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México SA

Economía estancada

¿Mover a México?

BdeM: evitar lo peor

S

in novedad en el frente: los especialistas del sector privado de nueva cuenta recortaron su estimación sobre el crecimiento económico mexicano, y lo hicieron no sólo para el presente año (al que le restan unos cuantos días) sino que se siguieron de largo hasta 2018, de tal suerte que aquella promesa de mover a México no trascendió el eslogan propagandístico.

Así, de concretarse el nuevo cálculo de los 35 grupos de análisis y consultoría económica del sector privado nacional y extranjero consultados permanentemente por el Banco de México, la tasa anual promedio de crecimiento en el sexenio de EPN a duras penas sería de 1.99 por ciento –en números cerrados 2 por ciento, en el mejor de los casos–, con todo y reformas estructurales.

De acuerdo con la perspectiva de los citados grupos, 2016 cerrará con un crecimiento de 2.08 por ciento; en 2017 caerá a 1.72 por ciento y para 2018 esperan que llegue a 2.42 por ciento, todo ello en un ambiente de mayor inflación y tipo de cambio peso-dólar.

En el primer trienio del gobierno peñanietista la tasa promedio de crecimiento a duras penas fue de 1.9 por ciento, aunque el pretexto oficial para justificar el enclenque resultado fue (Videgaray dixit, obviamente) que las reformas estructurales aún no estaban en plena operación, pero que después de que ello sucediera el país estaría en la gloria si no es que más arriba.

Pero, como siempre, falló el pronóstico del ex ministro, y en la segunda mitad del gobierno peñanietista (con todas las reformas dando resultados, según EPN) la esperanza es que, en el mejor de los casos, el raquítico promedio anual de crecimiento alcance 2.07 por ciento, a menos, claro está, que para Videgaray dicha proporción sea equiparable con la gloria o más arriba. Y para aderezar el resultado se espera mayor inflación y tipo de cambio peso-dólar (ayer cerró semana financiera en 21.05 por uno), ello sin desestimar que el crecimiento puede ser aún menor que el anotado.

En vía de mientras, el Centro de Investigación en Economía y Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México, advierte que durante los dos años pasados la balanza comercial mexicana ha tenido que lidiar con diversas situaciones que le han impedido alcanzar un mejor desempeño. Adicionalmente, el panorama luce complicado para los próximos años debido a la incertidumbre que genera la discusión alrededor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

La evolución de las exportaciones totales de nuestro país durante 2016 ha sido desfavorable, asegura el CIEN. Sin embargo, si bien en octubre la tasa de crecimiento de las exportaciones petroleras fue positiva (4.4 por ciento), ésta fue insuficiente para compensar los malos resultados del presente año (-25.2 por ciento), consecuencia tanto de la caída en los precios del crudo, como de la disminución en la producción nacional.

Por su parte, las exportaciones de bienes no petroleros exhibió un decrecimiento en octubre pasado (-4.9 por ciento), con lo cual se acumula un desempeño negativo durante los primeros 10 meses del presente año (-2.4), ya que dichos productos han sido objeto de una menor demanda debido a la desaceleración industrial que afronta Estados Unidos. De esta forma, las exportaciones totales mexicanas acumularon un crecimiento negativo de -3.8 por ciento hasta octubre pasado en comparación con el mismo periodo del año pasado.

En tanto, las tasas de crecimiento en materia de importaciones también han reflejado cifras desalentadoras. La adquisición de bienes de consumo provenientes del extranjero presentó una caída durante el mes de octubre (-9.4 por ciento), de manera que su desempeño acumulado durante el año en curso continúa en terreno negativo (-8.4).

Una menor importación de bienes de consumo, apunta el CIEN, podría traducirse en un escenario favorable para la economía de nuestro país siempre y cuando dichos productos sean sustituidos por bienes de origen nacional. No obstante, lo anterior puede resultar complicado en ciertos rubros en específico, particularmente en algunas áreas del sector tecnológico donde la producción en nuestro país es prácticamente nula.

Adicionalmente, la importación de bienes intermedios y de capital acumularon cifras negativas durante los primeros 10 meses del año (-2.3 y -4.6 por ciento, respectivamente). La devaluación del peso ha sido factor en las decisiones de compra de estos bienes, los cuales juegan un papel importante en la operación de los negocios. La caída en la adquisición de bienes de capital es reflejo de que las empresas no tienen contemplado, al menos en el corto plazo, un incremento en su capacidad de producción. Esta situación se torna más complicada al considerar que el nivel de producción también podría resultar inferior en los meses por venir, ante una menor compra de bienes intermedios, que en su mayoría son utilizados como insumos en los procesos productivos de las empresas.

Desconocer las medidas concretas que adoptaría el gobierno de Donald Trump en materia de comercio exterior, particularmente las concernientes al TLCAN, ha generado incertidumbre. Una salida inminente de Estados Unidos de dicho acuerdo se antoja complicado debido a los beneficios que dejarían de percibir varias entidades de aquel país. Resulta complejo estimar el impacto en la economía por las próximas discusiones en materia comercial. Sin embargo, también debe aprovecharse esta coyuntura para fortalecer la participación de los productores mexicanos al incorporar en las grandes cadenas de producción una mayor cantidad de insumos de origen nacional.

Las rebanadas del pastel

Desesperado, el inquilino de Los Pinos se afana para rehabilitar a su cuate y gurú Luis Videgaray, pero no encuentra cómo ni dónde. Versiones van, versiones vienen, y el ex ministro del (d) año ha sido colocado en inexistentes oficinas de asesoría a EPN; mediáticamente ha sido señalado como inminente relevo de Claudia Ruiz Massieu en la Secretaría de Relaciones Exteriores; flamante embajador de México en Washington; ocupante de una cartera especial para negociar con el equipo de Donald Trump, y tantísimos borregos más. Pero ahora que el doctor catarrito anuncia su salida del Banco de México, a Peña Nieto le brillan los ojitos y le gana la emoción, sin entender que no podría cometer mayor error (y miren que los comete) que acomodar a dicho personaje en la oficina principal del banco central.

Twitter: @cafevega