Sociedad y Justicia
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Estrategias como Mochila segura no resuelven nada, aseguran

Expertos apuntan factores sociales y personales en el ataque en Monterrey
 
Periódico La Jornada
Domingo 22 de enero de 2017, p. 30

No hay explicaciones simples para lo que sucedió esta semana en Monterrey, Nuevo León, donde un estudiante de secundaria disparó contra su maestra, sus compañeros y contra sí mismo. Para especialistas universitarios, estos sucesos hablan de grandes omisiones y de violencia ligada a factores sociales y personales. A los primeros se refiere el sociólogo Alfredo Nateras, de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM): Son años de violencia en México, y nuestra juventud es consumidora de ello.

Nateras reflexiona en torno al papel que las redes sociales han jugado en este caso, pues en ellas se difundieron videos del ataque e imágenes de los heridos. Las redes no son las responsables de la violencia, son simplemente un instrumento para expresar. Con su uso se recrean situaciones, no se crean, sirven de vehículo para lo que ya está en la sociedad, la violencia, en este caso.

Al universitario le preocupa que luego de lo sucedido haya voces conservadoras que llamen a la instauración “de la estrategia de seguridad fallida llamada Mochila segura”. Aseguró que estas revisiones transgreden los derechos de los niños y con eso vamos a encontrar un recrudecimiento de medidas que violan los derechos humanos y no resuelven absolutamente nada.

La pregunta, dice Nateras, es qué sucede en nuestro país para que surjan individuos como el adolescente que atacó a sus compañeros. La violencia ya se desbordó en distintos espacios y en este caso tocó al escolar. Subraya que hay un contexto de precariedad y desesperanza para los jóvenes mexicanos, a lo que habría que sumar las circunstancias particulares del regiomontano. No sólo fue él y su posible desorden emocional, también es el contexto social, familiar y escolar.

De los factores personales habla Eduardo Calixto González, académico de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien considera que probablemente se trate de un evento desencadenado por un proceso depresivo o una crisis de ansiedad.

El jefe del Departamento de Neurobiología del Instituto Nacional de Siquiatría Ramón de la Fuente Muñiz opinó que se advierte una crisis y, en consecuencia, cuando hay enojo o ansiedad considerables, los límites se pierden y pueden detonarse acontecimientos como éste.

Hay un punto importante: quien lo cometió era un individuo de 15 años, dice, cuya corteza prefrontal todavía no está formada. Es la zona donde se forman los límites sociales y en los varones termina de desarrollarse a los 26 años, aproximadamente. Además, el joven pudo haber tenido un trastorno de personalidad, remarcó el investigador.