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El Politécnico Nacional rinde homenaje a la mezzosoprano por más de 35 años de carrera

La honestidad y entregarse sin reservas son el leitmotiv de María Luisa Tamez

Nada es más hermoso que tocar el corazón del público, afirma en entrevista con La Jornada

 
Periódico La Jornada
Viernes 2 de diciembre de 2016, p. 5

La ópera es un apostolado, señala María Luisa Tamez, quien asume que nació para ser cantante y así avizora transcurrir el resto de sus días.

La música me saca lo mejor que tengo y lo mejor que soy. En cierto momento, entendí que era cantante porque estaba destinada para eso, afirma la intérprete, considerada por la crítica especializada y el público una destacada exponente del canto lírico de México en el último cuarto del siglo XX y hasta el presente.

Lo que más me importa sobre el escenario es la honestidad, entregarme sin reservas. No hay nada más hermoso que tocar el corazón del público. Es hacer el amor. No tengo dudas: es todo un apostolado esto del canto.

Por sus más de 35 años de trayectoria, Tamez recibe hoy un homenaje en el Instituto Politécnico Nacional, a las 13 horas en el auditorio Manuel Moreno Torres del Centro Cultural Jaime Torres Bodet (Wilfrido Massieu y avenida IPN, Zacatenco).

Participarán el director de orquesta Enrique Arturo Diemecke, el cantante y promotor cultural Héctor Sosa, el barítono Jesús Suaste, el crítico musical Francisco Méndez Padilla y el pianista Ángel Rodríguez.

Generación de cantantes relegada

No quiero que las personas piensen que este homenaje es porque me estoy retirando, que ya me voy a morir, que ya se me acabó la voz o es una compensación por algo, aclara Tamez.

Los reconocimientos siempre son mejores en vida. Y claro que se sienten muy bonito, pero más que homenajes, lo que agradezco y disfruto mucho es tener una vida llena de cariño.

En entrevista con La Jornada, María Luisa Tamez destaca que vive el mejor momento de su carrera, con gran madurez en la voz y su desempeño histriónico, por lo cual lamenta que los responsables de la ópera en México hayan impuesto una especie de veto a su persona y a los demás cantantes de su generación, en aras de programar sólo a jóvenes.

¡Qué bueno que incluyan a los chicos, por ejemplo a los del Taller de la Ópera de Bellas Artes!, pero no son los únicos artistas de este país. Nos tienen olvidados a toda una generación de cantantes en plenas facultades y en el mejor momento de nuestra carrera. Nos han hecho de lado. Es algo doloroso y humillante, sobre todo porque tenemos mucho que dar.

De acuerdo con la intérprete, ha sido muy complejo que los programadores entiendan y acepten su cambio de tesitura de soprano a mezzosoprano, transformación que ocurrió hace casi 10 años.

“Se quedaron enamorados de mi anterior faceta y ahora debo convencerlos con la de mezzo. Soy muy tenaz, pero no quieren entender que las hormonas cambian el cuerpo. Quieren que haga algo que ya no soy.

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Ejercer el canto, interpretar ópera es un apostolado, considera María Luisa Tamez, reconocida intérprete de la lírica en México, quien, comparte, vive el mejor momento de su carrera artísticaFoto Ángel Vargas

De alguna manera la encajonan a uno en un papel, en algo que ya no puedo ser ni hacer. Me di muchos gustos de soprano, pero estoy convencida de que ahora tengo mucho que dar, porque aún estoy joven; tengo mucha energía y porque el canto y la ópera siguen siendo mi pasión.

Tras señalar que de repente le sale el temperamento de soprano, cuenta que la gente que la vio protagonizar el papel de mujer abnegada, femenina, dulce, tierna y sufrida de Madama Butterfly jamás se hubiera imaginado que ahora pudiera ser una buena protagonista de Carmen.

Es una capacidad que va más allá de las cuerdas vocales y tiene que ver con la vocación por el teatro. Ese es el meollo del asunto, señala.

“Me dicen que soy una cantante atípica, y lo soy; tengo unas cuerdas vocales y una tesitura especiales. Eso me ha permitido trabajar repertorio lírico, spinto, dramático y ahora el de mezzo. Algunas personas dicen que soy una cantante absoluta.”

Arrojo y energía desbordada

Aunque María Luisa Tamez ha vivido momentos difíciles, indica que si volviera a nacer de nuevo elegiría ser cantante. Entre esos pasajes de crisis se encuentra cuando el terremoto de 1985 la confrontó con su vocación, pues llegó a pensar que el canto no podía ayudar en nada a las personas.

Esa apreciación cambió, refiere, cuando un joven entró a un campamento donde ella trabajaba de voluntaria con los heridos por ese siniestro y comenzó a tocar la flauta. La música me permitió desahogarme, llorar todo lo que no había podido por días. Advertí que la música y el canto pueden ayudar a aliviar el corazón.

Tamez se mantiene sobre los escenarios, incluso con agotamiento vocal: Mis cuerdas son de fierro, jamás he tenido nódulos ni alguna otra lesión; sólo agotamiento.

Tener una bella voz y una técnica vocal perfecta no es suficiente para destacar en la ópera, considera. No me enamoro sólo de una voz bonita, sino de un artista. Ha sido siempre mi emblema. No es suficiente ser cantante; hay que ser artista, tener la capacidad de transmitir y proyectar. Prefiero ser artista que cantante.

Respecto del paso del tiempo, expresa: “La edad brinda cierta sabiduría. Siempre he actuado con el mismo arrojo, la misma energía desbordada, la misma honestidad y la misma fuerza dramática.

En ningún otro lado logro desnudar lo que soy como en el escenario. Allí no me quedo con nada. Llego hasta las últimas consecuencias.