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La historiadora dictó una conferencia magistral en la cátedra que honra a Rafael Tovar

Mercedes de la Garza destaca el legado cultural de la civilización maya

Comparar a los indígenas con los nazis, como hizo el director de RTVE, es inconcebible, opina

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Mercedes de la Garza, en la Academia Mexicana de la Historia, donde disertó alrededor de cómo los mayas se integraron a la gran comunidad cultural que fue MesoaméricaFoto Jesús Villaseca
 
Periódico La Jornada
Miércoles 12 de abril de 2017, p. 8

Cuando en el siglo XVIII se descubrió la extraña y enorme ciudad maya de Palenque, el interés y asombro que despertó en el mundo occidental por su magnificencia fue tal que surgieron hipótesis interpretativas con las que se afirmaba que el sitio tenía un origen europeo o asiático.

Se pensó que era obra de las 10 tribus perdidas de Israel o que llegaron aquí los fenicios. Por supuesto, la investigación científica fue desechando esas ideas, explicó la historiadora Mercedes de la Garza en la ponencia que presentó el lunes en la Academia Mexicana de la Historia (AMH), como parte de la Cátedra de Patrimonio Histórico-Cultural de México Rafael Tovar y de Teresa, que desde febrero sesiona un lunes al mes.

La cátedra es un proyecto conjunto de la Secretaría de Cultura federal y la AMH, creada el año pasado con apoyo del entonces titular de aquella dependencia. Originalmente sólo se llamaría Cátedra de Patrimonio Histórico-Cultural de México, pero tras el fallecimiento de Tovar, la mesa directiva de la academia, presidida por Andrés Lira González, acordó que para honrar al historiador el programa académico llevara su nombre.

La decisión se hizo pública en la comida anual de la AMH, el 10 de enero, con la presencia de Mariana García-Bárcena Langenscheidt, viuda de Tovar y de Teresa, y de Cristina García Cepeda, sucesora del funcionario al frente de la Secretaría de Cultura.

Visión de los vencidos

El lunes Mercedes de la Garza habló acerca del mundo maya y su legado. Explicó que los mayas, a los pocos años de la llegada de los españoles a América, “aprendieron el alfabeto latino que les enseñaban los frailes no para que conservaran la memoria de su pasado, sino para que aprendieran la doctrina cristiana; incluso se tuvieron que inventar algunos signos que no existían, para representar los sonidos glotalizados de las lenguas mayas.

Los indígenas comenzaron a escribir sobre sus códices antiguos, su pasado e historia, copiaron sus mitos, rituales y símbolos esenciales de su religión, también registraron los principales acontecimientos de los linajes protagonistas sobre todo de la historia posclásica maya, y proporcionaron valiosa información sobre la conquista y la colonización española. Esos textos mayas tienen el mérito de ser la imagen de los propios mayas acerca de su historia, la visión de los vencidos, como diría mi maestro Miguel León-Portilla.

La investigadora, autora del libro Rostros de lo sagrado en el mundo maya (1998), dijo que si bien hace falta mucho por aprender y descubrir acerca del mundo maya, es inconcebible que alguien piense que los indígenas antes de la conquista eran un pueblo que se podía comparar con los nazis por un presunto totalitarismo sangriento fundado en los sacrificios humanos, como declaró hace unos días el presidente de Radio Televisión Española (RTVE), José Antonio Sánchez.

Que pensaran eso los frailes que llegaron en el siglo XVI, se entiende, pero que después de todo lo que se ha investigado hoy se diga eso en España es de una ignorancia terrible. La visión científica actual nos presenta a los mayas no como un grupo homogéneo, sino como un conjunto de etnias con diferentes lenguas, costumbres y trayectoria histórica. Sin embargo, todas ellas comparten determinadas características que permiten considerarlas a todas una sola cultura, integrada a la gran comunidad cultural que fue Mesoamérica, acotó De la Garza.

La siguiente sesión de la cátedra será el 8 de mayo, con Óscar Mazín Gómez, con el tema: Hacia una arqueología virreinal: las iglesias catedrales.

La cátedra será permanente y sesionará durante 2017 el segundo lunes de cada mes. La Academia Mexicana de la Historia se ubica en Plaza Carlos Pacheco 21, Centro Histórico. La entrada es libre y recibe un promedio de 220 personas por sesión.