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Insuficiente, la sola ampliación de las capacidades básicas de las familias, señala

Con Prospera no se observa un decremento de la pobreza: ASF

Las crisis económicas siguen siendo determinantes; los mecanismos no están consolidados, apunta

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No ha bastado el aumento sustancial en la cobertura alimenticia de grupos marginados. En la imagen, barrio cerca de CancúnFoto Notimex /Archivo
 
Periódico La Jornada
Lunes 13 de marzo de 2017, p. 4

A pesar del incremento sustancial en la cobertura alimenticia de familias marginadas, de la reducción de variables como desnutrición infantil, y de que se ha pretendido anular el carácter asistencial en la instrumentación de Prospera, ‘‘no se observa un decremento significativo o contención de la pobreza’’, advierte la Auditoría Superior de la Federación (ASF).

‘‘No obstante los resultados, la experiencia ha probado que la sola ampliación de capacidades básicas en las familias en pobreza no es suficiente para reducir su condición’’, señala.

Como parte de la revisión de la cuenta pública 2015, la ASF elaboró un amplio estudio sobre la evolución de Prospera, desde su creación en 1997 hasta 2015, en el que concluye que ‘‘el que las crisis económicas continúen siendo factores determinantes en el incremento de la pobreza indica que los mecanismos de autodefensa frente a esas vicisitudes no pueden considerarse consolidados’’.

La ASF muestra el rumbo contrastante que ha tenido Prospera, pues entre los avances en el combate a algunos aspectos de la pobreza destacan que la cobertura de localidades se incrementó en 7.4 por ciento en promedio anual, al pasar de 17.1 en 1998 a 58 por ciento en 2015; se ha acercado cada vez a comunidades más aisladas, ya que su cobertura se incrementó en 14.6 puntos porcentuales respecto de 2002, y en 19.4 por ciento respecto de 1998.

En 2015, Prospera atendió a 6.1 millones de familias de las 28.1 millones que habitaron en las localidades objetivos (21.9 por ciento). Dicha proporción significó un incremento de 13.7 puntos porcentuales respecto de la cobertura de 8.2 por ciento registrada en 1998. El análisis de la cobertura parte de dos aspectos sustanciales: la inclusión de familias en el programa se sujeta tanto a su disposición presupuestal como a la capacidad que tengan los sectores educativos y de salud de atender a dichas familias.

La ASF señala que Prospera amplió su presencia en localidades clasificadas de alta marginación, ya que en 2015, 63 por ciento de las 3.3 millones de familias de las 5.3 millones que habitaron las localidades estuvieron en el programa, proporción superior en 18.1 puntos porcentuales a 44.9 por ciento registrado en 1998.

Otro factor que la ASF destaca como evolución de Prospera son los apoyos otorgados para mejorar la alimentación de las familias.

‘‘El monto del apoyo alimentario se incrementó en 39.7 por ciento, al pasar de 239.8 en 1998 a 335 pesos constantes en 2015; de 2008 a 2015, el apoyo complementario fue creciente, al pasar de 70 a 140 pesos constantes, lo que significó un aumento de 98.3 por ciento, aunque el monto del apoyo infantil disminuyó en 8.1 por ciento, en términos reales, al pasar de 130 pesos en 2010 a 120 pesos constantes en 2015, y de 2006 a 2015 la cantidad de dinero que los adultos mayores pudieron recibir fue creciente, al pasar de 357 a 370.’’

Por lo que hace a la entrega de subsidios, en el análisis se reporta que el número de familias beneficiadas con apoyos creció 19.5 veces, al pasar de 300 mil familias en 1997 a 6.1 millones en 2015.

A pesar de estos indicadores, la ASF estima que ‘‘el monto de los apoyos no fue suficiente para cubrir el costo de una canasta básica alimentaria, ya que una familia podría adquirirla sólo para uno de sus integrantes en el ámbito rural, y sólo después de 2010.

‘‘En 2015, 43.6 por ciento de las familias beneficiarias incorporadas, aun con el apoyo de Prospera y el ingreso promedio de la familia, no disponían de un ingreso suficiente para acceder a la canasta básica alimentaria’’.

La auditoría concluye que Prospera ‘‘puede concebirse como ayuda para los bolsillos de las familias pobres, en cuanto a la adquisición de alimentos, pero su contribución fue paliativa, ya que al plantearse como programa no asistencialista y proponerse no sostener totalmente a las personas, el aporte fue marginal en relación con lo necesario para adquirir una canasta básica’’.