Mundo
Ver día anteriorSábado 19 de noviembre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio

Jeff Sessions, procurador; Mike Pompeo, jefe de la CIA, y Michael Flynn, asesor de seguridad

Nombra Donald Trump a tres extremistas en su futuro gabinete

Defensores de derechos critican las designaciones del presidente estadunidense electo

Foto
Muro con mensajes sobre la elección de Trump como mandatario de Estados Unidos en un pasaje del Metro de Union Square en Nueva YorkFoto David Brooks
Corresponsal
Periódico La Jornada
Sábado 19 de noviembre de 2016, p. 24

Nueva York.

El presidente electo Donald Trump confirmó algunos de los peores temores de defensores de derechos y libertades civiles aquí y alrededor del mundo al nombrar a tres extremistas en su futuro gabinete: el senador Jeff Sessions como procurador general, quien a la vez funciona de jefe del Departamento de Justicia; el representante Mike Pompeo como jefe de la Agencia Central de Onteligencia (CIA), y el general Michael T. Flynn como asesor de Seguridad Nacional.

Sessions, senador durante 20 años por Alabama, fue el primer legislador de la cámara alta en apoyar la candidatura de Trump. Es considerado el legislador más antimigrante de la cámara alta y tiene un largo historial racista. Uno de los arquitectos de las posiciones antimigrantes de la campaña de Trump, Sessions ha encabezado la oposición a casi toda legislación de reforma migratoria en el Senado durante dos décadas.

Aunque el equipo de Trump se atrevió a presentarlo como un campeón de los derechos civiles y alguien que es universalmente respetado en ambos partidos, a Sessions le fue negada la ratificación por el Senado hace 30 años, cuando fue nominado por Ronald Reagan como juez federal justo por sus comentarios y posiciones racistas.

En sus declaraciones ante el Senado en ese entonces se refirió a respetadas organizaciones de derechos civiles afroestadunidenses, entre ellas la más antigua el NAACP, como antiestadunidenses e inspiradas en el comunismo.

Hoy, la presidenta del Fondo de Defensa Legal de NAACP, Sherrilyn Ifill, declaró que Sessions tiene un historia de décadas de oposición a los derechos civiles y la igualdad. Es inimaginable que pudiera ser encargado de servir como el oficial en jefe de cumplir la ley y los derechos civiles de esta nación. La Unión Americana de Libertades Civiles denunció el nombramiento. Recordó que ha luchado contra las posiciones sobre derechos gay, pena de muerte, garantías al aborto y autoridad presidencial durante toda su estancia en el Senado. Otros recuerdan que ha justificado la tortura y otros métodos ilegales en la guerra contra el terrorismo.

Sessions recibirá la llaves del Departamento de Justicia de Loretta Lynch, la procuradora general actual, quien es afroestadunidense, defensora de derechos civiles y heredera de los cambios forjados por el movimiento de derechos civiles, a los cuales se ha opuesto el senador.

El general Flynn fue director de la Agencia de Inteligencia de Defensa (DIA) hasta que fue cesado por el presidente Barack Obama en 2014. Se jubiló sólo para de repente asombrar a sus colegas en los más altos niveles al aparecer junto con Vladimir Putin en un festejo de aniversario de la televisora Russia Today, donde supuestamente fue remunerado por ofrecer un discurso.

Se sumó a la campaña de Trump mientras continuó expresando sus ideas de que el terrorismo radical islámico representa una amenaza existencial contra Estados Unidos y justificó que el temor a los musulmanes es racional. Se ha referido a la fe musulmana como un cáncer.

Por tanto, promueve la idea adoptada por Trump de que ésta es la amenaza principal y se debería cooperar con otros, sobre todo Rusia, en este frente común. Propone con Trump la idea de reducir y controlar el flujo de migrantes musulmanes y establecer una registro de todo musulmán, incluyendo los estadunidenses, en este país.

Organizaciones de los derechos básicos, como Human Rights Watch y otros, afirman que Flynn ha mostrado poco respeto por las convenciones de Ginebra y normas contra prácticas como la tortura.

Pompeo, representante federal de Kansas y ex oficial del ejército cuya carrera política fue financiada y promovida por los hermanos Koch –multimillonarios que han armado la fuerza política ultraconservadora más poderosa del país y no apoyaron a Trump–, es un feroz opositor al acuerdo nuclear con Irán y estuvo entre los críticos más prominentes de Clinton cuando era secretaria de Estado, sobre todo en la interminable investigación sobre el incidente en Bengazi, Libia, donde, se sospecha, hubo algún tipo de encubrimiento de los hechos.

Pompeo ha defendido agresivamente los programas de espionaje masivo tanto en casa como en el extranjero, y se opone a los límites que se han implementado a éstos. También es defensor del campo de concentración en Guantánamo y de los programas de tortura. Ha llamado héroes a los torturadores en la CIA.

Los tres nombramientos fueron festejados por organizaciones y figuras ultraconservadoras, incluso blancos supremacistas como David Duke, ex jefe del Ku Klux Klan, entre otros. Mientras tanto, organizaciones de defensa de migrantes y de derechos y libertades civiles de diferentes sectores continuaron condenando lo que consideran un gobierno que podría lograr revertir décadas de logros legislativos.

Hoy continúan las entrevistas y reuniones para constituir el resto del gabinete y otros puestos del Poder Ejecutivo (son aproximadamente unos 4 mil en total) dentro de la Torre Trump, en la Quinta Avenida.

El sábado, el presidente electo se trasladará a uno de sus clubes de golf en Nueva Jersey, donde tiene programada una reunión con Mitt Romney, ex candidato presidencial republicano en 2102, quien durante el último año encabezó el movimiento anti Trump en el partido. Se especula que tal vez le ofrezcan el puesto de secretario de Estado, pero otros dicen que es sólo una reunión para reparar relaciones.

Mientras tanto, a unas 25 cuadras al norte de la Torre Trump, residentes de tres edificios de lujo decidieron bajar físicamente el nombre de Trump de las propiedades (parte de su negocio es rentar su nombre –los edificios no le pertenecen), y el miércoles dos empleados felizmente quitaron letra dorada por letra el apellido del presidente electo, resultado de una petición de los residentes, avergonzados por Trump a lo largo de esta contienda.

En la dirección opuesta, a más de 40 cuadras hacia el sur de la Torre Trump, dentro de la estación del Metro de Union Square, unos muros están tapizados de post-it con mensajes sobre lo que siente la gente después del triunfo de Trump. Lapiceros y notas para pegar están disponibles para los que desean agregar más, en lo que algunos llaman un programa de terapia social. La abrumadora mayoría de los mensajes son expresiones de ira, protesta, tristeza y lamento en varios idiomas, en lo que es una especie de muro de lágrimas.