacional de las Artes (Cenart).

En entrevista con La Jornada, Gohmer expresa que la ópera mexicana tiene que reflejar “la musicalidad de nuestro idioma, de nuestra geografía, de nuestra localidad. Ha sido difícil, sin embargo en el caso de Leoncio y Lena está muy bien logrado”.

Para su primera ópera, Federico Ibarra retomó la obra de teatro homónima del dramaturgo alemán Georg Büchner (1813-1837), escrita en 1836, que, por sus protagonistas: Leoncio (hijo del soberano del reino de Popó) y Lena (princesa del reino de Pipí), podría parecer para un público infantil.

Según Gohmer más bien parece al teatro del absurdo, aparte de lo escatológico, cuyo objeto es dar una dimensión fársica a la figura del poder y así humillarla. El argumento versa sobre cómo el poder puede ser ejercido por personas que viven en un mundo de fantasía y sin estar en contacto con la realidad. Mientras, el pueblo puede odiar al poder, estar completamente en contra y no hacer nada. Sólo vociferar entre dientes. Para mí es una denuncia interesante sobre las estructuras jerárquicas.

Leoncio y Lena originalmente era una ópera para actores y ensamble instrumental, sin embargo, con el tiempo Ibarra la modificó –la revisión más reciente es de 2011– hasta que se convirtió en una obra para cantantes. También creció en cuanto a su instrumentación y recurso vocal. Oímos en la música de Ibarra muchísima frescura; evidentemente después adquirió otras herramientas como compositor y quiso modificarla, apunta Gohmer, para quien la presente versión es la mejor.

El director de Solistas Ensamble del INBA recuerda que es una ópera de cámara, de formato pequeño en su instrumentación, aunque no así en el elenco que incluye 11 cantantes. “En Leoncio y Lena se encuentra el lenguaje que Ibarra desarrollará hasta ahora, con mucha frescura en la música, algo que me gusta, se oye brillante”.

Asimismo, es la primera producción de tal envergadura que hace la agrupación vocal del INBA.

Si se montó es porque es una obra a la que el grupo le tiene mucho cariño, pues la ha trabajado con Ibarra, entonces me pidieron incluirla en la programación.

Gohmer, a su vez, invitó a Valeria Palomino como directora escénica, así como la productora Juliana Vanscoit y Erika Gómez, quienes desarrollaron el concepto escenográfico, la iluminación y el vestuario con la finalidad de hacer una nueva producción que nada tuviera que ver con las anteriores. De acuerdo con Gohmer, para poner la música mexicana en repertorio hay que hacerla en diferentes versiones.

El equipo escénico decidió hacer un montaje abstracto con la idea de resaltar los elementos simbólicos de la ópera, no los figurativos o que puedan ser, incluso, accesorios, porque este es un rey como puede ser un presidente, un primer ministro o cualquier mandatario. Más bien quise resaltar elementos puntuales que son el poder y la libertad, explica Valeria Palomino.

Leoncio y Lena se presenta el primero, 2 y 4 de junio en el Teatro de las Artes (Río Churubusco, esquina calzada de Tlalpan). Acompaña el ensamble instrumental Tempus Fugit, fundado hace una década por Gohmer.