Opinión
Ver día anteriorViernes 18 de noviembre de 2016Ver día siguienteEdiciones anteriores
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Todo estaba fríamente calculado
L

a señora secretaria de Relaciones Exteriores nos devuelve la calma. La visita de Trump a México no fue un error, fue un acto de agudeza política, una demostración de sapiencia, casi un lance taurino. Sus consecuencias estuvieron fríamente calculadas. Era un escenario que habíamos calculado a lo largo de la campaña (Reforma, 10/11/2016). Lo que no puntualiza la señora es el alcance de la forma plural de su expresión. No explica el habíamos porque claramente ella no puede hablar más que por la cancillería, y el hecho que enfrentamos, siendo toda una amenaza nacional, incorpora para su gestión a todo el gobierno.

La Ley de Seguridad Nacional mexicana, artículo 4, tipifica como amenaza los Actos de interferencia extranjera en los asuntos nacionales que puedan implicar afectación al Estado mexicano, y previendo la pluralidad de efectos de una amenaza, estipula: Las instancias establecerán una Red Nacional de Información que sirva como instrumento de apoyo en el proceso de toma de decisiones. En este espíritu de visión integral, en su artículo 19 ordena al Centro de Información y Seguridad Nacional (Cisen) “preparar estudios de carácter político, económico, social y demás que (…) sean necesarios para alertar sobre los riesgos y amenazas a la seguridad nacional”. Con estas precisiones de obligatoriedad era de esperarse que en vez de huecos discursos se hubieran preparado escenarios de carácter general con sus correspondientes estudios de carácter sectorial para responder a las dos grandes variables, explícitas hace más de un año: Clinton o Trump. Así se habría atendido a los altos fines del Consejo de Seguridad Nacional, que hoy se enorgullece de estar apresando narcos.

Lo que estos hechos, o falta de ellos, revelan en el fondo es que estamos enfrentando lo que podría ser el problema de décadas sin una visión trascendente, integradora y programática. Una visión así es la esencia de un gobierno nacional. Estamos ante un problema de la mayor trascendencia para todos los ámbitos y lo que vemos es que no se responde con base en reflexiones que debieron ser maduradas por meses, ni con trabajos de conjunto. ¡A este gravísimo conflicto el gobierno le llama oportunidad!

Una presunción fundada es que esos estudios sencillamente no existen. De haberse operado en sesiones del Consejo de Seguridad Nacional habría calendario de reuniones, agendas y documentos archivísticos. Cosa distinta es que para efectos simplemente mediáticos se haya publicitado una reunión en Los Pinos de todo el gabinete sólo para escuchar hablar al Presidente.

De los presuntos acuerdos derivados de esa reunión nada se supo por igual razón. No hubo orden del día ni existió un paquete de decisiones trascendentales, un trabajo elaborado con ortodoxia. En ciertas mentes del conjunto de gobierno puede haber ideas, pero así no se supera una crisis nacional histórica, un estropicio que trascenderá a este gobierno y quizá a las actuales generaciones. A ello vamos derecho con improvisación y espíritu heroico. Es posible decir que los órganos consultivos de que dispone el Estado no operan.

La prensa ha sido escrupulosa en anticipar problemas totalmente previsibles. Por obvios se citan tres: depreciación del peso, la respetable angustia de nuestros paisanos ilegales y la revisión del TLCAN. Lo que no está claro son los alcances que adquirirán estos en la medida que se vayan especificando en ordenamientos estadunidenses. Son problemas fáciles de citar, pero difíciles de analizar y proponer vías de solución alternas.

Hay enigmas más profundos: 1. Cómo nos afectará la crisis sociopolítica interna de Estados Unidos, que está siendo ya terrible y que a plazos medio y largo pudiera ser de lo más lesivo. 2. Habría que descifrar cómo evalúa el grupo Trump al gobierno mexicano. Posiblemente lo vean sin respeto, como poco profesional, incoherente. De ello que una próxima visita de Peña Nieto a la Casa Blanca es todo un reto de aptitud y firmeza, que será rigurosamente calificada por la opinión pública. Dada la disparidad de personajes, sería un episodio riesgoso que puede llegar a ser desastroso.

Diseñar los escenarios pertinentes hubiera tomado el tiempo que sí hubo; por eso genera inevitable fascinación especular sobre cómo habrá procedido el gobierno de Ángela Merkel, tan duramente descalificada por Trump, o Donald Tusk, presidente del Consejo de la Unión Europea, estudiando los posibles cursos de acción de Trump ante Putin o Medio Oriente. Pronto sabremos por la prensa estadunidense de las reuniones de la Comunidad de Inteligencia de EU con el presidente electo para ofrecerle sensitive special briefings sobre la situación del mundo respecto de los intereses de su país. Lo harán por razones obvias, pero sobre todo porque poseen el material producto de un trabajo oportuno, profesional, metódico. A ellos les cautivará saber que aquí todo estaba fríamente calculado.