Sociedad y Justicia
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En México hay unas 600 especialistas, asegura la doctora Fryda Medina Rodríguez

Aún escasa, labor de mujeres en traumatología y ortopedia

La experta toma posesión hoy como directora del Hospital Magdalena de las Salinas

 
Periódico La Jornada
Lunes 16 de enero de 2017, p. 32

Te pedí un residente, no una vieja, se quejó el cirujano con el jefe de residentes, quien decidió enviar como apoyo al quirófano a Fryda Medina Rodríguez, estudiante del primer año de la especialidad médica de traumatología en el Hospital Magdalena de las Salinas.

Desde entonces han pasado 29 años, durante los cuales ella ha sorprendido a especialistas nacionales y extranjeros con su trabajo, el cual ha contribuido a disminuir la cantidad de amputaciones y el índice de mortalidad.

Aunque la incursión de las mujeres en la medicina ha sido relevante, a grado tal que ya representan más de la mitad de la matrícula en escuelas y facultades, en el área de traumatología y ortopedia ha sido diferente. Son menos de 10 por ciento. Para Fryda Medina ha sido un reto más demostrar que no se necesita fuerza física para curar a personas que llegan con múltiples fracturas por accidentes trágicos.

A partir de hoy la especialista enfrenta un nuevo desafío. Toma posesión como directora de la Unidad Médica de Alta Especialidad (UMAE) Victorio de la Fuente Narváez –mejor conocida como Magdalena de las Salinas–, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Sustituye al especialista Juan Carlos de la Fuente Zuno.

Desde marzo de 2016 ha sido directora médica del hospital. Ahora es una de las dos mujeres que dirigen alguna de las 25 UMAE que tiene el organismo. En la UMAE de pediatría, Centro Médico Nacional de Occidente, está la doctora Martha Ortiz Aranda.

Medina Rodríguez es médica cirujana y especialista en ortopedia y traumatología por la Universidad Nacional Autónoma de México, donde actualmente es profesora. Es integrante de asociaciones y colegios de la especialidad nacionales e internacionales. Tiene certificación del Consejo Mexicano de Ortopedia y Traumatología, entre otros reconocimientos.

Enseguida, la conversación de Medina Rodríguez con La Jornada:

–¿De dónde surge su interés por la traumatología?

–Nací con él. De niña, a las muñecas les quitaba los brazos y les abría la panza para ver qué tenían. En la preparatoria practicaba atletismo y mis compañeros me buscaban cuando se lesionaban. Yo los veía sin saber nada. Después de la carrera de medicina pasé por medicina deportiva, pero mi verdadero interés eran las cirugías. Siempre me han gustado los retos, y soy muy terca.

–Esta área está llena de desafíos.

–Totalmente. Empecé con las fracturas cerradas, seguí con las expuestas, las que involucran lesión vascular y partes blandas. Después el politrauma, con 10 o más fracturas. Es como armar un rompecabezas y empezamos a romper paradigmas, como que en una misma cirugía se corrigieran las dos o tres fracturas que tenía el paciente. Eso no se hacía en México, y nosotros comenzamos.

–Enfrentó resistencias de sus colegas…

–Sí. Decían que no se podía por el riesgo para el paciente. Demostramos que era al revés. A los pacientes les va mejor si les realizamos una cirugía en lugar de tres.

–¿De qué año estamos hablando?

–Eso pasó hace más de 20 años. También cambiamos la idea de que si el paciente estaba grave no se le hiciera nada. Es al revés. Los operamos de inmediato para evitar complicaciones. Les salvamos la vida con eso. Y en otros, que llegan con las piernas machacadas, donde la opción natural es amputar, aquí buscamos la forma de no hacerlo. Con los recursos y tecnología de que disponemos en el IMSS se puede, y las personas conservan sus piernas y funcionalidad.

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En la Unidad Médica de Alta Especialidad Victorio de la Fuente se tienen que simplificar los procesos para optimizar el servicio, expresa la cirujana Fryda MedinaFoto María Luisa Severiano

–¿Cómo es la experiencia de una mujer en traumatología?

Medina cuida sus palabras para contestar. Se nota que no quiere molestar a nadie.

–Somos pocas. Desde la residencia éramos cuatro mujeres y 150 hombres. Algunos compañeros me ofrecían su ayuda para reducir (corregir) las fracturas, pero no los dejaba. Eso me tocaba. Muchas veces tuve que demostrar que podía hacerlo y ha sido sin enfrentamientos. Sólo con trabajo. Costó, pero es parte del entrenamiento. En México hay 600 mujeres y unos 8 mil hombres, pero ya ha cambiado la actitud de los compañeros. Ahora confían en nuestro trabajo.

–¿En el extranjero ha sido igual?

–En algún congreso felicitaron al comité de trauma porque llevaba mujeres bonitas. ¡Como si fuera un concurso de belleza! Les demostré que iba porque sabía y podía. Hubo prácticas de cirugías con cadáveres y me tocó colocar un clavo en la rodilla. Tenía el apoyo de un equipo de imagen para ver por dónde entrar y ubicar el lugar correcto. Ese equipo se apagó. Yo no sabía que traerían otro y seguí. Lo hice con la experiencia que nos da estar en un hospital como Magdalena de las Salinas, donde recibimos muchísimos pacientes. Tener tanto trabajo nos hace expertos.

En aquel congreso coloqué el clavo sin ver. Le atiné como en ocasiones nos tocaba hacerlo en el IMSS, cuando teníamos un solo equipo que se compartía en los diferentes servicios. Los médicos alemanes no paraban de hablar y yo no entendía. Terminé, y en ese momento llegó otro equipo de imagen. Al encenderlo comprobaron que el clavo estaba donde tenía que estar, y bien puesto. ¡No lo podían creer!

–¿Cuáles son sus planes para la dirección del hospital?

–En un día típico llegan 440 pacientes a urgencias. El hospital tiene 252 camas censables, más 48 de urgencias y las de terapia intensiva. Tenemos la capacidad para duplicar la capacidad de atención en caso de emergencia. En el IMSS todo está escrito y funciona. Falta afinar el orden y la disciplina. Es algo que comenzó el doctor De la Fuente, mi antecesor. Es sistematizar los procesos para optimizar el servicio. Todos sabemos lo que tenemos que hacer cuando llega una urgencia, y lo realizamos. Por eso la mortalidad es de menos de uno por ciento. A escala nacional el promedio es de 4 por ciento.

–¿Qué le falta al hospital Magdalena de las Salinas?

–Afinar el orden y la disciplina. Haber sido tropa tanto tiempo me permite ver todo desde otro ángulo. Verlo como en una carrera de relevos, en la que ganan no los mejores corredores, sino los que entregan la estafeta de manera oportuna y adecuada.