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Pondera el Presidente el poder revitalizador de las migraciones a las culturas

Elogia Peña la aportación invaluable de la comunidad libanesa en México
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El magnate Carlos Slim, el presidente Enrique Peña Nieto y su esposa, Angélica Rivera, durante el encuentro de ayer con la comunidad libanesa en México. De pie, a la izquierda, Alejandro Serio, presidente del Centro LibanésFoto José Antonio López
 
Periódico La Jornada
Sábado 25 de marzo de 2017, p. 10

Con los descendientes de los inmigrantes libaneses llegados a México en 1878, el presidente Enrique Peña Nieto aludió a las políticas de rechazo a los extranjeros impulsada por el nuevo gobierno de Estados Unidos. Un país que se cierra en su propia cultura y que no se enriquece por el contacto con otras, está prácticamente condenado a desaparecer, a ­extinguirse.

Subrayó que con las migraciones viajan las tradiciones y las ideas, los conocimientos, los adelantos tecnológicos, los valores y las aspiraciones. Las culturas se revitalizan y enriquecen cuando conviven y dialogan entre sí.

En la misma intervención y tras escuchar los reclamos de Alejandro Serio Morales contra la corrupción en el país, el mandatario confió en modificar el rostro de la nación a partir de la consolidación de los sistemas nacionales anticorrupción y de transparencia.

Sin embargo, convino: tales mecanismos no darán frutos y se habrán creado en vano, si al final, como sociedad, no estamos dispuestos a cambiar.

En un largo mensaje donde en diversos momentos y con numerosas frases de elogio mostró su cercanía y afecto por los descendientes de aquellos primeros libaneses, Peña Nieto admitió: la llegada de la nueva administración de Washington constituye uno de los grandes retos de México en este año. Hoy el mundo está volteando a ver a nuestro país y observa cómo enfrentamos nuestros retos. Y lo que ven –afirmó– es una nación resuelta, digna, decidida a ejercer plenamente su derecho soberano y de buscar, a través del diálogo y el acuerdo, la relación más positiva.

Estuvieron presentes y fueron mencionados por el mandatario, el empresario Carlos Slim Helú, Antonio Trabulse Kaim, Emilio Checa, pero también funcionarios de ascendencia libanesa, como los secretarios de Hacienda, José Antonio Meade, y de Energía, Pedro Joaquín Coldwell. Esta vez, además, asistió la esposa del presidente Peña, Angélica Rivera.

Para México ha sido un tesoro invaluable, adoptar el talento, la capacidad y la fuerza humana de la comunidad libanesa, apuntó Peña Nieto.

Ponderó también de manera destacada, las reformas estructurales, pues este gobierno, dijo, decidió transformar y no mantenerse en la inercia. No llegamos sólo a administrar, sino realmente a sembrar y hacer cambios profundos para tener mejores condiciones en el futuro.

Para cerrar su defensa a los mecanismos de legalidad y contra la corrupción, Peña Nieto planteó el imperativo de asumir la tarea actuar e inculcar valores de apego a la legalidad.

El señalamiento había sido directo: México vive uno de los momentos más complicados de su historia por el entorno internacional, las difíciles condiciones de seguridad y los escándalos de corrupción. Estos últimos cometidos por unos pocos, han ensuciado a la mayoría.

Pidió aplicar la ley, reconoció los esfuerzos por crear mecanismos para combatirla, pero insistió: en cualquier caso, la corrupción produce desaliento, falta de respeto a nuestras leyes y crea una imagen repugnante dentro de la sociedad.