El despliegue de cientos de agentes federales y militares a las zonas violentas de Guerrero, como Chilapa, Acapulco y Atoyac, entre otras, hizo posible la disminución del número de homicidios, en comparación con las semanas recientes, al pasar de 20 a ocho casos, afirmaron mandos de la Comisión Nacional de Seguridad (CNS).

La pugna entre organizaciones, en las cuales ya se incluyó al cártel de Sinaloa, ha provocado el incremento de los índices de violencia en regiones consideradas de distribución, trasiego y, principalmente, cultivo de amapola, que produce goma de opio.

Los funcionarios consultados señalaron que luego de la modificación de la estrategia de seguridad, los reportes de incidencia delictiva y casos de homicidio se redujeron más de 50 por ciento, ya que se registraron ocho incidencias el jueves pasado.

Las disputas entre grupos como Los Ardillos, Los Rojos, Guerreros Unidos, Los tequileros, Los caballeros templarios, La familia michoacana y hasta integrantes del cártel de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación han causado el incremento de los índices de violencia en la zona.

En días pasados fue detenido Vicente Carrillo Salmerón, presunto líder del cártel de Sinaloa. Según Omar Hamid García, director de la Policía Federal Ministerial, Carrillo Salmerón es responsable de actos de violencia en el puerto de Acapulco y otras zonas de cultivo de droga en Guerrero.

Habitantes de la región de Tianquizolco, que forma parte del municipio de Cuetzala del Progreso, Guerrero, señalaron a La Jornada que el despliegue militar y policial “no ha evitado que integrantes de la delincuencia organizada, que se dicen de Guerreros Unidos, tengan control de la zona serrana y atemoricen a los habitantes.

“La región se convirtió en uno de sus centros de operación desde antes de que pasara lo de Iguala –la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa–. En aquella fecha hasta algunos de los que participaron en eso se ocultaron un tiempo en las casas de algunas autoridades municipales, y a veces los militares o los policías federales hacen rondines, pero como no ven nada en las calles se van, sin que los detengan y la población no los denuncia por miedo a las represalias”, indicaron habitantes de Tianquizolco.