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Ruta Sonora

Ceremonia 2017: claroscuros del revire histórico de un festival

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Integrantes de la británica UnderworldFoto Carlos H. Juica
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ntre el primero y 2 de abril, todos los involucrados en la quinta edición del festival Ceremonia (Foro Pegaso, en Toluca, estado de México) pasaron de la ilusión a la amargura, para tener un final más feliz que triste. Caso inédito en la historia de encuentros masivos de rock y electrónica en México, el festival fue cancelado a las 16 horas del día primero para anunciar luego a las 23 horas que finalmente se haría al día siguiente. La causa: fuertes vientos derribaron parte de uno de sus dos escenarios, lo cual no garantizaba seguridad. Esto pasó cerca del mediodía, cuando el público aún tenía restringido el acceso (iban entrar a las 13 horas, pero tras lo sucedido, ya no se les permitió ingresar, ante lo cual hubo mucho encono, pero no destrozos).

Para las productoras independientes Sicario y Tape (Ocesa es sólo asociada), el golpe fue duro, pero la recuperación del concierto fue brisa refrescante. Aunque no para todos: muchos no pudieron volver al otro día y quienes viajaron de otras entidades perdieron dinero no recuperable. Por fortuna, al menos desde el miércoles 5 ya hay rembolsos de lo pagado en boletos, transporte y pre-cargas (detalles).

Por el lado musical, la conmoción era mucha, pues el cartel incluía uno de los elencos más vistosos en muchos años: Björk, Underworld, James Blake, Nicolas Jaar, Beach House, M.I.A., Floating Points, entre otros. Pudo conservarse la mayoría, menos los tres últimos, y el show principal resultó espectacular, con sonido impecable, los beats del productor venezolano Arca y la orquesta mexicana de cuerdas de Odilón Chávez: una cátedra de belleza clásica con vanguardia tecnológica y el encanto único de esta gran cantante (crónica completa).

El testimonio de los organizadores

Desde lo técnico, desconcertaba que una compañía con 15 años de experiencia, tuviera un error de cálculo de tal magnitud. La percepción cambió para el 2 de abril, porque recuperar un show de ese tamaño en unas horas, con poco margen de tiempo para comunicarlo (las redes sociales fueron cruciales), logrando una asistencia final de 22 mil 300 personas (se esperaban 30 mil; en 2016 acudieron 24 mil), es una hazaña digna de reconocerse. Y para evitar especulaciones, este espacio habló con sus organizadores: Andrés Méndez (director de Ceremonia, de la compañía Sicario) y Diego Jiménez (curador de elenco, de la agencia Tape).

Armar una edición de festival tarda un año; tener a alguien como Björk y a varios de su altura, implica diálogos de dos a tres años. Sus primeras ediciones fueron en verano, pero las lluvias eran tremendas y se pasó a primavera para mejores condiciones. Esta vez no contaban con que habría vientos de entre 60 y 80 kilómetros por hora. Méndez: Fueron vientos extremadamente fuertes, no previsibles, que se dan con la mezcla de calor y frío extremos: generan remolinos y ráfagas inesperadas. Ahora, lo que se cayó no fueron las estructuras base sino elementos escenográficos, decorativos; volaron lonas, pendones, mapas, carpas, baños portátiles. Todo estaba asegurado para condiciones normales, pero esto fue extraordinario. Y qué bueno que pasó antes y no con público. De las 13 a las 16 horas, valoramos si con sólo quitar elementos, podíamos seguir. Pero era imposible garantizar si los vientos volverían y si tendríamos tiempo de quitar todo lo necesario. La decisión de cancelar fue difícil, pero era mejor eso a que saliera alguien lastimado. La tarde del sábado nos dimos cuenta de que sí nos daba tiempo, si se pasaba al domingo.

¿Cómo estar seguros de que no pasaría lo mismo? Méndez: “Quitamos letreros, adornos, los backs (paredes traseras del escenario); todo quedó más ligero. Se reforzaron aun más los escenarios, se amarraron baños; los patrocinios quitaron promo, etcétera. Además el pronóstico de vientos era más tranquilo. Como quedó al final, incluso con los vientos del día anterior, nada malo podría pasar”.

Jiménez: “Los managers de producción de los artistas estuvieron ahí en el segundo montaje. Se volvieron a revisar todas las firmas de los DRO (peritos que supervisan estructuras), que desde un día antes ya tenían el visto bueno de Protección Civil. Las pantallas que usaron Björk y Underworld se mantuvieron en el suelo, y sólo se elevarían si bajaban los vientos, como sí ocurrió. Factor importante para reanudar, fue la actitud de los artistas. A la primera que aseguramos fue a Björk, y tuvo toda la disposición; tenía días ensayando y dijo: ‘cuentan conmigo, pues yo quiero hacer este show’. Igual Underworld, Blake, Jaar... Para todo lo que pasó, regresar con 80 por ciento de elenco y producción, fue un gran logro. Los que no pudieron estar (M.I.A, Beach House, Floating Points), fue por compromisos de agenda, pero de inicio sí querían”.

Méndez: “Fue conmovedor cómo toda la industria se movió y nos echó la mano. No estuvimos solos. Muchas compañías llamaron: ‘¿qué necesitan?’ Muchos medios apoyaron. Vimos que tenemos una industria solidaria; una competencia leal. Los proveedores ni me hablaban de dinero: ‘primero lo sacamos y luego vemos’. Todo eso y la voluntad del público, fue determinante. Estamos muy agradecidos. Y a los que ya no pudieron ir, les decimos que ya pensaremos en una forma de compensarles, lo prometemos”.

Twitter: patipenaloza