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Un viaje por el mundo interior de Lou Reed
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Con Nico, modelo, actriz, compositora, cantante del grupo The Velvet Underground
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Periódico La Jornada
Sábado 25 de marzo de 2017, p. a16

En conmemoración del 75 aniversario del nacimiento de Lewis Allen Reed (1942-2013), apareció un disco triple y sorprendente: The many faces of Lou Reed. A Journey Through the Inner World of Lou Reed (Sony Music).

No es la típica recopilación, ni la cansina best of ni el consabido homenaje fácil. Se trata, por el contrario, de 38 obras inéditas.

Hay concepto, ideas, curaduría en la edición de este álbum imprescindible. Tan creativo el proyecto, que agrupa temáticamente el contenido: el cedé uno se titula Rare Recordings And The Velvet Underground Days e incluye sesiones hasta ahora desconocidas.

Abre Jesus, la pieza perteneciente al tercer álbum de Velvet Underground, pero en una versión que se antoja aún más honda, más gospel, más luz. Una música profundamente lujuriosa. Como lo es El cantar de los cantares y la poesía de San Juan de la Cruz.

Muro de sonido y percusiones ritualísticas abren paso a la voz de Lou Reed, con acompañamiento coral en gospel. Notas graves confundidas con agudas. Y el guitarreo embrujante de Lou Reed, y el bajo ensimismado, calcinante. Un prodigio. La estancia está en penumbras. Brilla el alma en su destello.

El primer tomo de este álbum triple transcurre poblado de sorpresas. El resultado: una lectura que enriquece el conocimiento, aprecio y degustación.

La obra de Lou Reed, ya lo hemos dicho, es un caleidoscopio de cuyas caras solamente se conocen, aprecian y suelen degustarse unas cuantas.

La vastedad de su obra, su varia invención, su increíble potencia están patentes aquí. Campea, es evidente, su talante de libertad.

The Bronx, I’m Waiting For the Man, Lisa Says, I’ll Be Your Mirror, Pale blue eyes, Coney Island Baby suenan como no se había escuchado antes a Lou Reed. Se trata de sesiones de, prácticamente, improvisación.

Su vocación de investigación, exploración, investigación de los sonidos, rinde aquí frutos magníficos, de manera que este álbum pareciera destinado para solamente los oídos exquisitos, conocedores, entrenados, pero en realidad no desdeña sino que por el contrario, atrae; en las muchas ocasiones en que lo he escuchado, una y otra vez, cuando alguien se acerca a las bocinas junto a mí, en automático terminamos bailando juntos.

Porque la música de Lou Reed siempre ha pedido mucho al escucha. Le pide no solamente atención, sino participación, imaginación, actitud lúdica.

El escucha, en consecuencia, se siente tan en confianza que parece encontrarse junto a Lou Reed, en el escenario, o dentro de la cabina de grabación.

Tal intimidad solamente se logra cuando hay verdad, verosimilitud, confianza. Entrega.

Y Lou Reed se entregó completamente, siempre.

Además de versiones insólitas a piezas conocidas, el cedé uno reúne inéditos en estudio como Sweet Bonnie Brown, además de versiones en vivo realizadas en 1976, durante la Rock and Roll Heart Tour.

El segundo tomo de esta trilogía fantástica se titula Lou Reed: Rock and Roll Heart Tour 1976, y se inicia con la energética Sweet Jane, en una atmósfera de ensueño melómano, pues dada la calidad y características de los músicos involucrados, el resultado es toda una exquisitez.

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Además del semirrecitativo de Lou Reed, el sax de Marty Fogel aporta tonos que van del rock duro al acid jazz a la música de cámara más exquisita, siempre en tonos energéticos aspirando a lo más salvaje.

Michael Fonfara está en los teclados electrificados y Michael Suchorsky en la bataca. Puros maestros.

El track tres de este segundo tomo, Charley’s Girl, es un experimento formidable: la letra de la canción del título, pero la música pertenece a Walk on the Wild Side. El resultado: una delicia. Amena, lúdica, cachonda.

El nivel es tan elevado y la atmósfera tan única, que la emblemática Walk on the Wild Side, en su versión completa, ya en el track 12 de este segundo tomo, parece una pieza de estreno.

El tercer tomo de esta formidable serie, con el título The Songs, arroja más sorpresas todavía. Ya dije que no se trata del típico homenaje donde se convoca a figuras del maistream para hacer versiones, o covers, de las piezas del ojo meneado, digo del homenajeado, sino se trata de trabajos que acusan continuidad, herencia, legado. Futuro.

Distintos discípulos o bien grupos bajo la influencia asimilada de la obra de Lou Reed, protagonizan este tercer tomo.

Así, Johnny J. Blair and The Cellabirds brindan una lectura magistral de Sunday Morning que recoge la atmósfera amable, intimista, sonriente y al mismo tiempo sarcástica de la obra original.

A su vez, Kowtow Popof hace sonar Satellite of Love de manera cósmica, literalmente, de modo tal que la noción de cover queda hecho puré, para convertirse en recreación, relectura, paráfrasis.

El track 6, Pale Blue Eyes, a cargo de Radio Caroline, es un ejemplo conmovedor de inspiración poética. La vibración lograda es equivalente a pasar la yema de los dedos a través de la espalda desnuda de ella, cuyo cuerpo entero vibra como arpa.

Transliteración, podríamos llamar al fenómeno acústico que logra el grupo TV for Dogs con la enigmática pieza How do you think it feels.

Y así, de sorpresa en sorpresa, del asombro a la emoción estética, transcurre este álbum triple, preñado de su arte.

Recordamos a Lou Reed en sus últimas palabras, en la última entrevista que concedió, antes de morir: cuando habló del momento en que escuchó por vez primera el sonido del corazón de su madre y lo repitió con sus labios, con su voz: bum bum bum, por eso nos gusta a todos el ritmo, la música.

Y entonces imitó el sonido del viento y repitió los versos de una de las canciones que están en este disco triple: Yo seré tu espejo: Hay sonidos hermosos en la vida/ como el sonido del viento/ como el sonido del amor.

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